Hombres con velo, mujeres descubiertas
LAS fotos de la campaña #meninjihab, que muestran a hombres iraníes con velo junto a mujeres con el cabello suelto y vestidos de verano, son ciertamente impactantes. Por insólitas. Por un lado, invitan a solidarizarse con esta ciudadanía que se arriesga a la persecución de las autoridades religiosas con su gesto de denuncia a rostro descubierto. La sociedad iraní, menos dispuesta que la de otros países islámicos a someterse a los guardianes de la moral, da pasos que conviene valorar. Por otro lado, la campaña nos reconcilia con las redes sociales y su capacidad de servir de altavoz global de movimientos que defienden, como es el caso, la igualdad entre hombres y mujeres.
Hay que matizar, eso sí, que se trata de una protesta de alcance limitado en un contexto en que el velo amplía su presencia incluso en las propias sociedades occidentales, donde cuenta con la comprensión de representantes de la izquierda a quienes preocupa más el respeto de las diferencias culturales que evitar que esta prenda se convierta en un instrumento para someter a la mujer. Además, el mismo Twitter que ahora amplifica ese mensaje solidario de los hombres iraníes fue la red que vehiculó hace unos meses una campaña opuesta que también usaba, paradójicamente, fotos de hombres con velo. Se denominaba #TousVoilés (todos con velo) y se impulsó contra la ministra francesa que criticó a las marcas de alta costura que diseñan modelos islámicos.
¿Qué lectura positiva puede hacerse, en cualquier caso, de la campaña #meninjihab? Observada desde aquí y en esta hora compleja, la evidencia de que las sociedades musulmanas no tienen por qué ser vistas como ese bloque monolítico que a veces aparentan ser. De entrada, ahora constatamos que hay hombres feministas en Irán que se atreven a dar la cara.