La Vanguardia

“Por mi apellido me han mirado más con lupa”

Valero Rivera Folch, jugador de balonmano del Barça Lassa

- TONI LÓPEZ JORDÀ

El Barça Lassa empieza hoy la temporada 2016-17 en Pamplona, en la final de la Supercopa Asobal, ante el Anaitasuna (20.30 h). Un equipo blaugrana en rodaje, con seis caras nuevas. Aunque alguna, no tanto, como la de Valero Rivera Folch (Barcelona, 22/II/1985), que ha vuelto al Palau Blaugrana después de 11 años de exilio. Ahora con la barba de la madurez y liberado del peso del apellido, Valero cree que llega en el mejor momento para aspirar a todo con el Barça. Lo confiesa en esta entrevista con La Vanguardia en Andorra, en la que se sincera sobre su dura experienci­a estos años.

¿Qué pensó cuando le llamó el Barça?, ¿“ya era hora”? Me dio mucha alegría. No lo esperaba. Siempre he trabajado para volver. Es el premio al trabajo hecho. Al final, todo vale la pena. Muy contento con que me den esta oportunida­d.

¿Quién se lo comunicó? Mi padre, como representa­nte. No quería hacerme ilusiones hasta que no fuera oficial. El primero del Barça fue Pasqui, que me llamó para decirme que contaba conmigo.

¿Le cayó una lagrimita? Al principio estuve un poco nervioso; es lo que siempre quise, volver aquí.

Lo hace a los 31 años. ¿Llega un poco tarde el regreso? No, las cosas llegan cuando tienen que llegar. Estoy en uno de los mejores momentos de mi carrera, y es ahora cuando puedo ayudar mucho al Barça.

¿Considera que se ha hecho justicia deportiva con usted? No sé si es justicia... He trabajado mucho para llegar aquí y a la selección también. He tenido críticas, y mi padre –como selecciona­dor– también. Si te pones un objetivo y te esfuerzas, las cosas llegan.

¿Los últimos años en el Barça, en 2004-2005, ha sido la etapa más difícil que ha vivido? Siempre es difícil dejar al Barça, pero lo tenía que hacer. Me marché con 20 años y no me arrepiento de nada de lo que hice después. Conocí a mucha gente, viví experienci­as. Fue una época difícil para los dos, para mi padre (era el director general de las secciones) y para mí, pero ya está superada. Era una situación incómoda, pero no me hacía daño; lo sentía por él, porque se le criticó bastante. Pero eso es pasado, y no quiero hablar mucho.

¿Qué aprendió? Sobre todo que siempre tienes que pensar en positivo, tirar adelante, aunque las cosas sean muy malas. Eso me hizo madurar mucho y que fuera mejor jugador.

En aquel largo exilio vivió las penurias del balonmano español. Hasta que llega a Nantes. Decía su padre que le fue muy bien porque allí era “Valero Rivera Folch y nadie más”. Viví de todo: con el Algeciras bajamos y nos debían dinero, con el Guadalajar­a jugué en Segunda, en Vigo pasé un año malo... Después decidí romper con todo y marcharme a Nantes. Es la mejor decisión deportiva que he tomado. Allí maduré mucho, cambié mi vida por completo, aprendí un idioma nuevo, me hice más persona, y en el equipo me sentía muy a gusto. Agradecí mucho que me valoraran –fue designado mejor jugador de la liga francesa–, nunca había recibido halagos y eso sube la moral.

En Nantes se da cuenta de lo que pesaba su apellido... Sí, y tanto. Y después otra vez, con la selección. Pero entonces (2012) ya era una persona más madura, y no me afectó tanto como antes. Estaba muy tranquilo: sabía que si mi padre me quería en la selección no era porque yo era su hijo, sino porque él creía que era el mejor en la posición.

Dice que ha tenido que superar más barreras que nadie... Sobre todo por el apellido, porque todo el mundo me ha mirado más con lupa que si me hubiera llamado García. Pero es lo que me ha tocado: el apellido me ha abierto puertas y me ha cerrado otras. Si no, tendría que haber dejado el balonmano...

¿Llegó a planteárse­lo? No, nunca. Porque el balonmano es mi pasión. Quería jugar y dedicarme. Por eso empecé a pasar de todo lo que decían de mí.

En el retorno al Barça, ¿qué sensación ha tenido? Muy buena. No conocía el Palau por dentro (fue remodelado después de que se fuera). Hacía 6 años que no venía y lo he visto cambiado. Pero mantiene la esencia: cuando crucé la puerta seguía oliendo igual que siempre. Cosas que no cambian...

Ha firmado por tres años, hasta los 34. ¿Qué reto se propone? El reto es ganar los máximos títulos posibles, todo lo que podamos. Por eso he vuelto. Para ganar y para hacerme más grande todavía.

¿La Champions es más factible el año que viene que este, por la necesidad de construir el equipo? Lucharemos este año por la Champions. Personalme­nte, he venido para intentar ganarla, ya que casi no la he jugado (un poco, en el 2004), y tengo muchas ganas. Y encima hacerlo en el mejor club del mundo. Será difícil, pero iremos a por todas.

¿Ganar la Champions y después retirarse en el Barça? Es lo que todo el mundo quiere, ¿no? Ya veremos cómo van estos años, y después decidiremo­s.

EL MEJOR MOMENTO “No es tarde volver con 31; estoy en uno de mis mejores momentos, es ahora cuando puedo ayudar más al Barça”

SENSACIONE­S DEL REGRESO “Desconocía el Palau reformado por dentro, pero mantiene la esencia: cuando crucé la puerta olía igual”

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Valero Rivera Folch, esta semana en Encamp (Andorra), donde el Barça ha hecho un stage de pretempora­da antes del partido de hoy en Pamplona
LLIBERT TEIXIDÓ Valero Rivera Folch, esta semana en Encamp (Andorra), donde el Barça ha hecho un stage de pretempora­da antes del partido de hoy en Pamplona

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