Barcelona se adapta al día Sin Coches y Madrid se colapsa
Los conductores madrugaron y los pasajeros del metro aumentaron un 5%
Pese al cierre de 56 calles de Barcelona con motivo del día Sin Coches, no hubo caos. Los atascos habituales se produjeron más temprano y aumentó el uso del transporte público. Madrid, en cambio, fue un atasco.
Ni hubo caos, ni hubo grandes atascos durante el día Sin Coches. Que el Ayuntamiento de Barcelona decidiera celebrarlo en un día laborable, con 56 calles cerradas al tráfico, incluidas Gran de Gracia y la Vía Laietana, y sin un aumento destacable del transporte público, no impidió que se cerrara la jornada con una sensación de cierta normalidad.
La percepción en la calle fue que efectivamente hubo menos tráfico. Sin embargo, a primera hora de la mañana hubo retenciones, más temprano de lo habitual, lo que indica que los conductores fueron precavidos y decidieron llegar a Barcelona antes de que se cortaran las calles. Los datos facilitados por el Ayuntamiento señalan que la circulación se redujo un 6,1%, con 125.699 desplazamientos menos. En las rondas el tráfico se redujo un 4,3% y en los accesos un 7,1%. Los pasajeros del metro aumentaron un 5%, los de Ferrocarriles de la Generalitat un 4,9% y un 7,3% optó por la bicicleta. Los números, sin embargo, no permiten conocer la razón que empujó a un 6,1% de conductores a dejar el coche aparcado y optar por otros medios de transporte. Bien pudo ser por la conciencia en favor de una mayor sostenibilidad o por el temor infundido durante los días anteriores por la Guardia Urbana advirtiendo del riesgo de verse inmerso en una retención si no se cambiaba el coche por otro medio alternativo.
“Lo importante era tomar conciencia de las actividades que se pueden hacer en la calle. Llenar la calle de vida ”, dijo ayer la concejal de movilidad, Mercedes Vidal.
La edil pronunció estas palabras en la calle Trilla, un pequeño callejón en el que decenas de escolares hacían actividades físicas. Al aire libre y sin coches. Cuatro mil alumnos de quince escuelas de Barcelona realizaron talleres y juegos de todo tipo aprovechando las restricciones de tráfico. Uno de esos barrios fue Gracia donde, además, su calle principal Gran de Gràcia fue cortada al tráfico desde Jardinets hasta la plaza Lesseps. Sólo pudieron circular autobuses y taxis que, junto a un cielo encapotado, hacían presenciar una estampa muy londinense. No obstante, esto no quiere decir que no hubiera inconvenientes.
“Está bien porque hay menos ruido, pero también hemos notado menos clientela. Hay menos movimiento”, lamentó Antonia Cárdenas de la librería AURA. Por la vía seguían subiendo buses, taxis, ciclistas y un anciano que se pasó parte de la mañana recorriendo arriba y abajo montando unos patines con una bandera catalana, unos pantalones también cuatribarrados, una camiseta del Barça y un casco. Circuló incluso en sentido contrario con una excitación desbordada.
La sensación de que perdieron clientela también la tuvieron en el Frankfurt Casa Vallès. “Hay menos gente. No sé si es casualidad, pero está claro que todos los transportistas que vienen cada mañana a desayunar no han venido”, decía resignado el barista Joaquim. Los repartidores son los que más sufrieron las molestias. Los encargados de llevar
“Hay gente que coge el coche para ir a comprar un chupachups”; “La movilidad no se arregla cortando calles”
las camisas a la tienda de ropa de hombre Arc Iris trabajaron ayer enfadados. “Uno de los transportistas vino despotricando porque tuvo que dejar la furgoneta muy lejos y llevar la carga hasta aquí con la carretilla”, dijo el dueño Josep C.
Cuando la concejal acabó la atención a la prensa se le acercaron dos vecinos. Una señora la felicitó por la iniciativa. “Hay gente que coge el coche para ir a comprar un chupachups”. El segundo vecino se mostró más molesto. “Esto lo hacen para salir en la tele. La movilidad no se arregla cortando calles, sino ampliando el transporte público”.