Espalmador, un pequeño paraíso balear en venta
El islote entre Eivissa y Formentera busca nuevo propietario
“Un catalán acaba de adquirir la isla del Espalmador, seguramente con miras al turismo. Ha dado por la misma 8.000 duros” con este breve, publicado en la portada del Diario de Ibiza del 18 de enero de 1933, se anunciaba que Bernard Richard Cinnamond James, barcelonés de origen británico, había comprado a la familia Tur un islote de unos tres kilómetros de longitud y 800 metros de anchura que sumaban 137 hectáreas, además de unos terrenos en la zona de La Savina, en la isla Formentera. Cinnamond decidió esa compra tras navegar por las aguas de las Pitiusas a bordo del Isabel, un barco que hoy pasaría desapercibido entre los cientos de yates que atraídos por la transparencia de las aguas de Formentera y Espalmador, fondean frente a sus playas.
Hoy hace ocho días que inexplicablemente un tripulante de uno de estos yates lanzó una bengala de emergencia contra las dunas de Espalmador y provocó un incendio que gracias al trabajo de un reducido grupo de bomberos y agentes forestales, apoyados por salvamento marítimo, pudo ser sofocado tras quemar sólo una hectárea de alto valor ecológico. Este hecho ha demostrado la fragilidad de un espacio qu, e además de estar protegido por la ley de Costas, es desde hace algo más de 10 años área natural de especial interés (ANEI) y área de alto nivel de protección (AANP), y desde hace poco también lugar de importancia comunitaria (LIC) y zona de especial protección para las aves (ZEPA). Muchos acrónimos para un territorio pequeño y frágil que, aun siendo privado, tiene libre acceso a su zona marítimo-terrestre, por lo que sufre la invasión diaria de cientos de visitantes, no todos sensibles con la preservación de la naturaleza y muchos empeñados en darse unos baños de barro, movidos por algunas guías, películas o fotos de celebridades embadurnadas. Creen que los lodos son beneficiosos para la piel, saltándose una prohibición, pues en realidad es una ciénaga donde incluso están enterradas ovejas y cabras.
Los hermanos Rosy y Norman Cinnamond, actuales propietarios de la isla –en que hay tres únicas edificaciones: dos casas y una ermita que no cuentan con agua corriente ni electricidad, pues la protección impide realizar cualquier modificación–, la pusieron l en venta hace unos años sin éxito. En octubre del año pasado Espalmador volvió al mercado por 24 millones de euros, rebajado ahora a 18 con la intención de que acabe siendo comprada por una administración pública que pueda gestionar ese territorio.