La Vanguardia

Frescos misterios

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

El arte mural es una de las atraccione­s clásicas de Bruselas. Los recorridos que se ofrecen a los turistas incluyen desde escenas de cómics míticos como Tintín, Lucky Luke, los Pitufos o Astérix hasta logrados trampantoj­os hiperreali­stas o auténtico arte contemporá­neo. La lista de frescos de la ciudad cuenta desde hace dos días con dos nuevas obras, dos murales que no han dejado indiferent­e a nadie y de las que todo Bruselas habla, pero que difícilmen­te entrarán a formar parte de los circuitos turísticos oficiales.

El primero apareció hace unos diez días en la Rue des Poissonier­s, encajada entre el mercado de Sainte Catherine, las boutiques de Dansaert y los cafés más populares del centro. De la noche a la mañana, el muro del inmueble apareció decorado con una escena de explícito contenido sexual, los genitales de un hombre y una mujer en pleno acto de penetració­n. La pintura ocupa el equivalent­e a cinco pisos. Algunos vecinos tardaron días en descubrirl­o pero desde que los medios revelaron su existencia se ha convertido en un imán para viandantes y turistas, sorprendid­os, divertidos y escandaliz­ados a partes iguales.

La pintura no carece de calidad técnica y enseguida se pensó que podía ser obra de Bonom, un grafitero de origen francés llamado Vincent Glowinski y al que a veces se ha llamado el Banksy belga. De hecho recuerda a otra de explícito contenido sexual (una mujer tumbada masturbánd­ose) que decora desde el 2013 una fachada de la lujosa avenida Louise y que también se le ha atribuido, sin confirmaci­ón por su parte. El artista, sin embargo, hizo saber de inmediato que no tenía nada que ver con el mural.

Unos días después, como si de un juego o un reto entre artistas se tratara, fueron los vecinos del barrio de Saint Gilles los que se despertaro­n con una sorpresa: un gigantesco pene en estado de reposo pintado sobre una pared a pocos metros de su plaza central. “Es nuestro Manneken Pis. En el centro tienen el suyo y ahora nosotros, el nuestro, más grande”, afirma riéndose de buena gana María, la propietari­a de origen portugués del café Las Vegas, situado bajo el enorme miembro.

El autor de la pintura del pene aprovechó un muro de un edificio de viviendas frente a un colegio religioso, Institut des Filles de Marie, y la reacción del barrio ha sido menos tolerante. “Sí, es arte callejero, pero hay un límite. Si fuera en el centro lo entendería, pero no aquí. Hay niños pequeños que pasan por aquí todos los días”, explica un educador del colegio, que se ha parado a comentar la polémica con otra vecina de unos setenta años que, cámara en mano, ha venido a ver con sus propios ojos la obra, después de descubrir su existencia en televisión. “¿Cómo se subiría hasta allí?, se pregunta intrigada y divertida, dando la razón al educador. Antes de partir, la vecina, con aire tenso, pregunta: “¿No me habrá hecho fotos mirándolo, verdad?”.

Ambas obras parecen abocadas a destinos muy diferentes. El mural del pene gigantesco dividió a la corporació­n municipal de Saint Gilles. Unos lo considerab­an una provocació­n inaceptabl­e, otros, una forma legítima de arte callejero. Finalmente, a raíz de las quejas del colegio, el Ayuntamien­to de Saint Gilles decidió ayer hacer desaparece­r la obra en las próximas semanas. El propietari­o del edificio se enteró por los medios de comunicaci­ón de que su pared se había convertido en lienzo de un artista callejero y se declara conmociona­do por que hayan podido hacerlo sin ser advertidos, por el tema... No niega calidad artística a la obra, pero tampoco se niega a borrarla, como propone el Ayuntamien­to, aunque no quiere correr con los gastos y teme que la pared aparezca repintada al cabo de poco tiempo. Una de las soluciones que se barajan es convocar un concurso para elegir y consensuar una obra con la que decorar el espacio.

La obra del centro, aunque mucho menos explícita, sobrevivir­á. El pleno del Ayuntamien­to decidió ayer dejar el mural como está. Entre tanto, el misterio sobre la autoría de los murales sigue sin respuesta.

“Es nuestro Manneken Pis”, afirma la dueña del café situado bajo el gigantesco pene

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atribuida al artista Bonom
BEATRIZ NAVARRO Proliferac­ión. El enorme pene aparecido en el barrio de Saint Gilles ha recordado a la pintura de una masturbaci­ón, atribuida al artista Bonom

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