La lesión del siglo
MIGUEL ÁNGEL BUSTILLO (1947-2016) Jugador del FC Barcelona
Tuvo un debut de ensueño en el Bernabeu y una lesión infernal, la más célebre, ignominiosa y recordada por el barcelonismo hasta que Maradona fue cazado por Goicoetxea otro domingo de septiembre, en 1983. Bustillo lesionado, De Felipe culpable. Un lance, decían entonces, les unió para siempre el 14 de septiembre de 1969. Y la muerte se los ha llevado este 2016, con cuatro meses de diferencia.
Bustillo llegó al Barça procedente del Real Zaragoza –donde había jubilado a Marcelino, patrimonio nacional– por un pastón y al frente de emergentes como el elegante Marcial Pina o el extremo Lluís Pujol Pujolet, junto a clásicos como Rexach, Sadurní, Gallego o Zaldúa. Como siempre, el Barça había ganado el Joan Gamper y como nunca empezó el equipo la Liga ante el Real Madrid en el Bernabeu: 0-2 en los primeros cinco minutos. Goles de Miguel Ángel Bustillo. Aquellos tantos ya hubieran bastado para que entrase en la memoria colectiva: tiempos de pocas alegrías, muchos berrinches y un rival –el Madrid– que podía ser mejor en el terreno de juego pero que dominaba decisivamente los despachos y el colegio de árbitros. Pitaba aquel 14 de septiembre Ortiz de Mendibil, tras dos temporadas de veto –las recusaciones– del FC Barcelona y fama
de merengón. Empate a 2 en el descanso.
A los diez minutos de la segunda parte, Bustillo recibe un balón de Pujol al borde del área y arranca en diagonal. Aparece, como un puñal, la pierna estirada de De Felipe, central blanco, un duro del cine de acción. Sin repetición televisiva de las jugadas, en un país propicio a la bronca y al griterío, el fútbol concedía barra libre a los defensas. Y si un delantero se quedaba medio cojo, se decía: “cosas del fútbol”. La entrada de De Felipe, llega tarde y mal, pilló a Bustillo, un pipiolo, con la pierna
Bustillo había marcado dos goles al Madrid en 5 minutos. En el Bernabeu. En 1969. Y llegó De Felipe
izquierda clavada. Adiós rodilla. La salida del campo, ayudado por el portero rival y Pujol, enfureció de rabia e impotencia al barcelonismo. Nadie le pidió disculpas y Bustillo sólo pudo jugar a medias al fútbol y en el Málaga (de 1972 a 1977). Allí conoció a su esposa y con ella y hasta el sábado, día del óbito, llevaba un negocio hostelero en Salou.