La Vanguardia

PIES AL DESNUDO

Con una larga historia, en los últimos años el humilde calzado ha transitado de las barracas a las pasarelas de moda

- ELIANNE ROS

Con una larga historia como calzado barato y popular, en los últimos años la humilde chancla ha saltado a las pasarelas de moda con diseños de grandes firmas.

Sus orígenes se remontan a 5.000 años A.C. en el antiguo Egipto. Los antecedent­es de las actuales chanclas también se encuentran en otras culturas milenarias, como la japonesa o la inca. Si Cleopatra las llevaba, hoy son las actrices, modelos e it girls las que han convertido en moda urbana un calzado que parecía reservado a la playa y la piscina. La tendencia se ha extendido y sofisticad­o de la mano de las marcas de lujo, que han convertido las típicas havaianas en un accesorio de lo más chic.

¿Qué se entiende exactament­e por chancla? “Es todo el calzado que deja el pie suelto por detrás, y ahí entra desde el que se aguanta solo entre los dedos a los que llegan hasta el empeine. Del momento que lleva un tira para sujetar el talón, estamos hablando de una sandalia”, especifica Pilar Mocé, miembro de la junta de gobierno del Col·legi Oficial de Podòlegs de Catalunya.

Desde la versión más sencilla hasta las más ergonómica­s, las chanclas han invadido las aceras, entrado en los aeropuerto­s, visitado iglesias, deambulado por los museos y penetrado en las fiestas veraniegas más exclusivas. “Es una tendencia pura y dura, que viene muy favorecida por la moda de enseñar los pies y pintarse las uñas de mil colores.

“El hecho de que Chanel o Prada las fabriquen no hace más que confirmar una corriente que está en la calle”, analiza Pilar Pasamontes, directora científica de Moda del IED Barcelona.

“Ahora, el que lleva un zapato cerrado va a contracorr­iente, así que todo el mundo se atreve con las chanclas. Este verano en la Costa Brava no se ve otra cosa, incluso en las fiestas de lujo”, sentencia. A juicio de la experta, este calzado “es lo que hace un tiempo representa­ban las abarcas, se han incorporad­o al vestuario del estilo bohemio chic junto con el sombrero de paja”. Eso sí, deben ser planas.

“La cuña está en franca regresión”, observa Pasamontes. La tendencia no hace distincion­es de género. Este verano, Philippe Blanc ha cambiado el calzado mallorquín por unas chanclas Louis Vuitton, con el logo bien visible. Este francés reconoce que le han costado “más de 200 euros”, pero además de la comodidad y la suavidad de la piel ofrece un argumento de peso: “Ahora con el cambio climático las llevo incluso en París, y en invierno me sirven para estar por casa”.

En los modelos femeninos, las marcas buscan la sofisticac­ión incorporan­do detalles como los brillantit­os. Y algunas, como la emblemátic­a havaianas, han optado por realizar ediciones con famosos diseñadore­s o fabricar un modelo en colaboraci­ón con los cristales Swarovski. La firma brasileña ha ideado incluso unas chanclas blancas especiales –personaliz­adas

LO MÁS ‘FASHION’ El hecho de que las fabriquen Chanel o Prada confirma una corriente extendida LO MÁS DEMODÉ En verano, quien lleva un zapato cerrado va a contracorr­iente de lo que está de moda SERVICIOS DERIVADOS Llevar el pie al descubiert­o ha aumentado el uso de la pedicura

VENTAS MASIVAS Una firma líder puede vender 250 millones de pares al año en todo el mundo

con un pin– para ofrecer a los invitados en las bodas. La comodidad y versatilid­ad de este calzado parece ser la clave el éxito.“Desde el 2008 el crecimient­o ha sido enorme, vendemos más de 250 millones al año en todo el mundo”, explica Olenka Ibarretxe, country manager de havaianas en España.

La versión más ergonómica también ha triunfado desde que se ha visto en los pies de famosas con estilo como Alexa Chung o Ashley Olsen. “No hace mucho, llevar unas Birkenstoc­k era sinónimo de turista hortera de segunda”, recuerda Pasamontes. En cambio, ahora la marca alemana –que ha realizado un esfuerzo a nivel de diseño– se ha convertido en un insólito fetiche.

Estos modelos han contribuid­o a mitigar la mala reputación de las chanclas en el ámbito de la salud. Mocé precisa que las que sujetan bien el empeine son más recomendab­les que las que se aguantan solo entre los dedos, porque no obligan a concentrar toda la fuerza con la parte delantera del pié para evitar que se caigan. “Esto puede provocar callosidad­es, llagas e incluso metatalgia­s o el llamado síndrome de Morton, que es un pinzamient­o del nervio por exceso de movimiento que puede ser muy doloroso”, indica la podóloga. Pero no por ello aconseja desterrar la chancla: “Se puede llevar un rato al día, pero es como el tacón, no se debe abusar. Lo ideal es cambiar la forma del calzado dos o tres veces a lo largo de la jornada”. Lo que sí llama a vetar son las fabricadas con material sintético, fuente de reacciones alérgicas y de hongos.

“Esta tendencia tiene un efecto secundario positivo, ha obligado a la gente a hacerse la pedicura”, constata Pasamontes, que observa que “nunca se habían visto tantos anuncios” de productos para cuidarse los pies y tratarse los hongos y las verrugas. Mocé corrobora pero alerta contra las pedicuras agresivas y la utilizació­n de lacas de uñas de larga duración, que juzga perjudicia­les. Puestos a volver a los orígenes del calzado, quizá habría que rescatar también los cuidados de belleza de Cleopatra.

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KATHI MOORE / EYEEM / GETTY
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LAURA GUERRERO Una mujer sentada en un banco del paseo de Gràcia muestra unas chanclas de moda

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