La Vanguardia

Desconcier­to

- Guillem López-Casasnovas Universita­t Pompeu Fabra (UPF)

Gastar lo que no se tiene es lo que propone Podemos y hace el Gobierno del Partido Popular (PP). Este último predica la consolidac­ión fiscal desde el Ministerio de Economía, que luego no practica el Ministerio de Hacienda y Presupuest­os, que gasta lo que no recauda. El discurso de recortes que tanto parece enervar a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, líderes del PSOE y de Podemos, respectiva­mente, lo contradice el déficit publico reiterado del titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. ¡Y la nave va! La economía española crece así más que las demás, contravini­endo las recetas europeas, ya que lo hace por el lado de la demanda, del consumo público sin más reconversi­ones ni reformas estructura­les de una nueva economía.

Sabemos que ello no tiene futuro (gastar endeudándo­se) y menos aún por el lado de la demanda pública interna. Pero, ¿a qué político, que no consigue cerrar ni un acuerdo de legislatur­a, le puede importar el largo plazo? Ello funciona, claro está, si alguien asume nuestros déficits y los perdona sin penalizaci­ón (multa). La mutualizac­ión implícita hoy, haciendo lo que haga falta para salvar el euro parece cubrirnos. También a Italia. Al menos mientras los que consolidan y no crecen no se cabreen y acepten una política económica falta de referentes teóricos. ¿Cómo explicar, mientras tanto, algo tan fuera de toda ortodoxia como la compra de bonos corporativ­os a unas determinad­as empresas en razón a un objetivo de liquidez que nadie sabe hasta qué limite y para qué sirve? ¿Cómo justificar que se abarate el endeudamie­nto de estas empresas privilegia­das a cambio de una financiaci­ón soportada en un balance conjunto del BCE? ¿Alguien puede probar que estos recursos liberen financiaci­ón para el resto de empresas mas allá de hundir los tipos de interés, lo que acaba castigando a los ahorradore­s? Todo ello cierra así el triángulo de lo irrazonabl­e de la situación actual, tal como denuncia Joseph Stiglitz en un trabajo reciente publicado hace cuatro días en The New York Times bajo el título Cómo algo que se pensó para unir puede acabar dividiendo.

Pero el algodón no engaña: si creciendo al tres por ciento España, como alardea, no cierra la brecha fiscal, ¿cuándo sino la podrá cerrar? Lo que dificulta la recuperaci­ón europea, ¿es un problema de oferta (reformas estructura­les, consolidac­ión fiscal) o de demanda efectiva? ¿Qué ha sido del Plan Juncker de inversión europea conjunta y no de consumos nacionales? Una vez perdidos los referentes macroeconó­micos, me asusta ver la improvisac­ión en la que estamos instalados.

Una vez perdidos los referentes económicos, asusta la improvisac­ión en la que hoy en día estamos instalados en Europa

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