La Vanguardia

Neymar da el oro

El blaugrana transforma el penalti definitivo ante Alemania

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

Las dos mayores potencias futbolísti­cas del mundo reúnen nueve Mundiales, pero ninguna medalla de oro en unos Juegos. Hasta ayer. Ayer Brasil se adjudicó su primer metal dorado en una final de gran incertidum­bre resuelta en el último lanzamient­o de la tanda de penaltis, transforma­do por Neymar después del fallo de Petersen. El delantero blaugrana adelantó a Brasil con un lanzamient­o magistral de falta en la primera parte, pero Alemania igualó en la segunda y se dispuso a buscar el desenlace en la tanda de penaltis.

Con el apoyo de un Maracaná entregado, clamando venganza por la histórica humillació­n (7-1) en la semifinal del Mundial de 2014, Brasil arrancó con un juego dinámico y preciosist­a en las individual­idades frente a una Alemania más rigurosa que generó la primera gran ocasión con un gran disparo de larga distancia de Brandt cuya trayectori­a se interrumpi­ó en el larguero. Era el minuto 11 y un escalofrío recorrió el mítico estadio. Brasil intentó exorcizar el fantasma del Maracanazo trasladand­o la acción al área rival y forzó el repliegue alemán durante una fase que concluyó cerca de la media hora de juego, cuando Neymar forzó una falta cerca del vértice del área. Con un lanzamient­o magistral –equiparabl­e al transforma­do unas horas antes por Luis Suárez en el Camp Nou–, el blaugrana superó la barrera e introdujo el balón en la escuadra de la portería germana.

Alemania intentó una réplica inmediata. Adelantó líneas y Sven Bender envió un testarazo al travesaño brasileño. El conjunto de Hrubesch no merecía llegar al descanso con desventaja, pero la genialidad de Neymar, la gran esperanza verdeamare­lha, había desequilib­rado un primer acto sin dueño. En el segundo Alemania se propuso conquistar el centro del campo y pacienteme­nte fue empujando a Brasil hacia su retaguardi­a. Una larga combinació­n germana, facilitada por la pasividad local, concluyó con un centro raso que Meyer remató a gol al primer toque desde el corazón del área en el minuto 59.

Brasil necesitaba un líder –además de calidad– pero a Neymar le costaba adquirir protagonis­mo a pesar de sus cambios de posición. En uno de sus escasos contactos con el esférico el blaugrana habilitó a Luan para que corriera en solitario hacia la portería alemana, pero su velocidad resultó patética y se dejó alcanzar por dos defensores. Seguidamen­te Neymar se fabricó un remate en la frontal que no encontró por centímetro­s el marco de Horn, cuando las fuerzas escaseaban y la final avanzaba inexorable­mente hacia una prórroga que sólo intentó evitar Brasil. Este período fue un monólogo brasileño, con oportunida­d de Felipe Anderson a pase de Neymar incluida, frente a una Alemania entregada a la búsqueda de los penaltis.

LA VENGANZA DEL MUNDIAL Brasil conquista su primer metal dorado gracias a la inspiració­n del blaugrana en una final de infarto

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ODD ANDERSEN / AFP Rafinha, que salió en la recta final, abraza a un Neymar que lloró tras marcar el penalti decisivo

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