La Vanguardia

“Mantenemos la fama a distancia”

Encuentro con Michael Fassbender y Alicia Vikander, la pareja de moda en Venecia

- SALVADOR LLOPART Venecia Enviado especial

Michael Fassbender y Alicia Vikander, la pareja. Por excelencia. La pareja de enamorados en el festival de Venecia.

Con ellos dos parece que la ficción y la realidad se confunde. La notoria privacidad de la que han hecho gala hasta el momento no ha desapareci­do del todo en el certamen, pero su relación tiene como testigo las cámaras del mundo.

El jueves pasado atravesaba­n la alfombra roja cogidos de la mano. Era la premier mundial de La luz entre los océanos, mucho mejor recibida de lo que algunos se empeñan: tres estrellas como media para la crítica internacio­nal en la revista oficial del certamen. La luz entre los océanos, de Derek Cienfrance, un melodrama puro y duro y eso hace que se le trate de manera condescend­iente. Eso, y un exceso de cartas entre ambos enamorados , al principio del filme, que lastra el drama. Que lo ralentiza.

En cualquier caso, siempre será la película en cuyo rodaje Fassbender (39 años) y Vikander (27 años) vivieron cinco semanas aislados en una pequeña y desolada isla cercana a Nueva Zelanda y en donde uno cayó en los brazos del otro. Eso, por sí solo, ya es materia para la pequeña mitología del cine. Ambos viven juntos desde el final del rodaje, hace ya dos años.

Estos días los dos enamorados de la pareja protagonis­ta en Venecia –familia, hijos (la maternidad es muy importante en el drama), el amor, los sentimient­os, la fama– y parece que hablan de sí mismos, y a su alrededor todo parece un cuento de hadas. Cosas de la fama. Empecemos por la fama. –Ustedes dos son la pareja de moda. ¿Es dura la fama?

–“No, realmente no”, se apresura a contestar Fassbender. “Quizá no puedo quedar como antes con un amigo en un bar. Todo debe estar mucho más controlado. Debo ser más precavido si no quiero acabar en el iPhone de media humanidad. Esa es la gran diferencia. Pero intento que la fama interfiera lo menos posible con mi vida cotidiana. Hemos decidido mantener nuestra vida personal para nosotros, y esa es la elección definitiva”.

A lo que añade Alicia Vikander: “Es como dice Michael: la fama puede tener un lado desagradab­le. Pero también puede ser tóxica. Pero la fama de estos días, la que te ofrece un festival como Venecia es maravillos­a. De verdad. Y lo disfrutamo­s. Pero no olvidamos en ningún momento que eso no es la vida, la vida verdadera. La gente de la que me preocupo y a la que quiero no tienen nada que ver con esa fama…”

“Pero tiene su parte buena”, añade Fassbender. “Siempre tienes una buena mesa en un restaurant­e”. “Sííííí”, añade convencida Vikander, y todos nos reímos. Es lo que siempre dice Woody Allen.

El encuentro tiene lugar en la Cinema House, una terraza habilitada por el certamen lejos del certamen. En Lungomare Marconi, la calle que atraviesa de parte a parte el Lido Veneciano, con cinco kilómetros de costa por delante. Al otro lado está la playa. Y un poco más allá, el famoso hotel Des Bains, donde Fellini rodó Amarcord. Ahora el Des Bains está cerrado, a la espera de una remodelaci­ón que lo convertirá en apartahabl­an

mentos, y así lleva tres o cuatro años. Desde ese lugar de civilizada decadencia, ambos recuerdan sus días en la isla y la naturaleza. “No, no vivíamos con el papel puesto. No soy de ese tipo de actores, aunque lo respeto. No me llamaba Tom todo el tiempo”.

Vikander, por su parte, lo recuerda como un tiempo feliz, lejos del teléfono, de internet. “Las únicas baterías que teníamos que preocuparn­os de recargar eran las de nosotros mismos y de nuestros personajes”.

La luz entre los océanos es una adaptación de la novela de M.L. Stedman (publicada por Salamandra). Se sitúa en Australia, durante la posguerra de la Primera Guerra Mundial. Vikander interpreta a Isabel, enamorada de Tom (Fassbender), un veterano de guerra que se instala como farero en una isla perdida en medio de la nada. Después de dos abortos naturales, ambos deciden –no sin dudas morales– quedarse con un bebé que les proporcion­a la providenci­a. Ha llegado a sus manos tras un naufragio, con el padre del bebé muerto en la barca. “Un rodaje intenso”, reconocen. Marcado por la sana competenci­a entre ambos. Y también por una creciente complicida­d que se nota en escenas íntimas, como cuando ella le rasura el bigote a Fassbender. “Fue idea de Michael”, dice la actriz, mientras que el actor la mira. “Qué me podía pasar, no es tan mala”, bromea a continuaci­ón el actor.

Fassbender, que ha empalmado el rodaje de diez películas en los últimos años, desde los X-Men hasta Steve Jobs, pasando por

Macbeth, dice que va a descansar, que no tiene ningún proyecto a la vista. “Es como si me hubiera retirado”, bromea.

Alicia Vikander, por el contrario, tras La chica danesa, por la que ganó el Oscar, y la maravillos­a Ex

machina, del año anterior, donde encarnaba un robot desalmado y muy femenino, tiene varios proyectos por delante. Entre ellos encarnar en la pantalla a la heroína de videojuego Lara Croft de Tom

Raider.

“Fueron unas semanas de contacto constante con la naturaleza”, dice Alicia Vikander

“No soy de esos actores que llevan el papel colgado todo el día”, asegura Fassbender

Fassbender planea descansar tras 10 filmes; Vikander se prepara para ‘Tom Raider’

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ALESSANDRO BIANCHI / REUTERS Fassbender y Vikander en Venecia: muy lejos de la pequeña y desolada isla cercana a Nueva Zelanda en la que vivieron cinco semanas
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