Arenys de Mar reclama el blindaje de las vías del tren
Renfe apoya la petición del Ayuntamiento para que Adif concluya el cierre del perímetro de la estación con vallas
Son cientos las personas que a diario viajan sin billete en los trenes de Rodalies Renfe desde Arenys de Mar (Maresme) gracias a las facilidades que les brinda la gestora de infraestructuras ferroviarias Adif para acceder a los vagones sin más esfuerzo que superar una pequeña valla de 90 centímetros de altura. Ante el peligro que este tipo de acciones supone, ya que los sin billete cruzan por la N-II, el Ayuntamiento ha reclamado a la administradora ferroviaria que finalice el blindaje del perímetro de la estación, una petición que también cuenta con el apoyo de Renfe, la otra compañía ferroviaria involucrada.
Es muy habitual en la calle Platja Cassà, el vial paralelo a la carretera, escuchar los frenazos y el claxon de los vehículos que tienen que sortear a los imprudentes que acceden a la estación de Renfe de Arenys de Mar tras cruzar los cuatro carriles de la N-II, en una zona en la que por el momento no se han tenido que lamentar atropellos graves, según informa la policía local. “Tienen un paso subterráneo y otro regulado por semáforo a cincuenta metros”, inciden los agentes, pero queda lejos del “acceso gratuito por la valla” y es más rápido sortear los coches, cruzar la carretera y subir al tren. Desde Adif, son conscientes de este tipo de conductas imprudentes y recuerdan que las sanciones por cruzar las vías por lugares no señalizados pueden ascender hasta los 6.000 euros, pero ante los requerimientos municipales se limitan a reiterar que “estudiaremos cualquier petición”.
“Vemos cruzar a todo tipo de personas: ancianos, mujeres con coches de bebé, vendedores de pescado o gente con perros”, explican unos vecinos sorprendidos por la laxitud de las administraciones y la ausencia de personal de seguridad ya que, en caso de haberlo, “se quedan en el interior de la estación, junto a las canceladoras” o sea, vigilando a los viajeros con billete, “mientras que a escasos veinte metros se les cuelan por centenares”, ironiza una cliente habitual. Tampoco es inusual el sobresalto que padecen los vecinos cuando los trenes lanzan potentes bocinazos y pitidos advirtiendo de su llegada a los que están cruzando las vías, una situación que, según opinan algunos residentes, “vulnera todas las normativas sobre ruidos y vibraciones en un espacio urbano”. Desde que fue remodelada en el 2013, la estación Renfe de Arenys de Mar evidencia graves deficiencias en seguridad que mantienen en constante peligro las vidas de aquellos que insisten en viajar gratis, como sucedió con el arrollamiento mortal de un vecino de la localidad en abril del 2015 que cruzaba las vías por la zona sin barreras y no oyó la llegada del tren porque llevaba auriculares.
El Ayuntamiento arenyense, según ha confirmado la alcaldesa de la pobllación, Annabel Moreno, aprovechará la predisposición de las empresas concesionarias del servicio ferroviario –dispuestas a ceder la gestión del estacionamiento– para pedir que “acaben de completar el vallado del perímetro”.
Unas vallas que se empezaron a instalar hace un año “sólo por la parte de la carretera N-II” por lo que el acceso desde el Camí de Mar, junto a la playa, está libre de obstáculos, y que, durante la fiesta mayor, obliga a poner un vallado de obra provisional.
Y es que Adif sólo coloca vallas “entre el final de los andenes, las agujas de entrada y la estación” aunque el resto del perímetro quede desprotegido. A finales del 2015 la gestora de instalaciones ferroviarias invirtió en la estación de Arenys de Mar 50.000 euros en la colocación de 176 metros de vallas antivandálicas, insuficientes ya que sólo protegen la mitad de la zona de vías. “¿De qué sirve colocar media valla?”, se preguntan los usuarios de Rodalies si los que viajan sin billete “sólo tienen que andar unos metros más” de la zona de vías.
Muchos pasajeros se arriesgan cruzando los cuatro carriles de la N-II para acceder a los ferrocarriles sin pagar