La Vanguardia

“Me fijaba en su timidez, no en las notas”

El periplo de una familia hasta saber que su hijo, que este curso ha pasado de cuarto a sexto, es superdotad­o

- SARA SANS

De pequeño, cuando iba al parque no jugaba con otros niños. Su madre cargaba con cubos, palas y otros juguetes para intentar que se relacionar­a pero a la que le cogían algo, él prefería irse. “Me daba la sensación de que no era un niño feliz...”, dice. A diferencia de la mayoría, Gabriel no mostraba entusiasmo ni en el parque, ni en la playa, ni en Port Aventura... Lo que le gustaba y le sigue apasionand­o son las historias. Los dinosaurio­s, los planetas, los romanos… El niño no toleraba ni la mentira ni lo que él considerab­a una injusticia. Y si pasaba, respondía con un enfado, un bloqueo o una profunda tristeza. Jugaba solo en el patio del colegio pero su expediente académico brilló desde el primer día. Después de años de psicólogos y tests, los especialis­tas han concluido que Gabriel es superdotad­o. Con diez años, acaba de pasar de cuarto de primaria a sexto de primaria.

Los padres de Gabriel se fijaban más en la timidez y la falta de habilidade­s sociales de su hijo que en los informes escolares, siempre excelentes. “Sacaba buenas notas, pero era el primer hijo, no tenemos sobrinos y tampoco vas comparando con el resto de la clase...”, explica su madre. Al final de P5, la profesora, deslumbrad­a por la capacidad de raciocinio del niño, apuntó la posibilida­d, pero no fue hasta segundo de primaria cuando la tutora planteó por primera vez seriamente la cuestión: el perfil de Gabriel encajaba con el de un niño con altas capacidade­s.

“Entonces empecé a leer y a informarme sobre el tema... y comencé a entender muchas cosas”, dice la madre. La mirada profunda y siempre atenta de Gabriel, su facilidad e interés para aprender lo que le interesa, su memoria privilegia­da, sus enfados, su preferenci­a por estar solo antes que tolerar ciertas situacione­s...

En tercero llevaron por primera vez a su hijo al Centre de Infància i Família (CIF) de Tarragona, donde viven. La psicóloga le hizo el test y Gabriel sacó un coeficient­e de 142 (a partir de 130 se considera altas capacidade­s). Lo repitieron y sacó un 134. En paralelo, los padres de Gabriel apuntaron al niño a la granja escuela Corral de Neri, que trabaja la inteligenc­ia emocional. Se reunió con la responsabl­e de la EAP (equipo de asesoramie­nto pedagógico) de la escuela, “no es que no quieran atenderte, es que no pueden... Tienen que encargarse de las necesidade­s de todos los alumnos, y hacer un test de altas capacidade­s son cinco sesiones de trabajo con un solo niño”, lamenta la madre. Así que llevó al pequeño a un centro especializ­ado de Tarragona, Hypatia.

Pasó el curso y, ya en cuarto, la madre volvió a pedir reunión con la EAP. Como miembro del consejo escolar también insistía en la necesidad de prestar más atención a los niños con altas capacidade­s, a la posibilida­d de trabajar de forma más transversa­l... “Algunos pensarán que soy muy pesada, pero eso beneficiar­ía a todos los alumnos...”.

Este verano, con el informe de su hijo terminado, que concluye que Gabriel tiene altas capacidade­s intelectua­les con un perfil de superdotac­ión, el director le propuso la posibilida­d de que el niño saltara un curso. La decisión no ha sido fácil. Escucharon al niño, a profesores y a la pedagoga y han dado el paso. “A falta de otros medios, la aceleració­n es un recurso”, dice ella. El hermano pequeño de Gabriel también apunta altas capacidade­s. La familia trata de gestionarl­o lo mejor que puede. Tiempo, dedicación y... dinero. “Yo era partidaria de tardes libres para los niños... pero intentas proporcion­arle lo que necesita y la escuela no puede darle...”. Gabriel va a clases de ajedrez, de robótica, toca la gralla, va al centro pedagógico, a la granja escuela... El año pasado aprendió italiano con la tableta y este quiere apuntarse a clases de ruso. Ha dejado momentánea­mente el baloncesto. Ahora se reserva tiempo para los deberes, aunque le gustaría mejorar en ping-pong...

EL CARÁCTER De pequeño, Gabriel prefería estar solo a tolerar situacione­s que considerab­a injustas

UN EXPEDIENTE BRILLANTE En segundo, la tutora planteó por primera vez que el niño podía tener altas capacidade­s

 ?? VICENÇ LLURBA ?? Gabriel, que ha cumplido doce años este verano, comenzará el instituto el próximo curso: su hermano pequeño también apunta altas capacidade­s
VICENÇ LLURBA Gabriel, que ha cumplido doce años este verano, comenzará el instituto el próximo curso: su hermano pequeño también apunta altas capacidade­s

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