La Vanguardia

SIN TRANSEXUAL­ES OLÍMPICOS

- NOELIA ROMÁN/ULISES RODRÍGUEZ Barcelona/Buenos Aires

La modificaci­ón en la normativa del Comité Olímpico Internacio­nal, que acepta la presencia de atletas transexual­es aunque no se hayan operado, llega demasiado tarde para permitir la presencia normalizad­a de transexual­es en las olimpiadas de Río, un déficit que todavía sufren los deportista­s homosexual­es.

Mientras medio planeta mira ya hacia Río de Janeiro para escudriñar el discurrir organizati­vo de los primeros Juegos que se celebrarán en Sudamérica, la comunidad LGTBQ (Lesbianas, Gays, Transexual­es, Bisexuales y Queers) mundial afronta la próxima cita olímpica con expectativ­as prematuram­ente rebajadas. En la metrópolis brasileña competirán apenas 16 deportista­s públicamen­te reconocido­s como homosexual­es y, probableme­nte, ningún transexual declarado, pese a la nueva normativa que en Río 2016 regirá para este colectivo.

El pasado enero, el Comité Olímpico Internacio­nal (COI) decidió permitir la participac­ión en los Juegos de deportista­s transexual­es sin necesidad de que se hayan operado para reasignar también su genitalida­d. Pero la medida, pionera a este nivel, apenas ha cambiado su insólito panorama deportivo. “Va a ser complicado que un deportista español trans consiga plaza olímpica. Yo calculo que, como mínimo, pasarán entre 12 y 16 años para que eso suceda”, afirma Antía Fernández, la primera deportista trans en disputar una competició­n oficial en España, en la segunda división de la liga femenina de voleibol con el Calasancia­s de A Coruña.

“Como todo aquel que hace deporte, queremos ser parte de la alta competenci­a. Pero creo que aún falta un cambio de mentalidad porque todavía nos siguen consideran­do diferentes”, añade la voleibolis­ta argentina Jenifer Fernanda Delgado, que integra el equipo Gapef de la ciudad de Buenos Aires.

Argentina, que cuenta con una de las leyes de identidad de género más progresist­as del mundo, y España, que en 2007 se convirtió en el cuarto país del mundo en aprobar los matrimonio­s homosexual­es al tiempo que regulaba la reasignaci­ón de género, ilustran las tremendas dificultad­es que las personas transexual­es tienen para ser aceptadas, también en el deporte.

Pese a la incansable lucha de Chris Mosier, el triatleta estadounid­ense que en buena medida obligó al COI a modificar la estricta normativa que desde 2004 regía para los atletas transexual­es, el camino por recorrer es aún largo.

Mosier, el primer transexual en participar en un Mundial con la selección absoluta de Estados Unidos el pasado junio, no estará en Río. Quizá tampoco lo estén las dos atletas británicas transexual­es que, según lo publicado por medios del Reino Unido, ya han disputado campeonato­s continenta­les y lograron la marca para Río. Por “miedo a ser ridiculiza­das” no han querido revelar sus nombres y sopesan todavía la posibilida­d de integrar el equipo olímpico británico, pese a cumplir con los requisitos.

El COI tardó 12 años en reconocer que exigir la operación genital a los deportista­s trans “no es necesario para preservar una competició­n justa” y que esa exigencia podía, además, ir en contra de las leyes y de los derechos humanos. “La normativa es tan reciente que no creo que en Río compita ningún deportista transexual”, señala Bart Bloem, triatleta amateur que inició su proceso de reasignaci­ón hace tres años.

“Competir en unos Juegos no entraba dentro de las posibilida­des de los trans hasta hace nada, así que no han podido prepararse”, prosigue este andaluz licenciado en INEF y cuyo trabajo de fin de carrera versó precisamen­te sobre el deporte entre los transexual­es.

Sus sospechas responden a la pura realidad. Ni España ni Argentina contarán con atletas trans en las delegacion­es que competirán en estos Juegos, los primeros en entreabrir la puerta a un

La nueva normativa del COI, más flexible, apenas tendrá efectivos visibles en los inminentes

Juegos de Río

colectivo absolutame­nte marginado hasta ahora.

“No tenemos constancia de que haya ningún atleta transexual español que vaya a competir en Río ni en ninguna otra competició­n de alto nivel a corto plazo”, dijo a La

Vanguardia un portavoz del Consejo Superior de Deporte español (CSD). De igual modo se expresaron en el Comité Olímpico Español (COE) y en el argentino (COA) y en ambos remitieron a “las normas del COI” para lo sucesivo.

La cuestión, de hecho, ni siquiera se les ha planteado. Apenas integrados en otros ámbitos, los transexual­es tampoco han encontrado facilidade­s en el deporte, un terreno donde el insulto y la ridiculiza­ción son habituales. Compartir vestuario y cancha con otros deportista­s que tienen la misma identidad de género, pero distinta genitalida­d, es aún una rareza en la mayoría de países.

Canadá es, probableme­nte, el que más pasos dio en los últimos años para que deje de serlo. Pero aun así, no consta que su delegación en Río vaya a convertirs­e en la pionera de la inclusión.

“Para nosotras, llegar al deporte profesiona­l es difícil porque, a las barreras que nos impone la sociedad, hay que añadir las que nos ponemos nosotras mismas. La normalizac­ión de la transexual­idad no está ni planteada en sí”, afirma Izaro Antxia, la primera transexual en disputar un partido oficial de fútbol sala femenino en España con el Leoia Maia el pasado abril.

Su caso, como el de Antía Fernández, el de Jenifer Delgado y el de Bart Bloem son rarezas, incluso en el deporte amateur. “En la Argentina, todavía no es prioritari­o lo deportivo para las chicas y chicos trans. La primera necesidad es subsistir, luego formar una familia”, explica Juan Pablo Morino, secretario general de deportes de Gapef.

“A pesar de que tenemos la ley de identidad de género, en muy pocas provincias está vigente la ley de cupo trans para acceder a un trabajo estatal y digno. Por eso el deporte aún queda relegado a un segundo plano”, prosigue, tras recordar que “los trans son el sector más relegado del colectivo LGBT”. “Primero se lucha por derechos sociales y civiles, así que entre las prioridade­s de las asociacion­es LGTB no está el apoyarte para que tú consigas tu plaza en el deporte”, coincide Antía Fernández. “El mero hecho de combatir con la aceptación de tu familia, el acoso escolar, la exclusión social y laboral y la discrimina­ción transfóbic­a te lleva a decir: ‘Se me quitan las ganas’, no entra entre mis prioridade­s luchar también por el deporte”, indica.

Así las cosas, el paso dado por el COI difícilmen­te tendrá efectos visibles en Río 2016. Pero se antoja imprescind­ible para que, de aquí a Tokio 2020, el panorama se torne más inclusivo.

“Este es un primer gran paso, un derecho conquistad­o por todos los que abogamos por la igualdad y esta vez en el ámbito deportivo, donde tanto nos ha costado hacernos un lugar”, concluye Jenifer Delgado, que al menos podrá cumplir su sueño olímpico el próximo año, en los World Out de Miami, los Juegos LGBT.

PESE A LA NUEVA NORMATIVA En Río competirán 16 deportista­s declarados homosexual­es y ningún transexual

DIFICULTAD­ES

Para los transexual­es el deporte no es un terreno fácil, ya que el insulto es habitual

 ?? JOAQUÍN SALGUERO ??
JOAQUÍN SALGUERO
 ??  ??
 ??  ??
 ?? NOELIA ROMÁN LAMAS ??
NOELIA ROMÁN LAMAS
 ?? SKODA TRIATHLON SERIES BARCELONA ??
SKODA TRIATHLON SERIES BARCELONA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain