Macri reconcilia al Gobierno argentino con el sector agropecuario
Un presidente regresa quince años después a la relevante Exposición Rural
Un hipnotizador de gallinas fue una de las dos grandes atracciones de la Exposición Rural de este año. La otra fue el presidente de Argentina. La diferencia es que Fernando Tanoira, de 88 años, es un asiduo de la principal feria agropecuaria del país, mientras que la máxima autoridad llevaba quince años sin pisar el palco central de La Rural, el histórico recinto del barrio de Palermo, lo que hasta la llegada del kirchnerismo era casi una obligación para cualquier presidente.
Mauricio Macri acudió varias veces siendo alcalde de Buenos Aires, pero el último jefe de Estado en encabezar la apertura oficial de la feria había sido el radical Fernando de la Rúa en el 2001.
El mandatario centroderechista fue recibido con aplausos eufóricos por el público, entre los cuales estaba representado buena parte del empresariado, no sólo del campo sino también del sector industrial. O sea, la oligarquía argentina, según la terminología usada por el matrimonio Kirchner durante sus doce años en el poder.
“Hace siete meses que trabajamos en el equipo de gobierno para que el campo sienta que se le ha sacado la pata de encima y, todo lo contrario, se le está tendiendo la mano”, dijo Macri en su discurso, en alusión a una de las primeras medidas que tomó al asumir el cargo, cuando eliminó casi por completo las polémicas retenciones –imdrones”, puesto a la exportación– para los productos agrícolas.
Este tributo provocó en el 2008 una de las crisis más graves del kirchnerismo. Cristina Fernández acababa de llegar a la Casa Rosada y decidió aumentar las retenciones, especialmente para la soja, en vista de los altos precios internacionales que vivía entonces esta leguminosa de la que Argentina es uno de los principales cosechadores mundiales. El campo se plantó y productores pequeños y grandes se unieron en un cierre patronal que durante 129 días paralizó el país con protestas, enfrentamientos, cortes de carreteras y desabastecimiento.
Finalmente, los Kirchner perdieron la batalla. Las retenciones no aumentaron porque en la votación de la ley en el Senado el vicepresidente Julio Cobos –en calidad de presidente de la cámara alta– se posicionó junto al campo y desempató a favor de la oposición, condenándose al ostracismo político.
Desde aquel momento, el enfrentamiento entre el Gobierno y la oligarquía agraria se recrudeció. Varios dirigentes patronales del campo saltaron a la política y muchos se enrolaron en las filas del Pro, el partido de Macri. En la inauguración de la Exposición del año pasado, en plena campaña electoral, el presidente de la Sociedad Rural –organizadora de la feria–, Luis Miguel Etchevehere, pidió “no votar a los la- en referencia a los dirigentes kirchneristas. El sábado, exultante, el líder empresarial exigió cárcel para los funcionarios del anterior gobierno acusados de corrupción, incluida la expresidenta. “Quienes violaron la ley tienen que ir presos”, indicó Etchevehere.
Mientras el maná de las inversiones extranjeras no acaba de llegar, el tirón del ya liberado sector agropecuario ha permitido a Macri ingresar divisas que son como oxígeno para la maltrecha economía argentina. Antes de las elecciones, muchos productores retuvieron sus granos en silobolsas a la espera de un cambio de gobierno para beneficiarse de la previsible devaluación del peso, que finalmente se produjo en un 40%.
Macri inauguró la 130.ª edición de la emblemática feria acompañado de su mujer y su pequeña hija Antonia, junto a quien el presidente rompió el protocolo para saltar a la arena y sentarse sobre un caballo dedicado a la terapia con chicos discapacitados. Antonia no vio actuar al hipnotizador de gallinas pero tuvo que abrigarse, como todos los asistentes al palco presidencial, ya que Etchevehere ordenó no encender la calefacción de la tribuna para congraciarse aún más con Macri, que lleva a cabo una cruzada para ahorrar energía.
Macri eliminó el tributo para exportar grano al llegar al poder y puso fin al conflicto abierto por el kirchnerismo