Maestro del último cine negro
CURTIS HANSON (1948-2016) Director de cine
Para sostenerse, una película necesita, casi por fuerza, una buena historia. Si además de buena es magnífica, tanto mejor. Si a esto último le añadimos la pericia de un director como Curtis Hanson, fallecido el pasado día 20 en Los Ángeles de complicaciones del alzheimer que padecía, el resultado puede llegar a la perfección. Tal fue el caso de su obra maestra, L.A. Confidential (1997), ganadora de dos premios Oscar.
Dicho filme resultó de la adaptación de la novela homónima del escritor James Ellroy, una de las cuatro que conforman su conocido como Cuarteto de Los Ángeles. El proceso comenzó –una vez comprados los derechos– con la escritura del guion por parte de Brian Helgeland y el propio Hanson. La tarea resultó ardua: Ellroy, que decidió colaborar en los preparativos, reconoció haber empezado a trabajar con el dúo de guionistas a partir de la séptima versión del texto.
Una vez concluido el trabajo, el nada complaciente escritor admitió haber quedado satisfecho con el resultado de la adaptación. No en vano, de la relación con Hanson a propósito de la preparación y el rodaje de L.A. Confidential surgió la amistad entre ambos.
Además de haber expresado cierta sorpresa por encontrarse con dos actores relativamente poco conocidos en aquel entonces como Russell Crowe y Kevin Spacey, su conformidad fue absoluta en lo relativo a cada detalle de esta producción. Que Hanson y Helgeland fueran capaces de condensar más de quinientas páginas en poco más de dos horas de película con tal maestría supuso no sólo el reconocimiento de James Ellroy, una persona poco dada a la adulación gratuita, sino del público en general.
Además de los actores ya citados, aparecían Danny DeVito, Guy Pearce y James Cromwell, además de una deslumbrante Kim Basinger, bajo un telón de fondo sonoro que incluía piezas de Chet Baker, Bing Crosby o Jerry Goldsmith, responsable en última instancia de la banda sonora.
Su carrera, sin embargo, comenzó mucho antes: ni más ni menos que cuando Roger Corman le dio su primera oportunidad al encomendarle la adaptación de un relato de H.P. Lovecraft, Terror en Dunwich (1970). Un par de años más tarde debutará en la dirección con Sweet Kill, que confirma a Hanson como lo que llegará a ser: un experto en lo relacionado con el terror y el thriller de ascendencia clásica.
Otras películas como Testigo silencioso (1978); Perro blanco, de Sam Fuller, con el que colabora en la escritura del guion; Malas influencias (1990), con el entonces polémico Rob Lowe, o la estremecedora La mano que mece la cuna (1992) anticipan el dominio de un género que culminará con la mencionada, oscarizada –y ya clásica– L.A. Confidential. Su obra posterior recoge títulos interesantes como Jóvenes prodigiosos (2000), un drama con Michael Douglas de protagonista que cuenta con Bob Dylan en la banda sonora (el videoclip correspondiente a Things Have Changed lo dirigirá el propio Hanson); 8 Millas, en torno al rapero Eminem, que se llevará un Oscar precisamente a la mejor canción, o la postrera Cazando Mavericks (2012), otro retrato contemporáneo que el director trazó, esta vez con desigual acierto, del surfista Jay Moriarty. Por aquel entonces, el cineasta ya no se encontraba en plenitud de facultades: el alzheimer, efectivamente, lo acechaba.
Por último, cabe destacar un telefilme previo, Malas calles. Con esta adaptación del best seller de Andrew Ross Sorkin, que contó en su reparto con actores como William Hurt, el director norteamericano se adentraba en la última crisis financiera.