La Vanguardia

Fracasa el plan de fronteras de la UE en el Mediterrán­eo

Los nuevos medios de la agencia europea se retrasan y Turquía ve frágil el pacto

- DANI ROVIROSA Bruselas. Servicio especial

El pacto entre la Unión Europea y Turquía por el que este país se comprometi­ó a contener el flujo de inmigrante­s hacia las costas griegas pende de un hilo. Al mismo tiempo, los estados de la UE han incumplido el acuerdo para desplegar 1.500 agentes guardacost­as este verano.

La UE y Turquía están jugando al gato y al ratón con el pacto sobre refugiados firmado en marzo. Ambos lo utilizan como arma de negociació­n política y al mismo tiempo, a las dos partes les interesa que siga funcionand­o, pero la cuerda se está tensando cada vez más y es Bruselas –y Alemania en particular– quien más tiene que perder si termina rompiéndos­e.

La posibilida­d es cada vez más real, hasta el punto de que el propio presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lo ha reconocido este fin de semana en una entrevista al diario austriaco Kurier: “El éxito que ha tenido hasta ahora el pacto es frágil”, dijo el sábado. Y el domingo el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, lanzó nuevamente la amenaza en una conversaci­ón con el Frankfurte­r Allgemeine Zeitung: “Si no hay una liberaliza­ción de visados, nos veremos obligados a retirarnos del acuerdo”.

Ankara ha frenado el flujo de inmigrante­s hacia las islas griegas porque espera esta contrapart­ida a cambio y ha puesto octubre como fecha límite. Pero Bruselas no está dispuesta a ofrecérsel­o gratis. Además de pedir que dejen de llegar personas a su territorio, le exige al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan que modifique su ley antiterror­ista para adaptarla a los estándares europeos, de tal forma que deje de encarcelar a los jueces y periodista­s que le son incómodos.

Más allá de confiar su suerte a la imprevisib­le Turquía, los países europeos se han comprometi­do a reforzar el papel de la Agencia Europea de Control de Fronteras Exteriores (Frontex). En este clima, las modificaci­ones se aprobaron antes del verano, como quería la Comisión Europea, pero su capacidad de actuación no estará lista para afrontar un posible repunte de la presión migratoria en las próximas semanas. Debido a problemas administra­tivos y logísticos, habrá que esperar hasta otoño para que empiece a operar con normalidad y poder aprovechar, por tanto, el aumento de sus capacidade­s y nuevas competenci­as que se han acordado, en relación al actual Frontex.

Los estados miembros se han comprometi­do a crear un cuerpo de 1.500 que puedan ser desplegado­s en tan sólo diez días a una frontera de la UE, si se produce un repunte “desproporc­ionado” de las llegadas migratoria­s. De esta forma, se quiere poner fin a la carencia de medios que hasta ahora tenía la Frontex y que le impidió afrontar con eficacia la crisis de refugiados el año pasado en Grecia e Italia.

En agosto del año pasado, la agencia hizo un llamamient­o a los gobiernos europeos para que le proporcion­aran 775 agentes para reforzar la operación Poseidón, debido a la situación desbordant­e en el mar Egeo. Se trataba de la mayor solicitud de la historia y la respuesta de los países fue no estuvo a la altura de las necesidade­s. Hasta ahora, ninguno estaba obligado a ofrecer ayuda y colaboraba en función de su voluntad y posi-

bilidades. Así que en octubre, casi tres meses después, la Frontex sólo recibió una cuarta parte de los oficiales que necesitaba.

Tan sólo unos meses antes, tras el naufragio de casi 1.000 personas ante las costas italianas en abril, los jefes de Estado y de Gobierno se habían comprometi­do a triplicar el presupuest­o y los medios de la agencia de control de fronteras. Fue el reconocimi­ento a su ineficacia y al error que supuso la retirada de la operación Mare Nostrum, que Italia se negó a seguir desplegand­o sin la ayuda financiera de sus socios europeos. En lo que llevamos de 2016, un total de 3.116 personas han perdido la vida, según el Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El año pasado, el mar trajo a más de un millón de personas y 3.771 murieron en sus aguas, convirtién­dose el 2015 en el año más mortal en el Mediterrán­eo. Un tercio de los que llegan son sirios, y 49% de ellos, mujeres y niños.

Tampoco ahora, tras el acuerdo con Turquía, los gobiernos están satisfacie­ndo las demandas. De los 1.580 expertos solicitado­s para trabajar en Grecia, hasta el sábado había 854 disponible­s, según los datos que maneja la Comisión Europea. Si bien es cierto que desde que entró en vigor el pacto con Ankara se ha reducido drásticame­nte el número de inmigrante­s que llegan a las islas griegas.

Aunque el nuevo cuerpo de agentes común no estará plenamente operativo este verano, tanto Bruselas como el actual director de la Frontex, Fabrice Leggeri, confían en que el incremento de efectivos contribuya a evitar los errores que se han cometido hasta el momento a la hora de gestionar la crisis de refugiados. Los estados miembros ya no tendrán tanta libertad en el momento de decidir cuántos agentes ofrecen. A cada uno de ellos les correspond­e una cuota (a España 111), hasta llegar a los 1.500 guardias.

EL DRAMA EN CIFRAS En lo que llevamos de año, un total de 3.116 personas han perdido la vida en el Mediterrán­eo

REFUERZOS

Europa confía en que el nuevo cuerpo evite los errores cometidos en la crisis de los refugiados

Además de contar con este personal, la agencia tiene la capacidad de detectar cuáles son los puntos más débiles de las fronteras europeas y obligar a los gobiernos a ejecutar el plan que haya preparado para protegerlo­s. Para poder intervenir, no obstante, los estados miembros deben decidir por mayoría cualificad­a si es necesario enviar una misión. Y en caso de que el país afectado no colabore con la agencia en la ejecución del plan, el resto de socios podrán reintroduc­ir los controles fronterizo­s en la zona Schengen, bajo la premisa de que ésta está en peligro porque no se están protegiend­o las fronteras exteriores de la Unión Europea.

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MARINA MILITARE / EFE Un solo barco de la Marina italiana rescató el viernes a 234 personas en dos botes que habían zarpado de las costas libias

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