“Me gustaba la idea de pasarme los días cabalgando”
Denzel Washington, que estrena ‘Los siete magníficos’
Su caso es toda una rareza en el Hollywood de hoy. Consagrado como gran estrella en los noventa, ha logrado mantener su popularidad mientras muchos otros pasaron de moda. Denzel Washington no sólo posee la solidez comercial que lleva a los grandes estudios a dar luz verde a sus películas, sino que con dos Oscar y cuatro nominaciones, es uno de los más respetados de su generación. Quien este año se sumará a la carrera por los premios con Fences, la adaptación cinematográfica de Al otro lado
de la cerca de August Wilson, que protagoniza y dirige, deberá probar que sigue convocando a las audiencias con la nueva versión de Los siete magníficos. El filme, que marca su tercera colaboración con Antoine Fuqua, llega hoy a las carteleras de todo el mundo después de un verano marcado por el fracaso de remakes y secuelas.
¿Creció jugando a vaqueros e indios?
No. A mí me interesaban los deportes. Jugaba al fútbol americano y al béisbol, y no recuerdo haber prestado mucha atención a los vaqueros.
¿Con qué soñaba cuando era niño?
Con convertirme en jugador profesional de fútbol americano. Mi hijo mayor cumplió mi sueño. Logró jugar para la NFL. Lo cierto es que yo nunca pensé en ser actor.
¿Qué le hizo cambiar de idea?
Tomé un par de clases en la universidad. Una de ellas fue sobre Shakespeare, porque alguien me dijo que era muy fácil y podía aprobarla sin problemas. Me fue muy bien. Y luego tomé otra clase de teatro, en donde me dijeron que yo tenía talento. Por esa razón nunca quise presionar a mis hijos cuando tuvieron 17 o 18 años, porque es imposible saber a esa edad qué es lo que vas a querer hacer para el resto de tu vida. Pero una vez que estás en la universidad, si tienes suerte, encuentras tu vocación, y eso me pasó a mí cuando tenía 20 años.
¿Y cuál es su relación con los westerns?
Ninguna. Mi padre era pastor. Crecí en su iglesia, y él nunca nos llevaba al cine. Jamás vi westerns. En aquellos tiempos vi Rey de reyes y Los diez mandamientos, y eso fue todo. No hice esta película porque era un sueño de mi niñez que quería concretar. No tenía una mirada romántica sobre los westerns. Simplemente me gustó el guion y confío en Antoine Fuqua. La idea de pasarme los días cabalgando no me disgustó en lo más mínimo.
En 1874, cuando transcurre esta película, ¿había vaqueros negros?
La verdad es que yo no estaba allí, si bien los jóvenes negros solían llevarse muy bien con las vacas, y esos eran los vaqueros. Pero hice una investigación muy interesante y descubrí que había una mujer a la que llamaban Black Mary o Big Mary y solía liquidar a tiros a los hombres. Era una famosa pistolera. En la vida de frontera el respeto había que ganárselo a golpes, no había leyes que valieran. Antoine ha dicho que Los siete
magníficos tiene un mensaje muy apropiado para los tiempos que corren. ¿Usted comparte ese criterio? Para nada. No leí el guion y me dije que esta era una película sobre la lucha contra las tiranías. No le vi mayor profundidad. Sólo vi la oportunidad de ponerme ropa de época, y salir a cabalgar con una pistola en el cinto.
SU RELACIÓN CON LOS WESTERNS “Mi padre era pastor; crecí en su iglesia, y él nunca nos llevaba al cine; jamás vi westerns”