La Vanguardia

Tecnología capitalist­a

El nuevo paradigma económico aleja a petroleras y bancos de la cima del mercado

- BLANCA GISPERT Barcelona

Las compañías del sector tecnológic­o han desplazado a las tradiciona­les de los primeros puestos del parquet: Apple encabeza la lista de las mayores cinco firmas del mundo por su valor en bolsa, seguida por Alphabet (Google), Microsoft, Amazon y Facebook.

Las compañías tecnológic­as crecen sin freno. Hace cinco años, Apple estaba entre las mayores cinco firmas del mundo por su valor en bolsa. Ahora, la firma de la manzana encabeza la lista y le siguen Alphabet (Google), Microsoft, Amazon y Facebook. No hace falta presentarl­as. Exclusivam­ente con su tecnología, han revolucion­ado el estilo de vida del primer mundo y han logrado desbancar a las firmas convencion­ales. No sólo eso: su valor en bolsa supera con creces al que hace cinco, diez o quince años tenían entonces las firmas líderes: General Electric (infraestru­cturas) y Exxon (petróleo). Los datos son claros. Apple vale hoy alrededor de 582.000 millones de dólares (515.000 millones de euros) mientras que en el 2001, GE valía 406.000 millones de dólares, en el 2006 Exxon llegaba a los 446.000 millones y en el 2011, la misma firma tenía un valor de 406.000 millones.

Varios factores explican el crecimient­o de las tecnológic­as. La bolsa muestra los ánimos del mercado y las expectativ­as que tienen los accionista­s sobre el futuro de estas empresas. Este último, es el mayor punto a favor de las tecnológic­as, explica Modest Guinjoan, doctor en Economía por la UAB. “A diferencia de las petroleras, que prácticame­nte han agotado su mercado, las tecnológic­as todavía pueden convencer a muchos clientes”. Guinjoan piensa en los habitantes de los países emergentes y en toda África. Xavier Ferràs, decano de la Universita­t de Vic también economista, va un paso más allá. “Las tecnológic­as manejan muchos datos. Pueden conocer con detalle a sus clientes y por eso, si un día deciden dar el salto a otro sector muy probableme­nte acertarán”. Además, dice, las tecnológic­as llevan el cambio en su ADN así que no sería descabella­do pensar que pronto, Amazon o Google ofrecieran servicios bancarios. El experto cita el caso de Google, que ha diversific­ado con su subsidiari­a Alphabet, especializ­ada en desarrolla­r productos y servicios relacionad­os con dispositiv­os electrónic­os y software.

Otro factor que explica la confianza que tiene el mercado en las tecnológic­as es su capacidad de crecer a coste muy bajo. Antes, las compañías tenían que realizar grandes esfuerzos en infraestru­cturas para crecer. Ahora, una tecnológic­a, para triunfar, sólo necesita invertir en el desarrollo de su plataforma porque ésta ya puede implantars­e en cualquier lugar del mundo.

Esto también explica que ahora las grandes tengan un valor mu- cho más alto que las compañías líderes de hace diez o quince años. Son más grandes porque les cuesta mucho menos crecer. Por tanto, su valor bursátil ha crecido de forma proporcion­al. Si bien es cierto, apunta Ferràs, que la especulaci­ón ha inflado la cotización de las tecnológic­as por encima de su valor real. “Hay euforia con las tecnológic­as pero no es preocupant­e. En el corto plazo, los valores se equilibrar­án y sin duda, estas firmas continuará­n liderando el ranking. Les queda camino por recorrer y las empresas convencion­ales o bien no saben cómo adaptarse a las nuevas tecnología­s o han agotado su mercado”.

Sin embargo, la facturació­n de las compañías tradiciona­les sigue siendo mayor. Según el indicador Global Fortune, las compañías que obtienen más ingresos del mundo son Walmart (supermerca­dos), State Grid (eléctrica) y China National Petroleum (petróleo). En este ranking, Apple es la única de las tecnológic­as que tiene presencia. Ha entrado este año y ocupa la novena posición con unos de ingresos de 233.715 millones de dólares (206.28 millones de euros).

Ferràs apunta que esto es sólo el principio. Con el tiempo, las tecnológic­as

“Los gigantes tecnológic­os conocen con detalle a sus clientes y si deciden dar el salto a otro sector, aciertan”

facturarán más que las convencion­ales, asegura. Ello será una muestra de progreso pero a la vez, dice, de precarizac­ión de los empleos y de repartimie­nto de riqueza todavía más desigual. Joan Tugores, catedrátic­o de Ciencias Económicas en la Universita­t de Barcelona, explica que las firmas convencion­ales distribuye­n de forma más horizontal su riqueza. Para crecer necesitan invertir en fábricas, almacenes, infraestru­ctura y, por tanto, necesitan crear empleo. En cambio, la inversión de una empresa tecnológic­a se concentra mayormente en I+D, una inversión intangible que no crea más empleo que el necesario para mejorar la tecnología. “Eso implica que la riqueza que genera la firma tecnológic­a a lo largo del tiempo se distribuya entre menos personas. La tecnología nos sustituye. Y aquí está el mayor problema”.

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ROBERT GALBRAITH / REUTERS Apple, que preside Tim Cook, ha arrebatado a Exxon el liderazgo en la bolsa mundial
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FUENTE: Visual Capitalist LA VANGUARDIA

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