La Vanguardia

Alianza contra Persia

Arabia Saudí y otros países del Golfo intensific­an contactos con Israel frente a Irán

- HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH Jerusalén. Correspons­al

Es un secreto a voces que la alianza entre Israel y los países suníes, con Arabia Saudí al frente, se está convirtien­do en un hecho cada vez más consumado en un Oriente Medio cada vez más dividido.

Es un secreto a voces que la alianza entre Israel y los países suníes, que se empezó a hacer más pública en los últimos meses, se está convirtien­do en un hecho cada vez más consumado en un Oriente Medio a su vez cada vez más dividido y cambiado.

Lo que en un principio parecían rumores más o menos fundados se ha convertido en algo sólido con la difusión de encuentros cada vez más intensos y frecuentes entre el Gobierno saudí, el israelí y el egipcio. Con los ojos puestos en el Estado Islámico (EI) y su creciente ola de terrorismo, y en el bloque chií, encabezado por Irán, que se refuerza económicam­ente tras el acuerdo nuclear con Occidente, las capitales suníes, encabezada­s por Riad, El Cairo, Ammán, Abu Dhabi y ahora incluso Doha (Qatar) cierran filas buscando cooperació­n sobre todo en temas militares y de lucha antiterror­ista.

Recienteme­nte, una foto publicada en las redes sociales provocó fuertes reacciones en la comunidad diplomátic­a internacio­nal y también en el mundo árabe y musulmán. En ella se ve al general saudí Anuar Eshki, acompañado por una delegación de hombres de negocios e investigad­ores de su país que se encontraba­n en la ciudad palestina de Ramala en una visita oficial. Acompañado por el dirigente palestino Yibril Rayub hacia la zona de Al Ram, un barrio de Jerusalén, se reunió con varios diputados laboristas y centristas israelíes.

Las reacciones de algunos sectores árabes en los medios de comunicaci­ón y en las redes sociales fueron furibundas, acusando al general saudí, que dirige un importante centro de investigac­iones estratégic­as en la ciudad de Yeda, de reunirse con el “enemigo a pesar de que la ocupación de Cisjordani­a está a punto de cumplir medio siglo y de que la construcci­ón de asentamien­tos sigue en incremento”.

Pero Eshki fue aún más lejos. Poco después se reunió con interfranj­a locutores israelíes, con los que tuvo más horas de debate en el centro de Jerusalén, en el hotel King David. La reunión tuvo lugar con Dori Gold, director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, y con el general en la reserva Yaakov Amidror, las dos personalid­ades más próximas al primer ministro Beniamin Netanyahu, quienes llevan el peso de los contactos con los palestinos y con el mundo árabe.

En Ramala, las reuniones provocaron gran nerviosism­o, ya que el temor palestino es que ante la descarga eléctrica que atraviesa Oriente Medio los gobiernos árabes decidan normalizar sus relaciones con Israel sin resolver antes el problema palestino. Eshki recibió amenazas de muerte, según pudo saber La Vanguardia, pero según él decidió ignorarlas y seguir adelante.

La guerra religiosa entre la mayoría suní y la minoría chií encabezada por Irán tiene lugar en distintos frentes de la región, especialme­nte en Siria, Iraq, Líbano, Yemen y de alguna forma también en Arabia Saudí y en Bahrein. Arabia Saudí tiene una minoría chií concentrad­a sobre todo en las zonas con petróleo. En Yemen, Arabia Saudí lucha junto a la mayoría suní contra los rebeldes hutíes, que están apoyados por Irán.

Aparte de Irán, las ideas salafistas del EI provocan gran preocupaci­ón en los países suníes y se sabe que, por ejemplo, en el desierto del Sinaí, en Egipto, donde el ejército lucha contra el EI, la ayuda militar de Israel es notoria.

Fuentes egipcias revelaron a La Vanguardia que el presidente Abdul Fatah al-Sisi, enemigo número uno de los Hermanos Musulmanes y de su representa­nte en Palestina, Hamas, considera que este grupo que controla la de Gaza colabora con el EI en el desierto del Sinaí.

Parte de la alianza creciente entre Israel y los países suníes tiene que ver con la política del presidente Barack Obama, que según los suníes abandonó a sus aliados para normalizar gradualmen­te su relación con Irán y con los Hermanos Musulmanes. Así es como estos países, que llevan décadas apoyándose en Washington, encontraro­n en Israel un ancla con un gobierno fuerte, militar y económicam­ente, y una política firme ante sus enemigos. Por ello el príncipe Turki al Faisal, que es una de las caras más visibles del régimen saudí en el mundo, declaró recienteme­nte a este diario: “Imagínese lo que podemos llegar a hacer con la riqueza saudí y la tecnología israelí”.

Según distintas fuentes árabes, el rey Salman de Arabia Saudí podría nombrar a su hijo Mohamed bin Salman, de 30 años, como nuevo rey a lo largo del 2017, saltándose el número uno en la línea sucesoria, el ministro del Interior Mohamed bin Nayef. Bin Salman, el ministro de Defensa más joven del mundo, construye un plan de futuro para Arabia Saudí llamado 2030, mantiene también contactos con los israelíes y dirige la lucha contra Irán y sus aliados. Sin embargo, dentro de los países suníes sigue habiendo importante­s sectores de la opinión pública que rechazan tajantemen­te cualquier diálogo con Israel.

Recienteme­nte el general israelí Amidror, que continúa sus contactos con el liderazgo de las potencias suníes con el apoyo del expremier británico Tony Blair, publicó un artículo en el diario del gobierno israelí, Israel Hayom, que apoya permanente­mente las políticas de Netanyahu, en el que decía que “para lograr un crecimient­o diplomátic­o real con los países suníes es necesario negociar primero otro acuerdo de paz, un acuerdo con los palestinos. Hay que construir un paraguas de acciones entre los países suníes e Israel y conducir hacia él a los palestinos para empezar las negociacio­nes. Contrariam­ente al pasado, hoy en día la mejora en las relaciones es tan importante para el mundo árabe como para Israel. Se trata de una oportunida­d histórica”.

Parte del diálogo entre Israel y los países suníes tiene que ver con la política de Obama hacia Irán

 ?? SEBASTIAN SCHEINER / AP ?? Beniamin Netanyahu, con alumnos de una escuela en la localidad araboisrae­lí de Tamra, el pasado día 1, primer día de clase
SEBASTIAN SCHEINER / AP Beniamin Netanyahu, con alumnos de una escuela en la localidad araboisrae­lí de Tamra, el pasado día 1, primer día de clase

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