Iñigo Urkullu
Los nacionalistas prefieren al PSE como primera opción para formar gobierno
PRESIDENTE DEL PAÍS VASCO
El PNV ha superado con nota el examen de las autonómicas, renovando la victoria de Iñigo Urkullu con dos escaños más respecto a los últimos comicios, a la vez que se distancia de Bildu y frena las esperanzas de Podemos.
Iñigo Urkullu, el político que según el Financial Times habla con la calma de un médico de familia, volverá a ser lehendakari. Los vascos votaron ayer estabilidad. Votaron la “utopía razonable” que ofrecen los nacionalistas moderados. Escogieron un cambio ordenado en la relación con el gobierno central y experiencia en la gestión. La vía Ibarretxe y el proceso catalán quedan hoy un poco más lejos que ayer. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) no tendrá problemas para ser investido y podrá escoger pareja de baile. La suma con los socialistas, su primera preferencia, llega a la mayoría absoluta, 38 de 75 diputados.
Una de las incógnitas de estas elecciones era el papel de la coalición Elkarrekin Podemos, que ha conseguido hacerse un sitio en el paisaje político vasco después de ganar los comicios generales. Los expertos, sin embargo, ya avisaban los últimos días que la formación de Pili Zabala era quien tenía al electorado más “desestructurado”, con riesgo de escapes, y en una caída constante a medida que avanzaba la campaña. Los malos pronósticos para el partido morado se acabaron cumpliendo y se quedó en sólo 11 diputados, sin rozar su objetivo: dar el sorpasso a Euskal Herria Bildu y convertirse en la principal fuerza de la oposición. Hoy será el turno para la reflexión en profundidad en Podemos, pero una línea electoral desdibujada –criticando con el freno de mano puesto la gestión del Gobierno autonómico– y el voto dual pueden ser elementos que expliquen la factura en las urnas.
Con los resultados en la mano, uno de los vencedores de la noche fue la izquierda abertzale. Los 17 escaños obtenidos –cuatro menos que en el 2012– suponen consolidar una meritoria segunda posición después del desgaste de los últimos cuatro años y con la incertidumbre del retorno de Arnaldo Otegi a la primera línea política, si bien no podrá ocupar un escaño en el nuevo Parlamento. “El árbol está bien arraigado”, certificó el jefe de campaña de Bildu, Iker Casanova. La izquierda independentista consiguió ayer superar los 220.000 votos, la cifra mágica que se había fijado internamente para calibrar como un éxito los números. Parte del electorado que les había castigado en las generales confiando en Pablo Iglesias ha vuelto a casa. Hay en la Cámara 57 representantes favorables al derecho a decidir, un hecho que choca con la posibilidad de que los socialistas se conviertan en el socio preferente de Urkullu. La mayoría absoluta de los dos partidos –el escaño 38 bailó hasta bien adelantado el recuento– amortigua el porrazo electoral de los de Pedro Sánchez, que cae de 16 escaños a 9. No obstante, la hemeroteca les devuelve al nivel de 1980, cuando Euskadiko Ezkerra se presentaba por separado. El PP, a quien las encuestas habían pronosticado una bajada profunda, se aferró a “la derrota” del PSE para dejar en un segundo término que los populares se convierten en la última fuerza en la Cámara autonómica. Las dos principales marcas políticas estatales no llegan al 25% de los sufragios en Euskadi. Que Ciudadanos no consiguiera representación hizo que los populares respiraran más aliviados. Los de Rivera no consiguieron hacerse con el escaño que tenía UPyD. El PNV analizará este mediodía unos resultados que superan en porcentaje los de hace cuatro años, manteniendo la fortaleza sobre todo en Bizkaia, tradicional granero de votos. Ahora los líderes políticos vascos tendrán que poner en práctica la promesa electoral de estas semanas: la voluntad de pactos en economía, autogobierno y en cerrar definitivamente las heridas del pasado.
SIN ‘SORPASSO’ Los malos pronósticos se cumplen y Elkarrekin Podemos no supera a EH Bildu
CAÍDA HISTÓRICA El Partido Popular y el PSE no consiguen llegar al 25% de los sufragios en Euskadi