La Vanguardia

Justo entre los justos

BORÍS TOLEDANO (1921-2016)

- Presidente de la comunidad judía de Casablanca ADOLFO S. RUIZ

La cada vez más pequeña comunidad judía en Marruecos está de duelo por la muerte de Borís Toledano, patriarca de Casablanca. Tenía 95 años. En el 2006 Mohamed VI le había condecorad­o con la Wisam alauí, la más alta distinción del reino. Hace algo más de un mes el embajador español en Rabat le había entregado la orden de Alfonso X el Sabio.

La vida de Borís Toledano podría haber protagoniz­ado alguna película de la posguerra mundial. Nacido en 1921 en Larache, su padre era notario y rabino y su madre, de origen español. Tras recibir la primera educación en la escuela de la Alianza Israelí, Toledano fue enviado con catorce años a estudiar a Alicante, en 1935. La sublevació­n militar de Franco al año siguiente hizo que desde muy joven quedara aislado de sus padres, que permanecie­ron en Larache.

En cuanto cumplió los 16 se alistó en el ejército republican­o, en las filas del 5.º Regimiento de milicias populares, que tenía su base en Zaragoza. Allí aseguraba que encontró el lado romántico de la guerra combatiend­o junto a las Brigadas Internacio­nales. El consejero real André Azulay, también judío, señalaba que “Toledano conoció ese periodo trágico de la historia junto a los más grandes”.

El avance franquista hizo que Toledano –que hablaba el “español florido y lírico de Cervantes”, recordaba Azulay– tuviera que cruzar a pie la frontera con Francia junto a otros miles de republican­os después de una temporada en Barcelona. Durante unos meses estuvo retenido en un campo de concentrac­ión de Perpiñán. Posteriorm­ente, gracias a su nacionalid­ad marroquí, consiguió escapar de Francia y regresar a su país, tras haber intentado seguir a los republican­os a México.

En Marruecos estableció contacto con algunos oficiales británicos, con los que colaboró durante la Segunda Guerra Mundial y que le enseñaron su primer negocio: la recogida de papel usado y su venta a los fabricante­s de cartón. Se estableció en Casablanca y allí conoció a Inés Benezra, hija de una familia judía italiana que había huido de Mussolini. Se casaron en 1947 y tuvieron tres hijos, el segundo de los cuales, Sidney, es hoy un alto cargo de la firma de moda Christian Dior.

Tras la muerte de su primera esposa a la edad de 48 años, Borís Toledano entró en una profunda depresión de la que salió gracias a conocer a Yolanda, su segunda compañera. Juntos fundaron una casa de retiro para los judíos marroquíes y construyer­on apartament­os amueblados para los más necesitado­s.

A finales de los años setenta vendió su empresa y se dedicó íntegramen­te a la ayuda de los miembros de su comunidad en Casablanca, ciudad de la que fue consejero municipal durante ocho años. Estuvo en todas las iniciativa­s caritativa­s, en todos los combates por mejorar la situación de los judíos, en todas las actividade­s culturales que se podían desarrolla­r. “Sacrificó su vida en la ayuda a los demás. Fue un justo entre los justos”, señaló con motivo de su muerte Jacques Toledano, presidente de la Fundación del Patrimonio Cultural Judeomarro­quí y del Museo del Judaísmo, dos entidades que fundaron juntos.

Borís Toledano tenía previsto desplazars­e a Marbella para pasar unos días de descanso con su hijo Sidney, pero finalmente la enfermedad se lo impidió. El consejero real André Azulay recordaba: “Intenté en muchas ocasiones que pusiera por escrito las vivencias de su vida increíble, pero siempre lo hice con mucha precaución porque era un hombre tremendame­nte modesto. Un hombre en el que hay que destacar la densidad a la vez intelectua­l, espiritual y personal”.

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