Crisis y avances del cristianismo
En muchas iglesias católicas de nuestras ciudades asiste poca gente a la misa dominical y, en su mayor parte, de edad avanzada. Las vocaciones sacerdotales, religiosas o de celibato apostólico están bajo mínimos. Las bodas religiosas han bajado. En suma, una caída espectacular respecto a medio siglo atrás. No solo ocurre en España, aunque Catalunya está más descristianizada, sino que es un fenómeno general en toda la Europa Occidental.
Si la crisis es fuerte entre los católicos, aún es mucho más acentuada en el mundo protestante, especialmente entre luteranos, anglicanos y calvinistas. Entre los protestantes sólo se salvan de la debacle núcleos pentecostales y evangélicos, poco presentes en Europa. En algún país europeo la suma de los que se declaran agnósticos y ateos iguala o supera al de cristianos, hay zonas en que casi la única religión que se percibe presente es la musulmana, y en Occidente se da una verdadera persecución contra los cristianos, que no es cruenta pero si una persistente presión, un mobbing, para apartarlos de toda presencia pública, silenciarlos, eliminar los símbolos. Algunos llegan a la conclusión de que en pocos años solo quedarán núcleos marginales del cristianismo. Hay quien habla de poscristianismo.
Sin poner en la balanza la fe del cristiano en el poder de Dios y la seguridad de que Él dirige la historia, merece la pena analizar las estadísticas globales, porque aún siendo verdad lo anterior no abarca toda la realidad. A diferencia de Europa, tal proceso de descristianización o irreligiosidad no se da en Estados Unidos ni en otras partes del mundo. En USA hay 236 millones de cristianos, en Brasil 167, en Rusia 125, en México 113, en Filipinas 84…, y, lo que es más significativo, el cristianismo crece a buen ritmo en muchos países africanos y asiáticos, que cada vez concentran mayor porcentaje de la población mundial. Hay 35 millones en Sudáfrica, 60 en la India, 12 en Corea del Sur, 58 en Nigeria, y, aunque no se tiene datos seguros por el régimen comunista, ya se habla de 80 millones en China. En total hay en el mundo unos 2.200 millones de cristianos, de los cuales el 51 por ciento son católicos, 37 por ciento protestantes y 12 por ciento ortodoxos. Los católicos aumentan unos cuantos millones cada año, aunque la religión que más crece en las últimas décadas es el islam, con unos 1.600 millones de fieles. Este mayor crecimiento en buena parte se debe a que las familias musulmanas tienen muchos más hijos que las cristianas.
Siguiendo con las estadísticas. En el año 1910 el 66,3 por ciento de los cristianos vivía en Europa, el 27,1 en América y eran muy pocos en el resto del mundo. Hoy América tiene el 37 por ciento, Europa el 25 por ciento, y son muy numerosos en Asia y África. El mundo ya no es eurocéntrico en el campo religioso, como tampoco en el económico, ni en el militar, ni en el cultural. Hoy Estados Unidos va por delante prácticamente en todo, y algunos grandes países que décadas atrás no tenían relevancia en la esfera mundial ahora están en primera fila. Europa ni siquiera es capaz de afrontar la crisis de refugiados y para su defensa ha de recurrir el paraguas norteamericano. Europa ya no marca tendencias, ya no señala el rumbo, su predominio quedó en el pasado.
Algunos pensadores europeos han afirmado que la religión languidece de manera imparable ante el avance del secularismo. No está nada claro si se mira el paisaje completo y no solo un rincón. A nivel mundial se está produciendo un reverdecimiento religioso desregulado, no ligado a una iglesia determinada, con creencias más o menos sincretistas, y el cristianismo crece en continentes que tienen más peso que Europa. Además, en ésta las minorías religiosas que continúan son mucho más activas.
Europa rehusó conservar sus raíces. ¿Qué dirían hoy dirigentes históricos de primera fila como Schumann, Monnet, De Gasperi, Adenauer? Ni siquiera se aceptó que la Constitución europea aludiera a las raíces cristianas de Europa, en parte porque el presidente francés y masón Valery Giscard d’Estaing se opuso cuando revisó el borrador del texto en 2002-2003. Pero quien pierde las raíces difícilmente puede hacer grandes cosas. La Europa de este principio del tercer milenio es similar al Imperio romano de la última etapa. Es una sociedad hedonista, descreída, en la que la gente ha perdido el sentido de la vida y ni tiene valores por los que luchar ni razones para hacerlo. Solo vive de sus rentas históricas.
Los católicos crecen unos cuantos millones cada año, pero fuera de Europa, aunque la religión que más aumenta en las últimas décadas es el islam