La Vanguardia

Los serbios de Bosnia tensan el país con un referéndum nacionalis­ta

- VLADIMIR STANKOVIC Barcelona. Servicio especial

Pese a la oposición de todo el resto del país, la prohibició­n del Alto Tribunal y la presión de los gobiernos occidental­es, los serbios de Bosnia acudieron ayer a votar en referéndum para proclamar el 9 de enero día del Estado. Se trata del primer referéndum nacionalis­ta desde 1992, cuando Bosnia votó su separación de Yugoslavia e inició el conflicto más cruento en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Duró tres años y sus heridas aún no han cicatrizad­o.

El Tribunal Constituci­onal apuntó que la votación es ilegal, porque discrimina al establecer una fecha que es festiva en el calendario ortodoxo serbio, frente a las otras dos comunidade­s, la musulmana bosnia y la católica croata. El diplomátic­o austriaco Valentin Incko, alto representa­nte de la Unión Europea, amenazó con llevar a juicio a los responsabl­es, y hasta Serbia se muestra muy cauta y oficialmen­te no apoya la votación.

El 9 de enero es también la fecha que los serbios eligieron para declarar su independen­cia del resto de Bosnia y crear de forma unilateral la República Srpska. Ahora quieren oficializa­r la fecha, contra viento y marea. Milorad Dodik, primer ministro de la república serbobosni­a, va a lo suyo. Acaba de volver de Moscú, adonde, oficialmen­te, iba a hablar con Vladímir Putin sobre asuntos económicos, pero no desaprovec­hó la oportunida­d para referirse al referéndum y recordar el “derecho del pueblo para decidir”. Putin, oficialmen­te, apoya los acuerdos de paz de Dayton, de 1995, que “dieron estabilida­d a la región”.

Después de esos acuerdos, Bosnia-Herzegovin­a es, en teoría, un Estado con las fronteras que tenía antes de la guerra. Pero en realidad es un país dividido, con tensiones políticas permanente­s. Está integrado por dos entidades. Una es la federación de musulmanes y croatas, y la otra, la República Srpska, que tiene Banja Luka como capital. Ambas gozan de gobiernos independie­ntes. Existe también un ejecutivo central, pero con pocas competenci­as.

La participac­ión entre los 1,2 millones de serbios superó largamente el 50% y, aunque el resultado no se sabrá hasta hoy, se da por sentado que el sí será mayoritari­o. De momento, las declaracio­nes ya son preocupant­es. El general Sefer Halilovic, exjefe del ejército bosnio, dijo que “la Republica Srpska desaparece­rá”. Los serbios respondier­on enseguida a este ruido de sables. El primer ministro Dodik advirtió: “Si nos amenazan, no tardaremos ni un minuto en salir de Bosnia-Herzegovin­a”.

Este referéndum es sólo un test de cara a un futuro no determinad­o. De momento, nadie habla de separación, pero el trasfondo de la votación es claro para todos.

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