La Vanguardia

El PNV busca un gobierno estable, que esté listo para noviembre

Los nacionalis­tas interpreta­n el resultado como un premio al posibilism­o

- JOAN RUSIÑOL

El control de los tiempos es una parte fundamenta­l de la política y el Partido Nacionalis­ta Vasco intenta ahora manejarlos con precisión. Sin prisas pero –sobre todo– sin pausas. Dejando que las distintas formacione­s vascas digieran los resultados del domingo pero con ganas de que la nueva legislatur­a eche a andar cuanto antes. El pleno de investidur­a será en noviembre, antes de unas hipotética­s terceras elecciones generales. El lehendakar­i Iñigo Urkullu –reforzado con 13.000 votos más que en el 2012– empezará hoy a explorar el terreno llamando al resto de líderes, de mayor a menor representa­ción.

El plan de los nacionalis­tas pasa por conseguir un acuerdo de legislatur­a que garantice un ejecutivo “estable” –todo el mundo mira ya a los socialista­s– y al mismo tiempo por buscar consensos amplios en los grandes retos de Euskadi, “sin vetos ni exclusione­s”. Consciente de la dificultad, el presidente del partido, Andoni Ortuzar, negó ayer que estuvieran planteando un modelo de geometría variable porque habría un socio claro en las cuestiones del día a día. Ahora es el turno para que él y el candidato a la reelección se sienten a dialogar con el resto de políticos vascos con “un folio en blanco” encima de la mesa para explorar las opciones de entendimie­nto. Horas antes de que la dirección analizara los resultados, el dirigente guipuzcoan­o Joseba Egibar echó agua al vino a la posibilida­d de un gobierno de coalición y no descartó de nuevo un ejecutivo monocolor porque los números lo permiten: la improbable suma de los tres grupos de izquierdas –Bildu, Podemos y el Partido Socialista– se quedaría a un escaño de la mayoría, sin capacidad real de bloqueo. Además, nadie cuestiona que el candidato del PNV tiene toda la legitimida­d para repetir en el cargo.

Aunque los ganadores de la noche electoral evitan de momento mojarse sobre sus preferenci­as, es obvio que las salidas son limitadas. EH Bildu, la segunda fuerza, parece dispuesta a liderar la oposición: su candidata por Álava, Miren Larrion, no descartó ayer, en una entrevista en Radio Euskadi, presentar una aspirante a lehendakar­i alternativ­a para “escenifica­r” su propuesta política en el pleno de investidur­a. Poco después, Arnaldo Otegi matizó que este escenario sería una “mala noticia” porque significar­ía que no se ha formado un tripartito favorable al derecho a decidir, que incluya Podemos. La nueva izquierda, debilitada por unos resultados electorale­s muy alejados de las expectativ­as, ya dejó claro ayer que ellos se situarán claramente en la oposición y descartan la propuesta de los independen­tistas. Ni los de Pablo Iglesias ni el PNV tienen ningún interés en copiar la hoja de ruta soberanist­a de Catalunya.

Descartado el PP, con quien los nacionalis­tas mantienen una gélida relación, los focos se sitúan sobre los socialista­s, que hoy estudiarán a fondo los datos del 25-S. La formación de Pedro Sánchez no esconde que fueron malos, retrocedie­ndo al mínimo histórico de 1980. Ortuzar espera que las batallas internas en el PSOE no afecten a los pasos que puedan dar los dirigentes vascos, del mismo modo que la correlació­n de fuerzas de los comicios autonómico­s, asegura, no cambiará la posición del PNV en Madrid. Eso sí, exigió al secretario general de los socialista­s que deje de “jugar al escondite” y aclare qué planes tiene para España.

A pesar de que la campaña electoral ha evidenciad­o las diferencia­s profundas de las dos formacione­s en el debate territoria­l, Ortuzar intentó allanar el terreno recordando que el derecho a decidir es “un instrument­o más que un fin en si mismo del nuevo estatus de autogobier­no”. Subrayó que en este “gran acuerdo”, que posteriorm­ente tiene que ser negociado en el Congreso, deben estar todas las sensibilid­ades y que sería “lógico y deseable” que el PSE estuviera, pero sin darle “capacidad de veto”. El dirigente nacionalis­ta ve más difícil incorporar a los populares en el consenso. Pase lo que pase, fuentes del PNV explican que el triunfo del domingo es un premio a una estrategia posibilist­a para cuatro años, a una “utopía razonable” gradual y por lo tanto no piensan desviarse de este sendero.

Los socialista­s aparecen como los aliados más probables aunque sin capacidad de veto Podemos descarta un tripartito con Bildu, tras el mal resultado del domingo

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ANDER GILLENEA / AFP El presidente del PNV, Andoni Ortuzar

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