En la inmensidad del Polo
Todo ha sido enorme durante estos días hípicos del Polo. Lo ha sido el espectáculo que ofrecieron hasta ayer por la tarde los mejores jinetes del mundo. Lo es la pista que se crece con la excelencia de los saltos y más de noche cuando las cenas de gala iluminan los palcos vip sin que pare la función.
Y también es enorme, inmenso, el village que en estos primeros días de otoño ha transformado el verdor de la cancha de polo en un perfecto festival de verano, con sus food-trucks, conciertos al aire libre, mercadillo y hasta un inmenso córner de Massimo Dutti que recuerda a más de uno que Marta Ortega, la heredera de Inditex, no sólo salta sino que además es empresaria. ¡Es como el White Summer!, resumía ayer un niño rubísimo al encontrarse con este montaje inesperado que sí, en efecto, recuerda al veraniego festival de la Costa Brava.
La enormidad de este concurso hípico y el magnífico montaje que se ha dispuesto para acogerlo ha convertido el Real Club de Polo en el mejor punto de encuentro de la ciudad. De día y de noche (en la del sábado, Luca de Meo reunió en su palco de Seat a Sol Daurella, Carles Vilarrubí y al doctor Bonaventura Clotet, mientras que en el presidencial Curro Espinós recibió al director de La Vanguardia, Màrius Carol), para confirmar que la de Barcelona tiene mucho de la exclusividad de citas únicas como la Ryder Cup. Como pasa en el golf, aquí los deportistas más brillantes, personajes públicos y aficionados pueden llegar a mezclarse sin que nadie, ni los primeros ni los segundos, se sientan perseguidos. Manda el respeto hasta el punto de que el público en bloque es capaz de contener la respiración (y los invitados vip de sostener los cubiertos de la cena en perfecta inmovilidad) cuando jinetes como Marcus Ehning ejecutan sus saltos con una limpieza que parece de otro mundo.
Espectáculo y lujo en perfecta armonía por tanto. Un ambiente que permite que incluso esquivos habituales como Cayetano Martínez de Irujo campen por aquí a sus anchas. De la grada al village y de allí a la carpa de Longines –con su vicepresidente Juan Carlos Capelli a la cabeza– donde el aristócrata siempre es bienvenido puesto que la firma relojera es la de mayor vinculación con la hípica con presencia en otras citas igualmente grandes como Ascot o la más principesca Chantilly. Y Cayetano será famoso (duque de Arjona, conde de Salvatierra y grande de España y uno de los objetivos más recurrentes de la prensa rosa...) pero además es un buen jinete. En su ambiente, un deportista respetado.
Luca de Meo, presidente de Seat, ha liderado los encuentros más animados en el palco vip de la firma