Un cerebro al desnudo
Antonio Lobato, el calvo más famoso de la tele, enseña que lo importante es el seso en ‘Desafía tu mente’ de La 1
Si se celebrase un campeonato español de calvos famosos, seguramente encabezarían la clasificación Antonio Lobato o aquel calvo que anunciaba la lotería de Navidad. Popular y sucesivamente llamado y conocido como el calvo de Telecinco, el calvo de La Sexta y el calvo de la fórmula 1, Lobato es ahora el calvo que presenta Desafía tu mente, su nuevo programa en La 1 que regresará en septiembre tras el paréntesis estival. Nacido en Oviedo, se licenció en Ciencias de la Información en Madrid y debutó como periodista deportivo en el diario ABC. Su carrera profesional discurrió también por Radio España y Onda cero, hasta que apareció por primera vez en la pantalla en Telecinco, donde se hizo célebre en los informativos de deportes, ascendió a subdirector y se convirtió en tan mito como su amigo Fernando Alonso cuando comenzó a presentar los campeonatos de fórmula 1.
De apariencia casi tan enjuta como un corredor de motociclismo, Lobato lo sabe todo sobre bicicletas, motos y bólidos. Hecho su rodaje en los Juegos Olímpicos de Barcelona, ganaría años después el Ondas por sus retransmisiones en directo de La Sexta. Dotado de una labia proverbial y de una rápida capacidad para la metáfora, su lenguaje ha dado suficiente material verbal para generar páginas cibernéticas con sus más célebres frases, que crean hábito entre sus admiradores y los coleccionistas de frases célebres. De mirada penetrante y gesticulación activa, no disimula su pasión por las competiciones. Acostumbrado a los riesgos de la alta velocidad, asume su nuevo programa como un reto, ya que pocos le habrían imaginado como presentador de un concurso basado en las trampas de la percepción y del cerebro. “Vamos a explicarles lo que son las fuerzas G, van a ver que no tienen nada que ver con el sexo”, dijo una vez durante una retransmisión de fórmula 1. Visto su nuevo programa, ahora parece una premonición.
Que le gusta jugar con las palabras y las ideas ya se sabía, pero que le atraen tanto los secretos, los mecanismos y las reacciones cerebrales y mentales y que las sabe convertir en juegos, experimentos y desafíos ha sido una grata sorpresa para su audiencia. Si se suma que su espacio es participativo, interactivo y familiar aunque el horario sea poco familiar, Lobato se desenvuelve con una maestría poco común en asuntos sobre cómo influye el sol en la percepción de los objetos, en simular un martillazo a sus invitados, en qué hace el cerebro cuando recibe dos estímulos a la vez, en saber si es más rápido el ojo que la mano, en el sentido del paso del tiempo, en cómo engaña la vista, en la visión periférica, en las confusiones de colores y claroscuros... Son asuntos de física, química y ciencias que podrían resultar áridos, sesudos y complejos, pero que Lobato, acompañado de expertos e invitados populares, los transforma en amenos, accesibles y sencillos. Practicante del enseñar deleitando y sin devanarse los sesos, el calvo de tantas cadenas de televisión demuestra que lo realmente importante de los cráneos y las cabezas no es el continente, sino el contenido.