Mañanas con más solvencia y simpatía
LA POPULAR PRESENTADORA CATALANA DEJA LAS ENTREVISTAS POLÍTICAS DE ‘LOS DESAYUNOS DE TVE’ PARA SUSTITUIR A MARILÓ MONTERO EN ‘LA MAÑANA DE LA 1’, CON EL PROPÓSITO JOVIAL DE “DIVERTIRME Y DIVERTIR”
De sus 38 años de vida, la periodista lleva 17 trabajados en TVE, entre informativos y debates
La imprevisible Mariló Montero partió a la caza de sus sueños antes del verano, y teníamos que encontrar a alguien para sustituirla en La Mañana de La 1. María Casado ha sido la elegida. TVE ha apostado sobre seguro: pocos comunicadores televisivos hay tan solventes, creíbles y capaces como la catalana María Casado, que volverá a demostrarlo desde las diez de la mañana de este lunes, 5 de septiembre (hasta la una del mediodía, de lunes a viernes), en competencia desde TVE con otras dos grandes damas del periodismo televisivo: la catalana Susanna Griso (Antena 3) y Ana Rosa Quintana (Telecinco).
Las bazas de María Casado son su sólida preparación y competencia profesional, su larga experiencia en pantalla y su llamativa soltura comunicativa, basada en una simpatía natural que no han podido cohibir las cámaras y los focos de los platós.
Casado goza de un don infrecuente en nuestro periodismo: conjuga credibilidad y alegría, y se agradece. Más de una vez me ha asombrado el desparpajo jovial con el que reparte juego entre ceñudos políticos durante intensos debates en directo, a los que interpela con sonrisa amplia y sin sombra de reverencia, y con una relajada naturalidad que es una de las formas del respeto, encima muy televisiva.
De los 38 años de su edad, María Casado lleva 17 años trabajados en los platós de la televisión pública española, una carrera en la que ha demostrado su multiplicidad de registros como periodista de televisión, una contrastada versatilidad profesional: ha conducido telediarios en diversas franjas, ha presentado el legendario Informe semanal, ha moderado debates densos (El debate de La 1, 59 segundos), y viene de darnos Los desayunos de TVE todas las mañanas durante varios años, y todo lo que ha hecho lo ha hecho bien.
Casado ha entrevistado con eficacia y prestancia a todos los políticos españoles, mañana tras mañana, sin amilanarse ni ante los patricios de colmillos más retorcidos. Su aspecto dulce no ha empañado un ápice su determinación y firmeza en las preguntas y sus reflejos en algunas réplicas. “Respondo rápido porque me habéis dado sólo tres minutos”, se le quejó, victimizándose, el líder de Podemos Pablo Iglesias durante una campaña electoral. “La Junta Electoral, no nosotros”, le atajó Casado. Tampoco ha tenido empacho en pastorear con mano segura a tertulianos difíciles, como la analista Curri Valenzuela: “Tenemos prisa, Curri, que coges la pelota y no la sueltas, llevas tres minutos raca-raca”, le dijo Casado, para agilizar su intervención. Valenzuela se ofendió y se negó a seguir hablando. María Casado, sinceramente compadecida del disgusto de la colaboradora, le pidió disculpas entre lágrimas, lo que interpreto como una cumplida medida de la sensibilidad de la presentadora, pendiente de la calidez en las relaciones interpersonales. Vi llorar en otra ocasión a María Casado, recientemente: estaba dedicándole a su madre –que le acompañaba– un premio Micrófono de la APEI-RTV, el pasado mes de junio. Lágrimas de gratitud a la persona a la que le preguntó, con 13 añitos: “Mamá, ¿qué tengo que estudiar para trabajar en la radio?” Su vocación temprana le ha llevado a desarrollar una dilatada carrera en radio y televisión, que ha dedicado principalmente a la información política. Para Casado es un desafío personal, según ella misma ha declarado, pasar ahora de la política pura y dura a los ángulos más variopintos de la actualidad, de la crónica rosa a la divulgación médica, de la información general al entretenimiento. Esta semana María Casado ha dejado Torrespaña para pasar a los estudios de Prado del Rey, factoría de los programas de entretenimiento de TVE –al llegar, la periodista ha preguntado donde está el enchufe para recargar la batería de su automóvil eléctrico, ecologista y animalista convencida–, en la que desembarca con la ilusión de permitirse “mi cara más gamberra” y con el propósito declarado de “divertirme y divertir”. María Casado lo hará con la misma soltura y seguridad de siempre, estoy seguro: desde el plató de La mañana de La 1: se divertirá y nos divertirá.