Alejandro el Fràgil
Xavier Sabata estrena en Peralada un recital de arias barrocas sobre el héroe griego
Xavier Sabata (Avià, 1976), que ha contribuido desde Catalunya a reivindicar la figura del contratenor, la voz masculina más aguda, vuelve a Peralada para estrenar un programa de arias de la ópera barroca dedicadas a Alejandro Magno y que después, contrastada la reacción del público, grabará con la Capilla Cracoviensis, dirigida por Jan Tomasz Adamus.
Tras la buena acogida de sus recopilaciones temáticas –Bad guys, sobre los villanos de Händel, e I Dilettanti, piezas de autores amateurs– propone un viaje musical desde el primer Barroco de finales del XVII hasta mediados del XVIII, un recorrido por varias escuelas italianas (napolitana, veneciana, romana) y de Alemania.
La idea de escoger arias sobre Alejandro Magno nació cuando interpretó al Tassile del Alessandro de Händel. “He elegido aquellas arias que muestran al Alejandro más humano, el más enamorado, el más íntimo, el frágil, el que duda, aunque también habrá batallas, y también doy una visión desde fuera de él, cómo le veían los otros personajes”. Recupera a Bononcini (1670-1747), con el aria de Hefestión: “Da tuoi lumi fulminato il mio core arso restò” (“Por tus hermosos ojos fulminado quedó abrasado mi corazón”). Y, en su labor de investigación, despierta obras dormidas de Francesco Mancini o Giovanni Battista Pescetti, compositor del que Sabata dice que desconocía. “El 60 por ciento del repertorio no se había cantado nunca en tiempos modernos”. También hay piezas de Carl Heinrich Graun, Leonardo Vinci, J.A. Hasse, Leonardo Leo y Händel.
Más que un recital argumental sobre el Alejandro histórico, le interesa al cantante conducir al público por distintas atmósferas. Händel, por ejemplo, utilizaba a Alejandro como excusa para hablar de su tiempo: “En realidad hablaba de tres cantantes tan celosos unos de otros que exigían en sus contratos la garantía de que todos ellos cantarían el mismo número de notas”.
Sabata, en su afán por reivindicar la ópera barroca, comenta que “es un deber moral ir contra el Gran Repertorio, combatir el establishment que reduce los reperse torios a 150 o 200 años de la historia de la música”. En su opinión, el problema es que las óperas barrocas se suelen interpretar sin que haya antes una preparación adecuada de directores, cantantes y orquestas: “Hay que entrar en su propia retórica, investigar, formarse bien, tocar con los instrumentos originales, y entonces el público apreciaría en su justa medida estas obras, incluso las que duran cuatro horas repletas de recitativos”. Los castrati de la escuela napolitana –dice– se dedicaban de por vida, a diario y en exclusiva al canto: “en sus escuelas los más veteranos enseñaban a los más jóvenes y así se enriquecían todos”.
“Hay que desacomplejar, no desinformar”, repite Sabata. Así ha conseguido recuperar la figura del contratenor, más allá de la mitomanía Farinelli, con estrellas como James Bowman, David Daniels, Andreas Scholl o Philippe Jaroussky. Como muestra, el éxito de la Gala de Contratenores, en las que participan Xavier Sabata, Yuriy Mynenko y dos estrellas del momento: Max Emanuel Cencic y Franco Fagioli.