El presidente del TC aboga por una reforma de la Constitución
De los Cobos admite la defensa del derecho a decidir como reivindicación política
El presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, defendió ayer la reforma de la Constitución para resolver los conflictos territoriales en España y la legitimidad del derecho a decidir como reivindicación.
El presidente del Tribunal Constitucional (TC), Francisco Pérez de los Cobos, abogó ayer por la reforma de la Constitución como vía de superación de una etapa de conflictos territoriales demasiado prolongada y áspera. De los Cobos pronunció en Murcia, su tierra, una conferencia titulada “El papel del Tribunal Constitucional en el Estado autonómico”, una intervención en la que defendió la legitimidad del derecho a decidir como reivindicación política, siempre que se plantee por cauces constitucionales, sin romper las costuras del sistema.
Para el presidente del TC, la reforma de la Constitución “es la mejor forma de garantizar su perdurabilidad y eficacia, y de renovar el consenso social que la legitima”. A su juicio, el texto mantiene muchos aspectos válidos, pero hoy presenta rotos y descosidos, que en parte son consecuencia de los límites propios de los tiempos en que fue redactada. En materia territorial no se pudo llevar más lejos el consenso, y quedaron demasiadas zonas de sombra. Lo que ahora plantea De los Cobos es que hay que superar los errores cometidos entonces, como el de “dejar el modelo territorial permanentemente abierto e inacabado en la definición de sus elementos estructurales y, lo que es peor, al albur del juego partidario”.
En su conferencia –pronunciada en la Fundación Mariano Ruiz Funes–, el presidente del TC propuso “clarificar en el propio texto de la Constitución la distribución de competencias entre el Estado y las comunidades autónomas, de manera que se mejore la eficiencia en el ejercicio de la actividad de los poderes públicos y se reduzca la excesiva conflictividad institucional”. La reforma –añadió– debería “ofrecer al titular de la competencia la seguridad jurídica que necesita”.
Con todo ello, De los Cobos incidía en una preocupación histórica del TC, su papel sustitutivo, como órgano que ha tenido que participar en el diseño del reparto de poder en el Estado, supliendo las deficiencias del diálogo entre las fuerzas políticas en cada etapa determinada. Esta inquietud se ha visto muy incrementada en fechas recientes, en particular por la evolución del proceso soberanista en Catalunya y la falta de respuesta política desde las instituciones del Estado, singularmente el poder ejecutivo.
En este sentido, hubo fragmentos de la conferencia de De los Cobos que son reproducción casi literal de los llamamientos que el Constitucional ha hecho en sus sentencias a los partidos y al Gobierno para que dialoguen. El presidente del TC advirtió que, de otro modo, se corre el riesgo de construir un “Estado jurisdiccional de las autonomías”. Su tesis es,
El magistrado pide que el modelo territorial no se deje en manos del juego entre partidos
en definitiva, que la evolución del Estado de las autonomías y de la distribución territorial del poder no puede depender de las sentencias del Constitucional. Y en este orden de ideas, subrayó que el TC “ha visto en el derecho a decidir una aspiración defendible”, porque la primacía de la Constitución “no puede confundirse con la exigencia de adhesión positiva a la norma fundamental”. Esto ya lo ha dicho claramente el TC en alguna de sus sentencias. Ya no son tiempos de adhesiones incondicionales. Se puede cuestionar todo, incluida la Constitución. Pero para intentar cambiarla hay unos cauces y procedimientos, y esos sí hay que respetarlos y cumplirlos.
De los Cobos sostuvo que cuando el TC ha dictado resoluciones contrarias a las propuestas nacidas del proceso soberanista no lo ha hecho para negar la legitimidad de la reivindicación. Su convicción es que dicha defensa “tiene cabida en el ordenamiento, pero siempre y cuando se haga respetando los principios y reglas de la Constitución”. El Constitucional, en suma, “exige que se haga desde el respeto a la Constitución y a la ley, y no ignorando una y otra”. El TC no quiere actuar como muro de contención del debate político, y sus pronunciamientos “han sido los que cabría esperar de un órgano que tiene encomendada como principal función la defensa de la Constitución”, en la que se establece que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.
Ese concepto de soberanía única y no fragmentable es el que ha subrayado el TC en sus sentencias, entre ellas las relativas a la inconstitucionalidad de la convocatoria y realización de la consulta del 9-N. Pero tanto en esas resoluciones como en la conferencia del presidente del TC se percibe la incomodidad de esta institución con el papel protagonista que se le ha dado en el debate territorial.
A juicio de De los Cobos, el actual modelo de distribución del poder ha supuesto un conflicto constante, porque “se está haciendo permanentemente” ante la falta de una determinación política clara, y la consecuencia es que se ha ido fraguando “a golpe de sentencias”. Frente a ello, De los Cobos abogó por una reforma de la Constitución “tras un debate y reflexión sosegado” y resultado de una “amplia negociación política que intente repetir los consensos alcanzados en 1978”. Todo ello sin la urgencia que algunos reclaman porque esa premura “quizá no sea para tanto”.
La conferencia refleja la incomodidad del TC como árbitro constante de la tensión territorial