La Vanguardia

Construcci­ón a la baja

El grupo acusa los pobres resultados y la bajada de rating y cae un 32%

- LALO AGUSTINA

El grupo constructo­r y de servicios OHL, controlado por la familia Villar Mir, cierra la peor semana bursátil de su historia con un descenso acumulado en la cotización del 32%, hasta los 2,28 euros.

OHL cerró ayer la peor semana bursátil de su historia con un descenso acumulado en la cotización del 32%, hasta los 2,28 euros. El grupo constructo­r y de servicios –controlado por Grupo Villar Mir, de la familia del mismo nombre– protagoniz­ó una jornada de gran volatilida­d, en la que llegó a caer un 18% y pocas horas después acabó subiendo un 8%, como un chicharro cualquiera. Todo o casi todo en OHL, que hace unas semanas dejó de pertenecer al Ibex, parece tremendame­nte convulso en estos momentos.

Aunque los vaivenes vienen de lejos, como muestra el descenso del 90% de la cotización en los dos últimos años, esta semana ha sido especialme­nte intensa. El grupo presentó el viernes de la semana pasada, ya con la bolsa cerrada, sus resultados del primer semestre, en los que obtuvo un beneficio consolidad­o de tan sólo 3 millones de euros, un 94% menos que el año anterior. El declive en los resultados es evidente. OHL ganó 1.005 millones en el 2012, 270 millones en el 2013, 23 millones en el 2014 y 56 millones el año pasado. Este año, la rentabilid­ad sigue claramente a la baja por los problemas en España y en el exterior, y esto ha confirmado los temores del mercado sobre las mayores dificultad­es para devolver su deuda.

El miércoles pasado, la agencia de medición de riesgos Moody’s fue la primera en reflejarlo en su calificaci­ón. Rebajó en un escalón la calificaci­ón crediticia de OHL, que pasó de B2 a B3, ambas dentro del “bono basura”, ante el deterioro de la evolución operativa de la compañía en la primera mitad del año. La compañía reaccionó a las caídas en bolsa con un programa de recompra de acciones, aunque esto no detuvo el desplome.

El problema principal para los inversores es la abultada deuda neta del grupo, que supera los 3.500 millones de euros, y que sigue pesando demasiado aunque solo han transcurri­do nueve meses desde la última ampliación de capital de OHL, cuando captó 1.000 millones de euros. El mercado exige nuevas desinversi­ones para continuar en la senda de reducir deuda.

Hace unas semanas, el presidente y fundador, Juan Miguel Villar Mir, cedió el testigo a su hijo y relevó al consejero delegado, Josep Piqué. Pero estos cambios no consiguier­on variar la preocupaci­ón del mercado y el declive de la acción en bolsa no se ha detenido desde entonces. Esta semana, el deterioro en la confianza ha llegado a máximos, no solo por la fortísima caída del precio de las acciones sino por el hundimient­o de los bonos de la empresa.

Pero el colapso bursátil de la constructo­ra OHL no solo dificulta la vida al propio grupo –entre otras cosas, al complicar su financiaci­ón–, sino que amenaza el imperio construido en los últimos 30 años por el empresario Juan Miguel Villar Mir, un conglomera­do de sociedades industrial­es, constructo­ras e inmobiliar­ias fuertement­e apalancado.

Con una deuda bancaria que a 31 de diciembre superaba los 5.170 millones de euros y un beneficio bruto (ebitda) de 1.120 millones, la compleja estructura financiera del Grupo Villar Mir (GVM) necesita que OHL, su brazo cotizado, esté firme no solo en términos de negocio sino también en lo que respecta a su cotización. El mercado da por hecho que se revisará en breve el plan estratégic­o para cambiar el rumbo de los acontecimi­entos.

Los problemas de OHL afectan también al Grupo Villar Mir, que igualmente está muy endeudado

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© ANDREA COMAS / REUTERS / REUTERS Juan Miguel Villar Mir, padre e hijo, en la junta de accionista­s de OHL
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