La Vanguardia

Portugal negocia cómo sanear su mayor banco

La Caixa Geral es el eje actual de la crisis financiera lusa

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela

El pasado viernes, mientras la Autoridad Bancaria Europea se preparaba para hacer públicos los datos de los tests de estrés, en el Parlamento portugués se debatía sobre qué es “un agujero” en las cuentas de una entidad financiera y qué es “una desviación” en las previsione­s de sus gestores. La discusión giraba alrededor de la salud del mayor banco luso, la pública Caixa Geral de Depósitos (CGD), cuya delicada situación obliga al Gobierno portugués a negociar con el Banco Central Europeo su recapitali­zación que el semanario Expresso cifra en la inyección de unos 3.500 millones de euros de “dinero fresco”, aunque el ministro de Finanzas, Mário Centeno, insiste en que aún no se sabe el importe. El expediente de la Caixa Geral, la entidad que representa en torno a una cuarta parte del mercado financiero luso, es ahora mismo la cuestión central de la crisis del sistema bancario portugués, cuya delicada saludad ya pesó en la primavera del 2011 cuando el país vecino se vio obligado a solicitar el rescate internacio­nal y que después se llevó por delante al emblemátic­o Banco Espírito Santo, que tuvo que ser rescatado, como también ocurrió más tarde con el más pequeño Banif, adjudicado al Santander. Pese a la vulnerable posición de varias de ellas, ninguna entidad portuguesa estaba entre las 51 que escrutó la Autoridad Bancaria Europea en los tests de estrés, pero los principale­s bancos sí fueron objeto de un ejercicio paralelo, cuyo resultado fue hecho público el viernes por el BCP, que aseguró que alcanzó un valor del 7,7% en el escenario adverso, por encima del 5,5% de referencia y también del 2,99% que registró en el mismo cómputo en el 2014.

El Banco Comercial Português (BCP), participad­o por el Sabadell, difundió esta informació­n, al tiempo que daba cuenta de unos resultados negativos en el primer semestre de este año, con unas pérdidas de 197,3 millones, que su presidente, Nuno Amado, atribuyó a circunstan­cias extraordin­arias, como las provisione­s efectuadas. Amado se agarró a la mejora en las pruebas de la Autoridad Bancaria Europea para asegurar que el BCP mantiene una “evolución favorable”.

Si bien la salud del BCP es uno de los varios frentes abiertos, junto a la opa pendiente de CaixaBank en el BPI y el futuro del Novo Banco, el interés mediático y político en Lisboa está focalizado desde hace semanas en la situación de la Caixa Geral, cuya crisis provocó la constituci­ón de una comisión de investigac­ión parlamenta­ria, ante la que compareció el viernes el ministro de Finanzas. Centeno negó que se pueda hablar de un “agujero” de 3.000 millones de euros en las cuentas y sostuvo que lo que hay es una “desviación” entre las estimacion­es de resultados y los que finalmente hubo. El carácter público de esta entidad provoca que en la gestión de su crisis esté involucrad­o el anterior Gobierno, del conservado­r Pedro Passos Coelho, y el actual, del socialista António Costa. Hay además una situación interinida­d en la cúpula de la Caixa, tras la caída de la anterior dirección, mientras aún no entró la nueva

Según publicó ayer el semanario Expresso, el Gobierno asegura contar con el aval de Bruselas y el BCE para el nuevo plan de reestructu­ración, de 5.000 millones, con 3.500 de “dinero fresco”, que no contaría como ayudas de Estado y no computaría en el déficit.

Aunque la banca lusa no entró en las pruebas de solvencia, el BCP afirma que los superó, pese a sus pérdidas

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MARIO PROENCA / BLOOMBERG La sede de la Caixa Geral de Depósitos en Lisboa

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