Galicia decide mañana por toda España el futuro de Sánchez y Rajoy
Feijóo llega a las urnas con la sensación de que puede conservar la mayoría
Galicia decide mañana por toda España, como enfatizaron ayer con su presencia y sus contrapuestos mensajes de cierre de campaña el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Sin embargo, la enorme atención que, por encima de las elecciones vascas, han despertado las autonómicas gallegas fuera de Galicia contrasta con la atonía que hubo dentro. Ese guión favorece al Partido Popular que llegó a la jornada de reflexión convencido de que su cuna, la tierra natal de Fraga y de Rajoy, volverá a salvarle con una nueva mayoría absoluta de Núñez Feijóo. Sería una hazaña de un calado mayor del que supusieron sus dos victorias contra pronóstico de 1981 y 2009, que noquearon a la UCD y a Rodríguez Zapatero.
Bajo los negros augurios de una Galicia siempre poco propicia para el PSOE y con el peligro de hundirse al ser superado por En Marea y tener el peor resultado de su historia, su líder, Pedro Sanchez, hizo ayer su camino de Santiago por la ruta portuguesa, desde Tui. Fue la continuación de sus extenuantes recorridos en los seis días que ha participado en la campaña, sólo uno menos que Rajoy, lo que en un secretario general del PSOE carece de precedentes cercanos. Y en ese tour a través de la siempre bastante decisiva provincia de Pontevedra, Sánchez, sin decirlo, enfatizó su “no es no” al presidente del Gobierno en funciones al que volvió a identificar con la corrupción. Sánchez se juega mucho con su candidato Fernández Leiceaga, porque Galicia es una de las federaciones que más le apoyan, al igual que Euskadi, donde los augurios son todavía peores.
Las encuestas pronosticaron unánimemente el domingo que Feijóo conservará la que es la única mayoría absoluta de la España autonómica. Ese diagnóstico se habría consolidado en los últimos días, por lo que se sabe de los sondeos ocultos de los partidos.
Pese a que la trayectoria de las encuestas en España y sus graves errores en las autonómicas gallegas inviten a desconfiar, la oposición parece habérselas creído, mientras en el PP se ha instalado una ola de euforia que les lleva a soñar en voz alta con subir por encima de los 41 diputados de 2012 y superar incluso los 43 de Fraga. El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, hizo un llamamiento a la prudencia, para evitar un exceso de confianza. Horas después esa instrucción era desobedecida en un mitin por Mariano Rajoy, que anunció que Feijóo no sólo tendrá los 38 escaños de la mayoría absoluta, sino “muchos más”.
En este escenario, la lucha del centroizquierda se centra más en el combate por la segunda plaza entre el PSOE, con 18 escaños en el 2012, y En Marea, que tuvo 9 con otra marca y sin Podemos. En Marea aparece por delante en los sondeos. Su candidato, el juez Luís Villares, empezó flojo en el debate en la TVG pero progresó y el jueves, en su Lugo natal, dio el mejor discurso de un candidato gallego en los últimos años. Pero, como le pasa al PSOE con el pulso de los barones frente a la solvencia de su candidato Leiceaga, a En Marea le lastra la guerra de Podemos, entre Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, que estalló en Galicia.
Esas hostilidades internas en plena campaña muestran que los aparatos centrales de PSOE y Podemos no confían mucho en un cambio en Galicia, en la que hay otro frente abierto, el de la pugna del BNG y Ciudadanos por estar en el Parlamento, con mejor pronóstico para el primero que para el segundo. C’s pide tener diputados para condicionar a Feijóo, con el objetivo de estrechar su cerco sobre el PP. Y ayer en Vigo el presidente de la Xunta apeló al voto útil , dando a C’s por desahuciado, aunque los sondeos le concedan alguna opción.
Rajoy y Feijóo coincidieron en Vigo por primera vez en 12 días. “Alberto lo ha dicho todo y bien”, afirmó el primero en su papel de gregario, pero más entusiasta y desatado en su optimismo que el cauteloso candidato. Casi en éxtasis, sintiéndose impulsado para intentar de nuevo la investidura, Rajoy dejó ver que está convencido de que, como en 1981 y 2009, Galicia volverá a funcionar como el laboratorio electoral español en beneficio del PP y sin temer ya que se amplifique lo sucedido en 2012, cuando las urnas gallegas alumbraron a la nueva izquierda de Podemos y En Marea.
AMBIENTE CONTRADICTORIO La gran atención que tuvo la campaña fuera de Galicia contrasta con la atonía interior
ENCUESTAS CONTROVERTIDAS
Los sondeos ocultos confirmarían el pronóstico de que el PP tendrá la mayoría
EL PULSO ESPAÑOL Sánchez enfatiza su ‘no es no’ a un Rajoy que casi entró en éxtasis en su mitin de Vigo