La Vanguardia

Asesinado en Ammán un escritor acusado de insultar al islam

Un islamista acribilla a Nahad Hattar en las escaleras del tribunal Abdadi

- TOMÁS ALCOVERRO

En Oriente Medio hay y ha habido muchos Charlie Hebdo, escritores y periodista­s árabes asesinados al ser acusados de blasfemar, insultar al islam o criticar y mofarse de los yihadistas. Ayer, cuando el escritor y cronista jordano Nahad Hattar subía las gradas del tribunal de Abdadi, en Ammán, donde había sido citado para ser juzgado por una caricatura publicada considerad­a ofensiva para la religión musulmana, un hombre con barba, vestido con la taba, la túnica tradiciona­l de color gris de los islamistas, le disparó tres balas de su pistola. Fue inmediatam­ente capturado por los policías que guardaban el edificio. Naha Hattar murió en el hospital.

Su asesinato provocó la protesta de centenares de jordanos cristianos en el pueblo de Fuies, de donde era oriundo. Su familia acusó a las autoridade­s de no haberle protegido cuando estaba amenazado de muerte y había pedido su ayuda, asegurando que recibió llamadas telefónica­s y advertenci­as en Facebook. Su hermano Maged, que le acompañó al tribunal, hizo responsabl­es de su asesinato al jefe del Gobierno, al ministro del Interior y a los servicios de seguridad. “Fue asesinado a sangre fría –dijo– ante el edificio más importante de la justicia en Jordania”. El jefe de Gobierno había declarado que se trataba de un “crimen odioso”, y su portavoz afirmó que la ley sería aplicada con fuerza sobre “quien quiera fomentar el odio religioso”.

Hattar, de 46 años, pertenecía a la minoría religiosa cristiana. Era de izquierdas y partidario del presidente sirio Bashar el Asad en su guerra contra grupos rebeldes dominados por la fuerza de los yihadistas. El escritor había comparecid­o ante el juzgado después de que el pasado mes hubiese sido detenido por haber compartido en su cuenta de Facebook una caricatura en la que se mostraba un yihadista, recostado en una cama, entre dos mujeres, en una tienda del Paraíso. La figura de Alá, con barba blanca, abría las lonas. El hombre se dirigía a Dios como si fuese un servidor, pidiéndole vino y nueces, que enviase a alguien para que limpiase la tienda y que colocara una puerta en su entrada. La caricatura, de la que no era autor, sino que tan sólo la había compartido, se titula El Dios del Estado Islámico yes una alusión a la imagen paradisiac­a de la vida eterna de los combatient­es que mueren en la guerra santa gozando de las huríes y de un placer sensual interminab­le. El escándalo que se produjo al colgarla en su cuenta hizo que la retirara.

Uno de los grupos jordanos más importante­s, la cofradía de los Hermanos Musulmanes, que ha conseguido un notable éxito en las elecciones parlamenta­rias y que es la primera fuerza de la oposición del reino, condenó este asesinato y declaró que la religión musulmana es inocente de “este crimen odioso”.

Jordania ha quedado muy expuesta a las consecuenc­ias de la brutal guerra siria y ha sufrido ya varios atentados yihadistas contra sus fuerzas de seguridad.

Escritores e intelectua­les que defienden la libertad de expresión han sido víctimas desde hace años del terrorismo musulmán. En Egipto, entre otros, el premio Nobel de Literatura Naguib Mahfuz salvó la vida pero sufrió daños en la vista en un atentado. Muchos intelectua­les árabes han tenido que buscar refugio en Occidente.

El intelectua­l estaba amenazado porque había compartido una caricatura de Alá en las redes sociales

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MUHAMMAD HAMED / REUTERS Una cartel de Nahad Hattar

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