Damnificados
Aunque parece lo contrario, lo cierto es que los primeros damnificados por el bloqueo gubernamental no serán sus principales protagonistas, sino sus primos hermanos. Como apuntaba ayer, creo previsible que el tsunami derivado del caos parlamentario arrastrará a los retoños de la política, a pesar del espejismo de su pasajera influencia. Ya pasó en la segunda tanda electoral, cuyos síntomas eran tan inequívocos como felizmente ignorados, y la tercera contienda sólo puede acentuar la tendencia. Que se preparen, pues, las huestes de Podemos y de Ciudadanos, porque será en esos territorios colaterales donde el descrédito político y la incertidumbre ciudadana segarán la hierba.
Y si en este punto alguien se pregunta cómo es posible tal injusticia, no en vano se debería castigar a quienes podían formar gobierno, y han sido reiteradamente incapaces, que no olviden que la política es como el corazón, que tiene razones que la razón no entiende.
Ciertamente, deberían ser el PP en primera instancia y el PSOE en segunda quienes pagaran los platos rotos de este delirante circo que obligará a la ciudadanía a volver a pasar por las urnas. Y lo sabremos pronto, porque será
Ciudadanos se ha arrastrado tanto por la moqueta de la Moncloa que se ha quedado en felpudo
en las gallegas y vascas donde la tendencia al bipartidismo cuajará o quedará desmentida, más allá de los partidos nacionalistas, que juegan en otra liga. Además, un partido como el PP, cuyos armarios están plagados de cadáveres, y cuyo líder ha demostrado una inoperancia antológica, debería mostrar síntomas severos de desgaste. Y aunque Sánchez es más nuevo y parece más consistente, también representa a un partido del viejo sistema, plagado de miserias.
Todo ello es verdad y, sin embargo, todo ello puede ser inútil, porque los mecanismos del voto se mueven por otros parámetros.
El primero y más poderoso, el miedo. La situación de bloqueo genera inestabilidad política, lo cual deriva en inquietud social, y cuando la ciudadanía se asusta, tiende a lo viejo conocido aunque sea malo. Por otro lado, los errores de los nuevos adosados han sido públicos y muy publicitados, no en vano han convertido la televisión en su residencia permanente. Y es ahí, bajo los focos, donde se les ha visto impostados, henchidos de protagonismo sobrevenido, tanto que han parecido más hambrientos de ocupar el viejo sistema que de regenerarlo. La fruta fresca ha quedado rancia antes del primer bocado, especialmente en Ciudadanos, que se ha arrastrado tanto por la moqueta de la Moncloa, que se ha quedado en felpudo. Pero también Podemos ha ganado en hipocresía lo que ha perdido en frescura, y ambos han dejado de parecer nuevos, para parecer improvisados e inmaduros, y ese pecado es el peor para seducir al voto.
En resumen, Rajoy y Sánchez son los culpables directos del bloqueo, pero la fiesta la pagarán Iglesias y Rivera. Y esa ecuación ya la han estudiado los matemáticos de Ferraz y Génova.