Dulce convivencia
La irrupción de las ventas por internet ha traído consigo nuevos hábitos en los consumidores y éstos, a su vez, han demandado más servicios y nuevas formas de venta a las tiendas en línea. Pero no sólo a ellas, sino también a los establecimientos de siempre. Tras varios años de experiencia y de muchos estudios, el vaticinio de que la venta en el mostrador saltaría por los aires ante la competencia de internet no parece un axioma indiscutible. Hoy se publica en Economía un estudio que apunta más a una simbiosis que a una sustitución. Las más de 500 empresas europeas de distinto tamaño analizadas defienden el establecimiento físico, pero, al mismo tiempo, se dedican en cuerpo y alma a ofrecerse en internet, porque el consumidor combina una y otra forma de compra. Ir de tiendas, además, sigue siendo un acto de relación social, y al cliente le apetece tocar o incluso probarse el artículo. Así es que los pequeños comerciantes no deben temer a internet; deben temer no aparecer también ellos en la red. Ese es su reto.