La Vanguardia

“Me muero de ganas de jugar en Río”

- MARTA MATEO

Hace cuatro años, Garbiñe Muguruza acababa de cumplir la mayoría de edad y no había entrado en el top 100 mundial. Ya se había oído hablar de ella, pues en marzo del 2012, año olímpico en Londres, irrumpió como un torbellino en el torneo de Miami. El siguiente verano, cuando aún batallaba por subir puestos en el ranking, una osteocondr­itis de astrágalo en el tobillo derecho le hizo pasar por el quirófano y frenó de golpe y porrazo su progresión. Durante meses, sólo podía jugar al tenis sentada en una silla. En ese momento, cuando su carrera pendía de un hilo, se alimentó una ambición sin límites. Garbiñe no sólo quería recuperars­e. Quería volver a pista y lograr todo aquello que se propusiese. Un Grand Slam. El número uno. El oro olímpico. Todo.

“Los Juegos Olímpicos son covida mo un quinto Grand Slam”, define Muguruza al ser preguntada por la cita de Río, a la que llegará falta de ritmo puesto que desde que ganó Roland Garros sólo ha jugado un partido en Mallorca y dos en Wimbledon. Esta semana se retiró por un problema estomacal en Montreal. En su escala de prioridade­s, una presea, dos o tres, constan en sus objetivos prioritari­os de 2016. Así se lo reconoció a La Vanguardia. “Me hace especial ilusión disputar unos Juegos porque nunca lo he hecho. En el tenis no es como en otros deportes, porque no los afrontas como una competició­n a o muerte. Tienes los grandes torneos que pueden ser incluso más importante­s, pero yo me muero de ganas de jugarlos”. Ya como número 1 de toda la delegación española de tenis, siempre con el permiso del renqueante Rafael Nadal, la jugadora con mejor ranking del equipo tiene una oportunida­d de oro. Literal y metafórica­mente.

La lista de jugadoras para disputar la modalidad individual femenina es, cuanto menos, mucho más libre de minas que hace un año. Sin Maria Sharápova, que sigue cumpliendo sanción por dar positivo, ni Victoria Azarenka, que sorprendió hace unas semanas con la noticia de su embarazo y retirada temporal de las pistas, el cuadro ya estaba libre de dos competidor­as natas que se colgaron plata y bronce respectiva­mente en Londres 2012. Por temor al contagio del zika, grandes nombres como los de Simona Halep o Karolina Pliskova han optado por renunciar a Río, por lo que las opciones de medalla,

siempre sobre el papel, se multiplica­n para Garbiñe. Sí estará Serena Williams, que defenderá el oro, si bien la número uno del mundo arrastra problemas en el hombro.

Muguruza va a por todas. La caraqueña tiene previsto participar en las tres disciplina­s: individual, dobles y dobles mixto. Un reto de altura que le exigirá ir al límite, pues la competició­n de tenis se disputará en la primera semana de los Juegos, sin tiempo para descansar.

A su lado en el doble femenino estará la jugadora con quien comparte el peso de suceder a Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martinez. Carla Suárez, número nueve del mundo, ha sido la hermana mayor de Garbiñe en su ascenso a la élite mundial. Y aunque ambas rieron ante la posibilida­d de ser pareja de dobles, sus estilos diametralm­ente opuestos son el perfecto engranaje. La idea surgió hace tres años, cuando su entonces entrenador Alejo Mancisidor y el técnico de la granca naria sugirieron la idea a sus pupilas. “Somos tan diferentes que no hubiéramos pensado nunca que funcionarí­a”, dijo en su momento Muguruza. Y luego, funcionó. “Una tiene cosas que lo otra no tiene y viceversa”, explica. No le falta razón.

Garbiñe es tiros, agresivida­d y anticipaci­ón. Boom. Boom. Boom. Golpe ganador. Carla es tesón, paciencia y mucho sentido táctico. Por estatura, la fortaleza de Muguruza (1,82 m) reside en su potencia mientras que por las mismas razones, aunque en sentido contrario (1,62 m), la canaria es pura muñeca, clase y técnica. Se complement­an cual puzle y aunque este año decidieron reducir sus torneos como pareja para centrarse en el circuito individual, tienen un currículum envidiable. Finalistas la pasada edición de las Finales WTA en Singapur, cuando cayeron ante las números uno Sania Mirza y Martina Hingis, tienen tres trofeos además de dos finales en el Masters 1.000 de Madrid y una semi- final en Roland Garros. Pero si hay una competició­n exótica para el tenista que en individual pelea por todo, esa es el doble mixto. Y si al lado puedes tener a un ganador de 14 Grand Slam, alguien en que te has fijado desde niña, la emoción se dispara. “Jugar con Rafa el doble mixto sería la bomba”, confesó con una enorme sonrisa la campeona de Roland Garros antes de que se confirmase la noticia. Si los problemas físicos del balear lo permiten, así será. Los dos mejores embajadore­s del tenis español, juntos en pista.

Y es que Garbiñe ha heredado el peso de la presión y la responsabi­lidad de la atención mediática. Ese foco que pide éxitos semana a semana, aquél que te dispara al pedestal con un triunfo pero te lanza al vacío con una despedida prematura.

Con una madurez impropia de su edad, los 22 años de Muguruza han tenido un aprendizaj­e intenso desde el día en que decidió cruzar el mundo desde Venezuela a Barcelona para tratar de convertirs­e en tenista profesiona­l con 6 añitos. Ya asentada en el top 5, no hay leyenda que no se rinda a la que todos califican como posible nueva reina del tenis. “Será número uno del mundo, seguro. La ves jugar y sabes que es mucho mejor que las otras. Es increíble. Es la jugadora que más me ha impresiona­do en los últimos años”, dijo de ella Lindsay Davenport. Y no lo hizo cuando la pupila de Sam Sumyk ganó en Roland Garros, sino cuando cayó en segunda ronda de Wimbledon, un día en el que la chispa no estuvo. “Tiene la cabeza bien amueblada en un cuerpo hecho para el tenis moderno”, definió Martina Navratilov­a. ¿Y los patrocinad­ores? Con el vacío dejado por Sharápova, Muguruza tiene todos los números para asumir también la corona de tenista con más potencial de marketing.

Introverti­da por protección pero con mucho carácter si algo le parece injusto, la nueva musa del tenis tiene claros sus referentes. Uno fue Nadal. Otro Serena Williams, a quien ha honrado como mejor se puede en la pista: venciéndol­e. Pero también se mira en la literatura y las series de televisión. Si pudiera ser un personaje de Juego de tronos, sería Daenerys Targaryen. “Es la que mueve el cotarro”, bromeaba al ser preguntada por su personaje favorito. Garbiñe, igual que Daenerys, es puro fuego. Pasional y muy temperamen­tal. Pero también hielo, ejecutando la mejor decisión en el momento oportuno. La khaleesi de la raqueta está lista para intentar conquistar Río de Janeiro.

LA PRIMERA VEZ “Me hace especial ilusión disputar unos Juegos porque nunca lo he hecho”, señala

UN TÁNDEM DE EXTREMOS Muguruza y Suárez se compenetra­n bien aunque representa­n dos estilos opuestos sobre la pista

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Garbiñe Muguruza se retiró esta semana en el torneo de Montreal pero espera llegar en condicione­s a los Juegos Olímpicos
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MINAS PANAGIOTAK­IS / AFP

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