Julie Gayet, madrina de derechos
La novia del presidente Hollande participa en una campaña contra el sexismo
Segundas partes nunca fueron buenas y terceras damas aún peor. Pero es que la actriz Julie Gayet, novia del presidente francés François Hollande, no es, oficialmente, ni siquiera la tercera dama de Hollande, tras la dama real con apellido de flan soluble, Segolene Royal (madre de sus hijos y hoy flamante ministra de medio ambiente), y la despechada periodista de Paris Match Valery Trierweiler, que ganó dinero con el relato de su ruptura.
Julie Gayet solo es “la amiga” del presidente y como tal alimenta a la prensa de chismes con rumores e hipótesis de matrimonio que de momento no se concretan. O sea, que de momento no pasa de amiga oficial con secretariado y presupuesto en el Elíseo y como tal ejerce.
Antes las primeras damas, incluso las segundas y las terceras, solían dedicarse a campañas de beneficencia. Aún antes a promocionar obras de caridad o presidir las mesas del Domund o Cruz Roja (en invierno con abrigos de visón). Últimamente, históricamente hablando, se abrieron paso los madrinazgos de primeras damas alrededor de enfermedades raras. ¿Es todo eso pasado?
No del todo, pero para categorías entre modernas, informales e indecisas como la de Gayet, hoy se imponen campañas de otro estilo, más acordes con la globalización; en lugar de la Iglesia y la Cruz Roja, organizaciones no gubernamentales y causas de género, de número o de minorías perseguidas. ¿Mejor que lo de antes? Diferente. Y allí es donde Gayet, que no es tercera dama sino una categoría especial, aún por definir, ha encontrado su nicho: será madrina de una campaña contra el sexismo, adelantaba ayer la emisora RTL.
Una campaña del Gobierno, auspiciada por el Ministerio de Familias, Infancia y Derechos de la mujer cuya cartera lleva la ministra Laurence Rossignol.
Una veintena de organizaciones no gubernamentales acompañarán al ministerio en esa campaña, de la que Julie Gayet no será la única madrina, sino una entre otras. También participarán en ella “personalidades del mundo del deporte, de la cultura, de los medios de comunicación y de la polí- tica”, se dice. El gobierno ha adelantado en las redes sociales algo, no mucho, sobre el asunto, con vídeos rodados en la calle en los que se pregunta a los viandantes cosas como ¿de cuándo data la frase ‘no discuto con mujeres de fútbol’ o ‘que vuelvan a sus cazuelas’?, o ¿cuál es el porcentaje de víctimas que presentan denuncias por violación?
Se trata de un nuevo intento de sensibilización que se extenderá a lo largo de siete meses, desde mañana hasta el 8 de marzo, jornada internacional de la mujer que queda a menos de dos meses del inicio de las elecciones presidenciales, detalle importante, pues Hollande lo tiene bastante negro y quienes creen en los milagros podrían haber pensado que la aparición de su novia en algo así le favorecerá.
Gayet ya ha participado como actriz en causas de ese género, por ejemplo un corto sobre el matrimonio forzado titulado Catorce millones de gritos. En el se ve como una niña francesa castiza, es decir blanquita y de clase media alta, llega a casa del cole y su mamá le regala un magnífico traje blanco con encajes y cinta para el pelo. En plan sorpresa los papás se la llevan bien maquillada y acicalada en su utilitario, llegan a un ayuntamiento, la iglesia de la República, y ¡zas!, allí mismo la casan con un tipo feo y viejo, mayor que su padre. En el Ayuntamiento están todos los familiares y amigos de la familia, acicalados y aplaudiendo. La niña no entiende nada hasta que le ponen el anillo y el viejales la toma en brazos. La siguiente escena presenta al viejales desabrochándose los pantalones junto al lecho conyugal dispuesto a cumplir con su deber matrimonial, ante la cara de horror de la niña... En este corto, Gayet hace de mamá. Los 14 millones son las mujeres que son víctimas de esta práctica en el mundo de hoy, sin lugar para terceras damas, que nunca fueron buenas.
La actriz ya participó en un corto contra el matrimonio forzado en el mundo, ‘Catorce millones de gritos’