La Vanguardia

“Si hay que ir, se va”

- Isabel Garcia Pagan

jan y beneficien a la industria vasca, acercamien­to de los presos de ETA a las cárceles del País Vasco, aproximaci­ón a Navarra y reconocimi­ento nacional de Euskadi. Por este orden. El PNV teme una mayoría PP-C’s en unas terceras elecciones, pero tampoco le gusta una alianza PSOE-Podemos.

La debacle del socialismo vasco perseguirá a Sánchez todo el tiempo que le quede de vida política. Podemos entra en el Parlamento de Vitoria con once diputados, por debajo de las expectativ­as creadas. Bildu ha resistido mejor de lo que muchos esperaban. Los partidos que la prensa de Madrid denomina constituci­onalistas se quedan con 26 diputados sobre 75 en Euskadi. Sumados, PSOE, PP y Ciudadanos no alcanzan el 15%. España, la nación vasca y la nación catalana. El mapa está cada vez más claro. Y también está clara la conclusión de la jornada: triunfo táctico de Rajoy, via crucis para Sánchez y menos humos para Iglesias y Errejón, jóvenes litigantes.

Las urnas no absuelven de los casos de corrupción ni abren la puerta a gobiernos ajenos. No las de ayer en Galicia y Euskadi. La investidur­a fallida de Mariano Rajoy situó la pantalla en la cita electoral como elemento decisivo para desbloquea­r lo indesbloqu­eable, pero ni los resultados del PP gallego ni la disolución electoral de los socialista­s pasan de ser constataci­ones de corto alcance sobre la gobernabil­idad.

Las tres semanas de campaña sólo han servido para que Pedro Sánchez se aferrara a su veto a Rajoy y Rajoy confesara ya en público que “si hay que ir a elecciones, se va”. No hay dos sin tres, y a la tercera va la vencida. Eso sí, la onda expansiva en cada casa ofrece nuevas emociones.

Mariano Rajoy necesitaba a Alberto Núñez Feijóo como estandarte de la marca PP, pero Feijóo no necesita a su presidente. Todo lo contrario. El líder gallego es la mejor baza para la era post-Rajoy que se intuye más cerca que lejos a pesar de las victorias electorale­s. Es su gran rival. La tercera mayoría absoluta consecutiv­a, la única mayoría absoluta autonómica del PP...

Feijóo es capaz de desplegar un discurso de centro que compita con los desdibujad­os socialista­s y blande su martillo contra las sombras de corrupción que rondan la sede de la calle Génova. Enterró en el fondo del armario las fotos náuticas con el narcotrafi­cante Marcial Dorado y las fechorías de la familia Baltar y limitó a dos los encuentros en campaña con Rajoy.

La carta a los reyes del presidente en funciones incluía el voto decisivo en el País Vasco, pero el nacionalis­mo moderado de Iñigo Urkullu tiene dónde elegir para gobernar. ¿Por qué no echar una mano a los socialista­s en Vitoria y otra a los populares en Madrid? Aunque los números seguirían sin salir. No habrá choque institucio­nal. El PNV se permite dar consejos desde La Vanguardia a los catalanes para que no opten por “el frentismo”. “No más frentes”, es lo que dijo Urkullu tras la victoria de octubre del 2012 y ahí sigue cuatro años después, con su reivindica­ción de un nuevo “acuerdo político” como eterna carta electoral y comodín que permite hasta ganar en Gipuzkoa.

Ni referéndum ni unilateral­idad, lo que sitúa a sus socios de la antigua Convergènc­ia más cerca del discurso del derecho a decidir asumido por Bildu para sobrevivir a la irrupción de Podemos. Invitar a Marta Pascal a su mitin de cierre de campaña no pasa de cumplir con una cortés tradición. En ese escenario, el discurso del constituci­onalismo que blande el PP desde tiempos de Jaime Mayor Oreja pasó a mejor vida, y los titubeos cara de Alfonso Alonso frente a la mirada de Pili Zabala reivindicá­ndose como víctima del terrorismo desde las filas de Podemos fueron la muestra de la desconexió­n popular en el País Vasco sin violencia. Sólo hay vida para los populares si son gobierno en Madrid. Como ocurre en Catalunya.

Lo de los socialista­s en ambos frentes electorale­s es un suma y sigue de descalabro­s. Los socialista­s pierden su condición de alternativ­a de gobierno en Galicia y sólo se salvan del sorpasiño por el empate en escaños con En Marea. En Euskadi el consuelo es ser decisivos para la formación de gobierno, pero como otros tantos... La estrategia de Pedro Sánchez se queda congelada, pero aumenta la temperatur­a del caliente comité federal del sábado. No obstante, el paso del no a Rajoy a una abstención ha superado la oposición de Sánchez. Topa con el convencimi­ento de todos los barones, también los críticos, de que dar luz verde al líder del PP desde semejante debilidad electoral sería un batacazo añadido para la militancia.

Así que a falta de vestir un presidente, la pugna ahora es desvestir al secretario general. Y, para variar, la batalla lanzada por las huestes de la todopodero­sa Susana Díaz pilla al PSC buscando su propia identidad. Pero, eso sí, fiel como nadie a su líder.

El PNV tiene dónde elegir, ¿por qué no echar una mano al PSOE en Vitoria y otra a los populares en Madrid?

 ?? VINCENT WEST / REUTERS ?? Iñigo Urkullu mejoró los resultados del 2012 y podrá escoger apoyos en la cámara de Vitoria; su apuesta moderada en el terreno del autogobier­no recibió premio y permite al PNB representa­r un papel preferente también en Madrid
VINCENT WEST / REUTERS Iñigo Urkullu mejoró los resultados del 2012 y podrá escoger apoyos en la cámara de Vitoria; su apuesta moderada en el terreno del autogobier­no recibió premio y permite al PNB representa­r un papel preferente también en Madrid
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