La Vanguardia

Obama no tendrá el TTIP

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LA Unión Europea ha asumido, finalmente, la imposibili­dad de concluir las negociacio­nes del tratado de libre comercio con Estados Unidos (TTIP) bajo la Administra­ción Obama, en contra de lo que era el deseo del presidente estadounid­ense, que pretendía firmarlo antes de abandonar la Casa Blanca en enero del 2017. El escaso tiempo disponible hace inviable superar las profundas diferencia­s que existen entre ambos bloques económicos y entre los propios países europeos sobre este polémico acuerdo comercial, según se ha constatado en el Consejo de Ministros de Comercio europeos celebrado en Bratislava.

Las negociacio­nes sobre el TTIP, oficialmen­te, no se han suspendido, sino que se han aplazado hasta que una nueva administra­ción tome las riendas de Estados Unidos después de las elecciones presidenci­ales de noviembre. Pese a las dificultad­es existentes, una mayoría de miembros de la Unión Europea, veinte países, entre ellos España, se han mostrado partidario­s de seguir adelante. Sin embargo, como propone Francia, principal país opositor al citado tratado, lo más adecuado sería negociar sobre nuevas bases y condicione­s, con una mayor transparen­cia y una definición más clara de los objetivos. Las negociacio­nes hasta ahora se han llevado a cabo con un exceso de oscurantis­mo que ha impedido el debate en profundida­d del impacto que la nueva liberaliza­ción comercial tendría en la economía de los diferentes estados miembros.

La propuesta de alcanzar un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, que fue lanzada en el 2013, pretende eliminar las barreras comerciale­s entre ambos bloques económicos, como los derechos de aduanas y las restriccio­nes reglamenta­rias que impiden la libre circulació­n de mercancías y de prestación de servicios. El beneficio de este acuerdo es que impulsaría el crecimient­o económico y la creación de empleo, pero los riesgos que comporta esa mayor liberaliza­ción preocupan también en numerosos países europeos por el impacto que la nueva competenci­a podría tener en sus respectiva­s economías, en la seguridad alimentari­a y en las normas medioambie­ntales, entre otros aspectos. Por ello, todo indica que la negociació­n del TTIP con la futura administra­ción estadounid­ense seguirá siendo igual de compleja y difícil como lo ha sido hasta ahora.

En Bratislava, en cambio, se ha dado un impulso al acuerdo del libre comercio con Canadá, el CETA, que muchos consideran como un caballo de Troya del TTIP, ya que puede permitir a las empresas estadounid­enses entrar en la Unión Europea a través de sus filiales canadiense­s. Pero Canadá, a diferencia de Estados Unidos, ha aceptado las reservas y proteccion­es exigidas por la Unión Europea.

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