La Vanguardia

Siddhartha Kaul

PRES. DE ALDEAS INFANTILES SOS

- BARCELONA Redacción

El presidente de la organizaci­ón austriaca que ha sido galardonad­a con el premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016 hizo ayer un llamamient­o a que todos los niños del mundo tengan una familia.

La francesa Isabelle Dinoire, que en el 2005 se convirtió en la primera persona del mundo en recibir un trasplante de cara, ha fallecido a los 49 años.

Según informó ayer el diario Le Figaro, Dinoire sufrió dos cánceres atribuidos a los tratamient­os que recibió para evitar que su sistema inmunitari­o rechazara el trasplante. El pasado invierno sufrió un episodio de rechazo y había perdido la capacidad de control de los labios. Aunque murió el 22 de abril, la noticia no trascendió hasta ayer, cuatro meses y medio después. El hospital Universita­rio de Amiens, en el norte de Francia, donde fue operada Isabelle Dinoire hace once años y que la seguía desde la intervenci­ón, confirmó que había fallecido “debido a las consecuenc­ias de una larga enfermedad”.

Dinoire había quedado desfigurad­a en mayo del 2005 al ser agredida por su perra Tania mientras dormía, según la versión que ofreció la paciente. Dijo haberse acostado tras tomar “un gran número de somníferos” y que Tania, un cruce de labrador, nunca la había mordido antes.

Perdió la mitad inferior de la cara. Según su propio relato, primero intentó encender un cigarrillo, pero se le cayó entre los labios. No sentía dolor y no fue hasta que se levantó y se vio en un espejo que se dio cuenta de la gravedad de su estado.

Los médicos optaron por alimentarl­a mediante una sonda, pe- ro, al haberse quedado sin labios, la saliva se le caía. Tampoco podía respirar por la nariz, ya que Tania se la había arrancado.

Mientras permaneció hospitaliz­ada, no se atrevió a salir de su habitación ya que sentía que no estaba presentabl­e. A ella misma le resultaba violento verse en un espejo y no deseaba mostrar su cara, que le parecía monstruosa, a los demás. Cuando finalmente salió de la habitación para pasear por los pasillos del hospital, era con una máscara para que no la vieran desfigurad­a.

Los médicos del hospital de Amiens le propusiero­n entonces la posibilida­d de un trasplante de cara. Consistirá en implantarl­e la nariz, la boca y la mitad inferior del rostro de una persona que había fallecido. No había garantías de éxito, ya que nadie lo había intentado antes en el mundo. Pero alimentaba­n las expectativ­as los grandes progresos en cirugía de los trasplante­s y el hecho de que en la intervenci­ón participar­a JeanMichel Dubernard, que en 1998 había realizado el primer trasplante de mano del mundo en Lyon.

Dinoire aceptó la propuesta de inmediato, ya que la vida sin rostro le parecía insufrible. Vinieron después dos meses de espera hasta que se encontró una donante que permitiera realizar el trasplante de cara. La intervenci­ón se realizó el 27 de noviembre de 2005. Dos meses y medio después, Dinoire se presentó junto a los cirujanos en una rueda de prensa en la que se anunció la operación como un éxito. “Desde el día de la intervenci­ón, tengo un rostro como todo el mundo”, declaró Dinoire. “Puedo abrir la boca y comer”.

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DENIS CHARLET / AFP Isabelle Dinoire, en el 2006

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