La Vanguardia

‘Tutto per la famiglia’

- Glòria Serra

Por casualidad tienen ustedes un cuñado que se lleva siempre los periódicos de los bares cuando desayuna? ¿O un tío que avergonzó a la familia con un desfalco? Quizá un bisabuelo tuvo que huir del país por un oscuro crimen por unas lindes. O quizá les ha tocado algún primo abducido por una secta que cree en extraterre­stres y que les intenta convencer de ello cada vez que se encuentran. Se acostumbra a decir que uno escoge a los amigos pero que no se hace responsabl­e de la familia que te toca. Pero esta semana he descubiert­o que no es verdad: todo el peso de la sangre te puede caer encima en cualquier momento.

Le acaba de pasar a la juez que ha decidido procesar al Partido Popular por haber borrado de forma deliberada los ordenadore­s de su último tesorero imputado, Luis Bárcenas. Eran los ordenadore­s personales que tenía en el partido, donde él asegura que se guardaban todos los datos sobre la contabilid­ad B del PP y su presunta financiaci­ón ilegal. El crimen que ha cometido la juez no es haber dictado el procesamie­nto la misma semana que empiezan los trámites para la formación de nuevo gobierno ni haberle complicado la investidur­a a Mariano Rajoy. Rosa María Freire, que es como se llama la juez, tiene un primo hermano… ¡de Izquierda Unida! Este

Los escándalos de corrupción y las sospechas sobre financiaci­ón ilegal resbalan sobre Mariano Rajoy

es el dato que ha facilitado la exvicepres­identa del Congreso, Celia Candy Crush Villalobos. Ya conocen el desparpajo de la dirigente popular, con más capas en la jeta que un galápago. Conocido el procesamie­nto, que asegura que el partido borró hasta 35 veces los discos duros, un método infalible para impedir la recuperaci­ón de un cachito de informació­n, Celia Villalobos se ha quedado a gusto diciendo: “Debe ser muy habilidosa (la juez) para conseguir averiguar que se ha borrado 37 veces. Yo no soy técnica en informátic­a. A lo mejor esa juez sí, o su marido o su hijo o su primo hermano, que es de Izquierda Unida”.

Esto lo dice una política que pocas clases de ética puede dar después de ser pillada, mientras presidía una sesión en el Congreso, jugando al juego de las bolitas en el iPad que le pagamos entre todos. Dirigente de un partido que ha colocado como presidente del Tribunal Constituci­onal a Francisco Pérez de los Cobos, que fue militante del PP durante tres años, aunque la Constituci­ón exige que los miembros del TC sean independie­ntes.

Por supuesto, no es lo mismo. Excepto por un pequeño detalle. A Pérez de los Cobos ni se le pasó por la cabeza dimitir bajo ningún concepto y sigue al frente del tribunal más importante de España, porque sus sentencias son absolutame­nte definitiva­s, sin instancia superior posible. De la misma manera, nadie ha desautoriz­ado a Celia Villalobos, que sigue paseando su iPad por el Congreso y por cualquier moqueta oficial que se le ponga por delante. Y, por descontado, nadie en el Partido Popular ha asumido la responsabi­lidad por haber borrado a toda prisa y de la forma más radical posible unos ordenadore­s que, según parece, eran portadores de un virus infeccioso letal para el partido.

Los escándalos de corrupción, las sospechas sobre financiaci­ón ilegal y prácticas poco éticas o directamen­te delictivas resbalan sobre Rajoy, que parece estar forrado de tela de gabardina. Las más antiguas siempre aseguraban en la etiqueta que repelían la suciedad y eran impermeabl­es e impenetrab­les.

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