La Vanguardia

Diana volvió a casa la noche que desapareci­ó

La madre confirma que el pantalón rosa que llevaba estaba en su cuarto

- MAYKA NAVARRO Madrid

Diana Quer sí regresó a su casa la madrugada del 22 de agosto. Debió de ser sobre las tres y media de la madrugada. Entró sin hacer ruido y se cambió de ropa. Dejó sobre su cama los pantalones cortos rosa con los que fue vista por última vez en las fiestas del pueblo, se puso unos tejanos y salió.

La madre de la joven madrileña desapareci­da hace 17 días confirmó ayer a este diario, a través de su abogado Pedro de Bernardo, que hace pocos días descubrió que faltaba ese pantalón en el cuarto de Diana. Dedujo entonces que su hija había regresado para cambiarse y así se lo comunicó a los investigad­ores. La mujer insistió, sin embargo, en que ella dormía y que pese a tener la puerta abierta y que los cuartos están pared con pared, no la oyó.

Ni entrar, ni salir. Sobre lo que hizo la joven después sigue trabajando la policía judicial de la comandanci­a de la Guardia Civil de A Coruña. Una labor reforzada estos días por la llegada de ingenieros de la unidad técnica de la unidad central operativa, la UCO, que están centrados en el rastro que dejó el teléfono de Diana hasta que se quedó sin batería, sobre las cuatro de la madrugada.

Este informe técnico es complejo porque se trabaja en un terreno agreste con pocos repetidore­s de telefonía y por tanto el área que definen sobre la presencia de un móvil es amplia. Aun así se trata de marcar sobre un mapa las zonas por las que pasó el teléfono de Diana y en las que se fue conectando, cada vez que lo usó, al repetidor más cercano. Los investigad­ores deben después recorrer a pie, corriendo, en coche y de todas las maneras y rutas posibles la distancia entre esos puntos para comprobar qué medio se ajusta más a los tiempos de uso del teléfono de la joven. Los investigad­ores no han confirmado que Diana Quer se subiera esa madrugada a un vehículo, tras salir de su casa, con otra ropa, pero sin el DNI, ni el pasaporte, ni tarjetas de crédito. Pero el vehículo es una de las hipótesis más lógicas con las que los investigad­ores trabajan, ante la falta de evidencia de su presencia en los alrededore­s más cercanos al lugar en el que veraneaba.

Recordemos que aquella noche en A Pobra, un precioso pueblo costero de A Coruña en el que la familia compró un chalet hace 16 años para pasar del verano, se celebraba la Festa do Carme dos Pincheiros. Su madre la acompañó en coche. Por cierto que Diana no tenía previsto salir ese día. Se había pasado buena parte de las vacaciones encerrada en casa rellenando tests para aprobar la teórica del carnet de conducir y tenía previsto quedarse con su hermana Valeria y su madre viendo una película. Pero recibió el mensaje de una amiga, se cambio y le pidió a su madre que la acercara al pueblo. Los dos kilómetros que separan la urbanizaci­ón del centro de A Pobra resultaban inhóspitos de noche. Pero los quiso recorrer sola de vuelta. Se cambió y salió de nuevo. ¿Quedó con alguien? ¿Se cruzó con alguien?

La Guardia Civil reconstruy­e los pasos de la joven a partir del rastro de su móvil en los repetidore­s

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SXENICK / EFE Agentes de la Guardia Civil y voluntario­s en la búsqueda de la joven desapareci­da

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