Feijóo convoca elecciones y evita coincidir con el juicio de Gürtel
El presidente gallego sufre un desgaste inédito pero no tiene un rival claro
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, siguió el guion que le marcó el lehendakari Iñigo Urkullu y convocó las elecciones gallegas para el 25 de septiembre, coincidiendo con las vascas por tercera vez consecutiva. De este modo, el jefe del gobierno gallego se adelanta en una semana respecto al calendario que manejaba pero mantiene su objetivo de que Galicia vote antes del inicio el 4 de octubre del juicio de la trama Gürtel, un proceso que en el PPdeG consideran potencialmente tóxico para su intento de revalidar la mayoría absoluta o de mantener el poder con el apoyo de Ciudadanos si entra en el Parlamento. Enfrente, el PSdeG y En Marea rivalizan por encabezar una alternativa que carece de un líder claro y sobre la que pesa también la duda de si el BNG sumará algún escaño.
Desde que hace diez años tomó el relevo de Fraga al frente del PP una de las grandes especialidades de Feijóo fue la de marcar los tiempos de la agenda política gallega con frecuentes golpes de efecto. Pero ayer por la tarde, tras tres días intentando mantener una intriga que apenas existía, Feijóo se mostró resignado a secundar la convocatoria que efectuó Urkullu el viernes. Explicó que no sería “serio ni responsable” poner las gallegas siete días o unas semanas después de las vascas sólo para cumplir su promesa de que fuesen en octubre.
Además apelar a la estabilidad frente al “bloqueo político en España”, Feijóo recordó que no hay fecha para la sesión de investidura de Rajoy. Este parón provoca que no le sea posible esperar a convocar las gallegas junto a unas eventuales terceras generales.
Aunque se sigue manteniendo como el líder mejor valorado en Galicia, Feijóo ya no tiene el aura intocable de la que gozaba en las elecciones del 2012 y, sobre todo, en el 2009. Durante esta legislatura se publicaron sus viejas fotos con el narcotraficante Marcial Dorado que truncaron por ahora su sueño de saltar a la primera línea de la política española. Su efecto en Galicia no parece muy intenso, pero muestra una vulnerabilidad presidencial desconocida en el pasado. El PP también tiene ahora menos poder local que nunca, con sólo una de las cuatro diputaciones, pero ha recuperado el pulso a partir de la subida de las generales del 26 de junio.
Ayer los diversos portavoces de la oposición criticaron que la fecha de las elecciones gallegas la haya puesto Urkullu. Pero lo que no está claro es quién hablaba como el rival que le disputa el poder a Feijóo. Intenta serlo el nuevo candidato del PSOE, el exdiputado Xoaquín Fernández Leiceaga, que sustituyó al imputado Gómez Besteiro. Pero los socialistas se enfrentan a la amenaza de verse superada por En Marea, una alianza que aún no tiene candidato aunque haya uno virtual, el juez del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Luís Villares, antiguo militante nacionalista que tomaría el relevo del veterano Xosé Manuel Beiras.
En Marea elegirá en breve a su cabeza de cartel, pero antes debe resolverse la consulta interna de Podemos, que acaba hoy y en la que decide si se suma de nuevo a esta alianza junto a la rama gallega de Izquierda Unida y Anova, el partido de Xosé Manuel Beiras. Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y los principales cargos públicos gallegos del partido defienden esta opción, pero hay una parte de la bases que quiere ir en solitario, lo que podría arrastrar también a IU para crear un Unidos Podemos. Si vence la vía de incorporarse a En Marea, se pasará a la negociación de la fórmula jurídica, ya a contrarreloj, con el calendario que marcó el lehendakari.
El referéndum interno de Podemos que concluye hoy centra las dudas sobre la alternativa al PP