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El resultado de las elecciones autonómicas en Galicia y Euskadi, y sus derivadas en la política española.
Los resultados de las elecciones autonómicas de ayer en Galicia y en el País Vasco significan un aliento para el PP; el refuerzo de la moderación del PNV; un pésimo balance para el PSOE, que pone a Pedro Sánchez contra las cuerdas; una nueva decepción para Podemos, que no alcanza sus objetivos; el fracaso de Ciudadanos y, sobre todo, la consolidación de un político, el popular gallego Núñez Feijóo, que repite por tercera vez una mayoría absoluta que le posiciona en España y en su partido como un serio candidato a desempeñar un papel clave en el futuro inmediato.
GALICIA. Por tercer mandato consecutivo y con mayoría absoluta, Alberto Núñez Feijóo presidirá la Xunta gallega, un rotundo triunfo del político popular teniendo en cuenta las difíciles circunstancias por las que atraviesan su partido y el país en general. Los resultados de las elecciones autonómicas gallegas no sólo consolidan y refuerzan la figura de este licenciado en Derecho de 55 años que se autodefine galleguista y reformista, sino que además lo catapultan hacia horizontes de más responsabilidad en un futuro más o menos cercano. Núñez Feijóo no sólo ha logrado triplicar los resultados de la segunda y de la tercera fuerzas gallegas, En Marea y PSdeG, sino que también ha cauterizado la vía de escape de votos que Ciudadanos representa para su partido en el resto de España. Sin duda, la rotunda victoria de Núñez Feijóo es la mejor noticia que recibe el PP desde hace meses.
Frente a la incuestionable victoria del político popular, que repite los resultados de hace cuatro años a pesar de la tormenta judicial que se abate sobre algunos de sus correligionarios, destaca el fracaso del socialismo gallego, que pierde cuatro escaños con respecto al 2012 (cuando logró 18) y cede el segundo puesto en el hemiciclo del pazo del Hórreo, en Santiago de Compostela, a En Marea, la confluencia de Podemos, que le supera en 16.000 votos, aunque empatan en escaños (14). Otra decepción de los socialistas gallegos, que no por más anunciada tras un año convulso es menos dolorosa para sus dirigentes. Tampoco el movimiento de confluencia de Podemos puede darse por satisfecho con los resultados conseguidos. En Galicia sólo hubo un ganador: Núñez Feijóo.
EUSKADI. Iñigo Urkullu no tendrá problemas para repetir como lehendakari del País Vasco y puede elegir de dónde recabar apoyos para garantizarse la gobernabilidad. El líder del PNV, de 55 años, ha mejorado de forma notable sus posiciones del 2012, mientras que EH Bildu conserva el segundo puesto, Podemos irrumpe en la tercera posición, se hunde el PSE, que pierde hasta siete representantes en el hemiciclo, y baja un escaño el PP.
El factor más destacado de los comicios de ayer en Euskadi es que los llamados partidos constitucionalistas, que otrora disputaron la hegemonía de los nacionalistas, quedan en una posición casi marginal, mientras se consolida el PNV, que, con Urkullu a la cabeza, ha hecho de la centralidad su seña de identidad. Las políticas moderadas, tanto en lo territorial como en la gestión económica, del Gobierno vasco estos últimos cuatro años han reforzado políticamente al nacionalismo, al pasar de 27 a 29 diputados, y Urkullu está en disposición de repetir ejecutivo. Según la ley vasca, es investido lehendakari en segunda vuelta el que gana por mayoría simple, sin contar los votos contrarios. Y podrá gobernar cómodamente con el apoyo de los socialistas o del PP –ambos con nueve diputados–. Una disyuntiva que, a tenor de las reiteradas declaraciones de los nacionalistas, se inclinará previsiblemente hacia los primeros. Aunque no debe descartarse un acuerdo con el PP a cambio de su abstención en la investidura de Mariano Rajoy, puesto que el nacionalismo vasco tratará sin duda de sacar rédito de la debilidad de unos y otros.
La pérdida de siete escaños por parte del PSE es un fuerte varapalo para el partido, que no ha logrado sacar beneficios de su apoyo al Gobierno del PNV en el último mandato. La razón es que los socialistas vascos se han quedado sin una propuesta para la comunidad en esta etapa post-ETA, y el PNV se ha apoderado de su programa socialdemócrata. Un fracaso que tendrá, sin duda, consecuencias para el liderazgo de Pedro Sánchez. Tampoco el PP, que presentaba al exministro Alfonso Alonso, ha salido airoso del envite.
Otro factor que tener en cuenta es el declive de EH Bildu, que, a pesar de haber jugado la carta victimista de Arnaldo Otegi, ha perdido cuatro escaños. Los radicales conservan la segunda posición porque Podemos, que aparece por vez primera en el hemiciclo de Vitoria, sin embargo, lo hace con menos fuerza de la que preveían las encuestas. El suflé podemita sigue bajando a cada elección, lo que sin duda tendrá sus consecuencias en la batalla ideológica y por el poder que se libra entre sus dirigentes.
ESPAÑA. La pregunta es si los resultados de las autonómicas de ayer influirán en la resolución del bloqueo institucional y político que vive España desde el pasado 20 de diciembre y evitarán, así, la celebración de unas terceras elecciones que nadie dice querer. La respuesta es que no necesariamente, aunque tras el fracaso del PSOE en Galicia y el País Vasco, la posición de su líder, Pedro Sánchez, se debilita de forma muy considerable. Está claro que la decisión de oponerse a la investidura de Mariano Rajoy no es personal de Sánchez, sino del partido, y sería, por tanto, el comité federal el que podría variar su estrategia hacia una abstención que facilitara la investidura del líder del PP. A partir de ayer, ese cambio de rumbo socialista está más cerca de producirse. Pero no es seguro que vaya a suceder, porque los sectores que se oponen siguen mostrándose irreductibles por temor a decepcionar a las bases. Pero es evidente, al mismo tiempo, que los resultados de ayer indican que el que más pierde elección tras elección no es el PP sino el PSOE.
En el escenario político español no es cuestión menor la decepción de las dos fuerzas emergentes en Galicia y el País Vasco. Aunque en el caso de Podemos es por el fracaso en alcanzar los objetivos que marcaban las encuestas y en Ciudadanos es la absoluta irrelevancia en ambas comunidades, lo cierto es que los ganadores son dos fuerzas de la llamada “vieja política”: PP y PNV. Por tanto, si alguna conclusión clara puede extraerse ante unas posibles terceras elecciones generales es que el PP no acusa el desgaste, a pesar de los escándalos que han afectado a José Manuel Soria y Rita Barberá. En cambio, la izquierda parece ir debilitándose a cada elección.