El teatro catalán, en la Documenta de Kassel
Roger Bernat idea un proyecto a partir de los teatros al aire libre de los nazis
Roger Bernat (Barcelona, 1968) acaba de participar en la Bienal de Teatro de Venecia que dirige Àlex Rigola. Ha impartido un taller y ha presentado uno de los montajes con los que recorre decenas de países y en los que el público tiene un papel central: Please, continue (Hamlet). Con notable éxito: el público de la Bienal salía hablando del duro veredicto final –15 años de cárcel, cuando en la muchos países se le absuelve– alcanzado por seis miembros del público elegidos por sorteo de esta obra que mezcla actores con jueces, fiscales, forenses y psicólogos reales para enjuiciar a Hamlet por el asesinato del padre de su amada. Y del gran escenario del arte global que es Venecia en unos meses Bernat va a pasar a realizar un proyecto para otra de las mayores manifestaciones artísticas mundiales, en este caso de artes plásticas, pero cada vez más abierta al resto: la Documenta de Kassel, que esta edición dirige el polaco Adam Szymczyk.
En las últimas Documentas –que se celebran cada cinco años– ya participaron creadores catalanes como Ferran Adrià, en el 2007, o como Enrique VilaMatas y Albert Serra en la del 2012. La próxima Documenta será muy especial porque por primera vez se va a celebrar no sólo en la ciudad alemana sino también, con una fuerte carga simbólica y de denuncia, en Grecia, donde se inaugurará el 8 de abril bajo el lema Aprendiendo de Atenas. “La Documenta va a tratar de la relación que ha tenido Alemania con Grecia. Cómo Alemania se ha mirado en la Grecia clásica, fuente de legitimación de la gran cultura germánica. Y en ese sentido desde el mundo del teatro no podía hacer otra cosa que empezar a trabajar desde lo que fueron los thingplatz”, señala Bernat. ¿Qué fueron ? Enormes teatros al aire libre que el régimen nazi planeó construir a imagen y semejanza del teatro de Dionisos ateniense por toda Alemania para mezclar en ellos teatro y propaganda. Se proyectaron 400 y se construyeron 40, alguno de los cuáles aún se usa hoy para grandes conciertos en Berlín.
“En la época fue un movimiento breve pero muy interesante por lo que tenía de reinterpretación del teatro clásico desde una perspectiva autoritaria. La diferencia entre el original y la reinterpretación que hacen los nazis es que en el mundo clásico estaba muy clara la división entre la institución teatral, la política y la religiosa; lo que pretenden los nazis es unir en el thingplatz las tres instituciones en una especie de espectáculo fusional, sensual y por lo tanto consensual que pusiera en marcha una imagen de la colectividad que no por casualidad al cabo de muy poco tiempo se pone en guerra performando aquello que había estado ensayando en ese marco teatral”, cuenta Bernat.
“A partir de esta situación me planteaba cuáles son los momentos de thingspiele (el género que se representaba allí) que vivimos actualmente”, señala. “El nazismo desapareció pero muchas de sus propuestas fueron bastante fértiles y se han retomado en el siglo XX con bastante brío”, desgrana. Una de esas propuestas, dice, “es la masa, la multitud, como espacio de consenso”. “Cómo conseguir –apunta– que sintiéndonos parte de un colectivo podamos sentir que formamos parte de un pueblo. Ejemplos hay de todo tipo, incluida la imposición del fitness club como espacio de representación de las buenas intenciones de la colectividad que intenta superarse a sí misma. De ser un espacio donde en los ochenta iban los hijos descarriados de la clase trabajadora a culturizar sus cuerpos casi a escondidas a ser un espacio con grandes vitrinas. Hoy el que no tiene un carnet de fitness club es un paria”, sonríe. Pero apunta hacia muchas más cosas,
CULTURA Y POLÍTICA Los nazis planearon 400 escenarios griegos para unir teatro y propaganda
claro. A los lugares de turismo de masas a los que mucha gente va porque hay que ir. O incluso a grandes manifestaciones de arte como la propia Documenta o la Bienal de Venecia, sobre las que también quiere reflexionar. “Pensar qué son, si son la perfecta traslación de esa cultura del consenso y la celebración de las masas, que vienen no a ver ninguna obra porque las obras de arte de inicios del siglo XXI son prácticamente transparentes, sino a celebrarse a sí mismas, que forman parte de una cultura, del país”, razona.
La Documenta estará desde el 8 de abril al 16 de julio del 2017 en Atenas y del 10 de junio al 17 de septiembre en Kassel. En Grecia Bernat quiere hacer encuentros con colectivos muy diversos con los que espera “compartir la di-
UNA DECISIÓN SIMBÓLICA
La Documenta se celebrará esta edición entre Atenas y la ciudad alemana de Kassel
mensión irónica del proyecto para que luego llegue a Kassel cargado de todo aquello que la cultura alemana siempre ha considerado que forma parte de su identidad pero, por un error histórico, se encontraba en el sur de Europa, como los tesoros de Grecia que están en las capitales occidentales resguardados, aunque si ese mismo viaje lo hacen seres humanos no se considera que necesiten la misma protección”. Bernat concluye que “va a ser una Documenta muy performativa. Quieren hacer una reflexión sobre cómo una sociedad se había espejado en otra que había sido idealizada y que probablemente el teatro era el lugar en el que era más fácil realizar esa reflexión”. Y el público que asista al proyecto de Bernat ya se puede ir preparando para intervenir.