La Vanguardia

El respeto es la base del civismo

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Acabo de regresar de mis vacaciones después de visitar un país asiático. Me ha llamado la atención el grado cívico de sus habitantes. El respeto y el cuidado que tienen por lo que es de todos, calles limpias, ni un papel en el suelo, sin chicles en las aceras. No hay grafitis que ensucien el paisaje urbano. Todos disfrutan y nos hacen disfrutar del paisaje urbano porque lo cuidan, para ellos y para que el visitante también lo pueda disfrutar. Destilan un orden y respeto hacia las personas que ya nos gustaría tenerlo aquí nosotros. Respetan las colas en el metro, en el autobús, en las tiendas, en todas partes.

No hay listillos como aquí. ¿Saben por qué? Porque a diferencia de nosotros, tienen educación y cultura de que hay que respetar a las demás personas. Qué envidia. Regreso a mi país, y calles sucias, aceras llenas de chicles, grafitis, gente orinando en las aceras (impensable en el país que he visitado).

Pero de todo esto la culpa es exclusivam­ente nuestra. Nos creemos que por pagar tenemos derecho a ensuciar porque la Administra­ción tiene la obligación de mantenerlo limpio. Error. Si nosotros mismos no nos respetamos, porque nos da igual ensuciar, colarnos y tirar basura al suelo, ir de listillos por la vida, porque eso nos sube el ego, ¿cómo esperamos evoluciona­r como sociedad?

La evolución de una sociedad empieza por respetarno­s unos a otros y ese respeto es la base y si no existe, lo que indica es que tenemos mucho déficit cultural. Y nosotros nos pensamos que vivimos en un país civilizado. Pues no, aún tenemos mucho que aprender. Y si alguno se pensaba que el país al que me refiero es una dictadura, le sacaré de su error. Es un país democrátic­o y la tercera economía del mundo. Quizá por eso lo son. MIGUEL FEU FONTAIÑA Martorell

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