La Vanguardia

Vendo mi voto con fines serios

- Joaquín Luna

Salvo que sea ilegal –y ya hablaremos–, me gustaría vender mi voto con fines serios en caso de terceras elecciones. Prometo transparen­cia, precios módicos –la venta iría a la oenegé Els Quatre Gats– y una selfie con cara de gilipollas en el momento de depositar el sufragio.

No lo tomen en serio, pero tampoco en broma: si ya he votado dos veces sobre el asunto de forma altruista, ¿acaso es ilícito vender el sufragio al partido que más pasta ofrezca? De esta forma, tendría un estímulo y en lugar de pensar en la Navidad que me dará mi cuñado iría al colegio electoral y saldría en el telediario:

–Dedico este voto a mi abuelo Leoncio, que desconfiab­a de la democracia, del servicio meteorológ­ico y del colegiado Franco Martínez.

Un país sin gobierno es un mal ejemplo para Europa y un drama para los españoles. ¿A quién va echar la culpa mi prima de que no encuentra novio formal? ¿Cómo voy yo a abrir un negocio de gigolós si cuando lo cierre por impagos no tendré a quién cargar la responsabi­lidad moral? ¿Es justo que miles de presidente­s anónimos de

¿Cómo voy a abrir un club de gigolós y crear empleo si cuando lo cierre no tendré presidente a quien culpar?

comunidad de vecinos sufran desvelos por el estado de la fachada, la estabilida­d presupuest­aria y los gemidos de la vecina cachonda mientras en la Moncloa se fuman un puro y en Ferraz montan una velada del Price?

O vendo el voto o me quedo en casa escuchando las mejores versiones de Paquito el Chocolater­o para noches de pasión. Tampoco espero recaudar mucho y ya les adelanto que por 5 euros los partidos constituci­onalistas, 25 los soberanist­as y 50 la CUP me daba por motivado. En el fondo, sabe mal que pongan las urnas –¡qué pesados, señor!– y uno falte a la fiesta de la democracia, aunque más que fiesta esto ya parece un velatorio y sin difunto.

¿Es ilegal vender el voto? Yo de leyes no entiendo y en líos no me meto, pero si un voto es una suerte de contrato y aquí sólo cumple una parte...

¿Me cita la Audiencia Nacional? Pues yo, como un ciudadano cualquiera: allí me tienen y conmigo a la agrupación de exjugadore­s de la UD Burladés, a los colegas de la Peña Los Sobreros y al colectivo de divorciado­s indignados del Guinardó. Venga, a ver si se atreven a citarme en Madrid y pedirme cuentas democrátic­as...

Los vascos y las vascas, los gallegos y las gallegas votaron ayer por encima de las últimas elecciones autonómica­s porque hacía buen tiempo y han escuchado que, de paso, ayudarían a desbloquea­r la gobernabil­idad del país. Ya sé que sólo queremos gobierno para ponerlo a caldo, criticar a los ministros de Agricultur­a, Ganadería y Pesca o quejarnos de la calle Millán Astray, pero eso no quita que sea un tostón seguir así, de elección en elección.

¿Imaginan algo más insufrible que la campaña de unas terceras elecciones generales? ¡Y con el mismo reparto! Vender el voto es feo pero más feo es pedir y pedir el voto y, una vez metido, olvidar lo prometido.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain