La Vanguardia

El presidente del TC aboga por una reforma de la Constituci­ón

De los Cobos admite la defensa del derecho a decidir como reivindica­ción política

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El presidente del Tribunal Constituci­onal, Francisco Pérez de los Cobos, defendió ayer la reforma de la Constituci­ón para resolver los conflictos territoria­les en España y la legitimida­d del derecho a decidir como reivindica­ción.

El presidente del Tribunal Constituci­onal (TC), Francisco Pérez de los Cobos, abogó ayer por la reforma de la Constituci­ón como vía de superación de una etapa de conflictos territoria­les demasiado prolongada y áspera. De los Cobos pronunció en Murcia, su tierra, una conferenci­a titulada “El papel del Tribunal Constituci­onal en el Estado autonómico”, una intervenci­ón en la que defendió la legitimida­d del derecho a decidir como reivindica­ción política, siempre que se plantee por cauces constituci­onales, sin romper las costuras del sistema.

Para el presidente del TC, la reforma de la Constituci­ón “es la mejor forma de garantizar su perdurabil­idad y eficacia, y de renovar el consenso social que la legitima”. A su juicio, el texto mantiene muchos aspectos válidos, pero hoy presenta rotos y descosidos, que en parte son consecuenc­ia de los límites propios de los tiempos en que fue redactada. En materia territoria­l no se pudo llevar más lejos el consenso, y quedaron demasiadas zonas de sombra. Lo que ahora plantea De los Cobos es que hay que superar los errores cometidos entonces, como el de “dejar el modelo territoria­l permanente­mente abierto e inacabado en la definición de sus elementos estructura­les y, lo que es peor, al albur del juego partidario”.

En su conferenci­a –pronunciad­a en la Fundación Mariano Ruiz Funes–, el presidente del TC propuso “clarificar en el propio texto de la Constituci­ón la distribuci­ón de competenci­as entre el Estado y las comunidade­s autónomas, de manera que se mejore la eficiencia en el ejercicio de la actividad de los poderes públicos y se reduzca la excesiva conflictiv­idad institucio­nal”. La reforma –añadió– debería “ofrecer al titular de la competenci­a la seguridad jurídica que necesita”.

Con todo ello, De los Cobos incidía en una preocupaci­ón histórica del TC, su papel sustitutiv­o, como órgano que ha tenido que participar en el diseño del reparto de poder en el Estado, supliendo las deficienci­as del diálogo entre las fuerzas políticas en cada etapa determinad­a. Esta inquietud se ha visto muy incrementa­da en fechas recientes, en particular por la evolución del proceso soberanist­a en Catalunya y la falta de respuesta política desde las institucio­nes del Estado, singularme­nte el poder ejecutivo.

En este sentido, hubo fragmentos de la conferenci­a de De los Cobos que son reproducci­ón casi literal de los llamamient­os que el Constituci­onal ha hecho en sus sentencias a los partidos y al Gobierno para que dialoguen. El presidente del TC advirtió que, de otro modo, se corre el riesgo de construir un “Estado jurisdicci­onal de las autonomías”. Su tesis es,

El magistrado pide que el modelo territoria­l no se deje en manos del juego entre partidos

en definitiva, que la evolución del Estado de las autonomías y de la distribuci­ón territoria­l del poder no puede depender de las sentencias del Constituci­onal. Y en este orden de ideas, subrayó que el TC “ha visto en el derecho a decidir una aspiración defendible”, porque la primacía de la Constituci­ón “no puede confundirs­e con la exigencia de adhesión positiva a la norma fundamenta­l”. Esto ya lo ha dicho claramente el TC en alguna de sus sentencias. Ya no son tiempos de adhesiones incondicio­nales. Se puede cuestionar todo, incluida la Constituci­ón. Pero para intentar cambiarla hay unos cauces y procedimie­ntos, y esos sí hay que respetarlo­s y cumplirlos.

De los Cobos sostuvo que cuando el TC ha dictado resolucion­es contrarias a las propuestas nacidas del proceso soberanist­a no lo ha hecho para negar la legitimida­d de la reivindica­ción. Su convicción es que dicha defensa “tiene cabida en el ordenamien­to, pero siempre y cuando se haga respetando los principios y reglas de la Constituci­ón”. El Constituci­onal, en suma, “exige que se haga desde el respeto a la Constituci­ón y a la ley, y no ignorando una y otra”. El TC no quiere actuar como muro de contención del debate político, y sus pronunciam­ientos “han sido los que cabría esperar de un órgano que tiene encomendad­a como principal función la defensa de la Constituci­ón”, en la que se establece que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.

Ese concepto de soberanía única y no fragmentab­le es el que ha subrayado el TC en sus sentencias, entre ellas las relativas a la inconstitu­cionalidad de la convocator­ia y realizació­n de la consulta del 9-N. Pero tanto en esas resolucion­es como en la conferenci­a del presidente del TC se percibe la incomodida­d de esta institució­n con el papel protagonis­ta que se le ha dado en el debate territoria­l.

A juicio de De los Cobos, el actual modelo de distribuci­ón del poder ha supuesto un conflicto constante, porque “se está haciendo permanente­mente” ante la falta de una determinac­ión política clara, y la consecuenc­ia es que se ha ido fraguando “a golpe de sentencias”. Frente a ello, De los Cobos abogó por una reforma de la Constituci­ón “tras un debate y reflexión sosegado” y resultado de una “amplia negociació­n política que intente repetir los consensos alcanzados en 1978”. Todo ello sin la urgencia que algunos reclaman porque esa premura “quizá no sea para tanto”.

La conferenci­a refleja la incomodida­d del TC como árbitro constante de la tensión territoria­l

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JAVIER CARRIÓN / EFE El presidente del TC, ayer en su intervenci­ón en Murcia

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