Alberto Núñez Feijóo
El desastre de la izquierda, la solidez del PPdeG y el candidato fueron claves
PRESIDENTE DE GALICIA
Por tercera vez consecutiva desde su nombramiento en el 2009, el popular Alberto Núñez Feijóo se ha proclamado ganador de las elecciones gallegas por mayoría absoluta, la única de toda España, a mucha distancia de sus adversarios.
El Partido Popular llegó en su mejor momento de los últimos tres años largos de zozobra a su lugar más propicio, Galicia, y con el que se confirmó ayer como su máximo activo electoral, Alberto Núñez Feijóo. Y Galicia no les falló ayer a los de la gaviota al darles la séptima mayoría absoluta en las décimas elecciones al Parlamento de Santiago, que, aun con el peso de la tradición, resulta más excepcional que nunca, al confirmarse como la única de toda la España autonómica. El aplastante triunfo popular se explica por la muy buena imagen de su candidato, la sólida implantación del PP, pese a su menguado poder local, y el desastre de la oposición en su conjunto, aunque en ella destaquen la apurada segunda plaza de En Marea con el juez Luis Villares, la exitosa resistencia del BNG con su pujante líder Ana Pontón y el hundimiento del PSdeG-PSOE de Fernández Leiceaga, que obtuvo el peor resultado de su poco gloriosa historia, mientras que Ciudadanos, al estrellarse, se parecía más al CDS.
Desde que en el 2006 se hizo con el liderazgo del PP gallego sucediendo a Fraga, Feijóo ha tenido en los partidos de centroizquierda a 16 interlocutores, contando a los sucesivos portavoces parlamentarios y a los líderes orgánicos de PSdeG, BNG y lo que hoy es En Marea, que nació en el 2012 con la Alternativa Galega de Esquerda de Beiras y Esquerda Unida, a la que después se incorporó Podemos. Por ejemplo, desde 1981 el PSdeG ha tenido siete candidatos a la presidencia de la Xunta, y el PP, sólo tres: Fernández Albor, Fraga y Feijóo.
Este carrusel de liderazgos refleja con nitidez la disparatada evolución del centroizquierda gallego desde la inesperada primera victoria de Feijóo del 2009. lograda con el 46,7% de los votos y 38 escaños, por debajo del 47,6% y los 41 diputados de ayer, los mismos que en el 2012, pero con 1,6 puntos más en porcentaje de voto.
Mientras Feijóo ocultaba las siglas del PP durante la campaña y Rajoy hacía una ruta rural para poder apuntarse el esperado triunfo sin ponerlo en riesgo, la oposición mostró sus miserias, primero con el complicado parto de En Marea como partido específico, al que se resistió Podemos, y después con el estallido en Galicia de la guerra en la formación morada, entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, mientras el PSOE también exhibía el pulso de los barones autonómicos y Pedro Sánchez. Así, la debacle de una oposición que ha sido incapaz de aprovechar una en teoría gran oportunidad para hacer frente al PPdeG se explica por ese cóctel entre las divisiones internas y unos candidatos muy poco conocidos, pues el sábado, según la empresa Sondaxe, el 42% de los gallegos no sabía quién era Luis Villares, de En Marea, y al 45% les pasaba lo mismo con el socialista Fernández Leiceaga.
La aspirante del BNG, la politóloga Ana Pontón, era aún menos popular, pero rentabilizó su buena campaña y su victoria en el debate de la TVG para bajar sólo un escaño cuando el Bloque se veía en riesgo de desaparecer.
A Feijóo lo conoce, según Sondaxe, el 99% de los gallegos. Le dan una nota de 5,7, estratosférica hoy en día, además de valorar, según el CIS, que la gestión de la última legislatura fue mejor que la primera. Con su éxito, el presidente de la Xunta lava sus fotos de 1995 con el narcotraficante Marcial Dorado. Y pese al escándalo sexual que afecta al barón provincial, Baltar hijo, el PP logra nueve escaños en Ourense por primera vez desde 1993.
LA FRACASADA OPOSICIÓN En Marea logra una apurada segunda plaza, PSdeG se hunde como nunca y el BNG resurge
ESTABILIDAD FRENTE A CAOS El PP sólo ha tenido tres líderes desde 1981, y la oposición, 16 referentes desde 2006