La Vanguardia

París gana nuevos espacios al coche en la orilla del Sena

Un nuevo hito en la reconquist­a peatonal de la ciudad: 3,3 kilómetros de la ‘Rive droite’ definitiva­mente recuperado­s

- RAFAEL POCH

Hace justo tres años y medio que París cerró al coche un buen tramo de la Rive gauche (margen izquierda del Sena): los 2,3 kilómetros entre el Musée d´Orsay y el Pont de l’Alma. Fue con el anterior alcalde, Bertrand Delanoë. La autopista fue remplazada por un área ajardinada y de paseo que hoy parece que haya estado siempre allí. Ahora le toca a la orilla de enfrente: la Rive droite.

Un voto en el Consejo de París decidió ayer la definitiva peatonaliz­ación de los tres kilómetros de la orilla del Sena entre la entrada del túnel de las Tullerias, junto al Museo del Louvre, y el túnel de Henri IV, cerca de la plaza de la Bastilla. Se trata del área más emblemátic­a del Sena: 3,3 kilómetros de oro que asisten al paso del río por la Isla de la Cité y la isla de San Luis.

Más de 40.000 coches circulafor­mas, ban diariament­e por esa autopista, así que la medida es un incentivo directo al cambio de hábitos; menos coche y más transporte público, más bici y demás. Sin ese cambio, si los mismos coches deben compartir menos espacio, el resultado sería más embotellam­iento, pero la experienci­a internacio­nal sugiere que disminuye el tráfico.

La acción pública y municipal puede contribuir a ese cambio. En París, a base de restriccio­nes de aparcamien­to, carriles exclusivos para autobuses y taxis, tranvía, carriles bici y calles de un solo sentido, el tráfico de coches ha disminuido un 28% desde 2001, aunque continua siendo infernal.

El parque automovilí­stico francés es el que más presencia de motores diesel tiene en Europa, 5,5 millones de unidades, ligerament­e por delante de Alemania. En París, el tráfico rodado genera dos tercios de las emisiones de dióxido de nitrógeno y el 56% de las partículas finas. El resultado es que los estudios médicos responsabi­lizan a esa contaminac­ión de 2.500 muertes anuales en la ciudad, que pasan a ser 6.600 si se toma en cuenta el gran París.

Más de la mitad de los parisinos, un 55%, aprueba la medida decidida ayer, pero los adversario­s argumentan que, de todas la esperanza media de vida del parisino sigue por encima de la media nacional y que los trastornos los van a sufrir no tanto los residentes en París, sino los vecinos de su cinturón que acuden cada día a trabajar al centro de la capital.

La discusión de ayer en el Consejo de París, donde la izquierda (socialista­s, comunistas y ecologista­s) tiene mayoría, fue animada. La alcaldesa, Anne Hidalgo, hija de emigrantes españoles, nacida en Cádiz, es una de las pocas figuras de prestigio que le quedan al maltrecho Partido Socialista, pero en los medios conservado­res se le tiene una marcada ojeriza. Un concejal la acusó incluso de practicar un “estilo Ceaucescu” al imponer sus medidas de peatonaliz­ación de forma brusca y sin un mayor consenso.

Anne Hidalgo resumió la jornada calificánd­ola de “histórica” y

Fuerte contestaci­ón conservado­ra a la medida de peatonaliz­ación de la alcaldesa Hidalgo

saludando el “fin de una autopista urbana” y un nuevo hito en “la reconquist­a del Sena”, que corrige la mentalidad “todo para el coche” de los años sesenta y setenta.

En realidad las presiones contra el coche han sido paulatinas. Desde julio del año pasado está prohibida en París la circulació­n a los vehículos más contaminan­tes. Cada primer domingo de mes, la avenida de los Campos Elíseos se cierra al tráfico. Desde 2002, la orilla del Sena ahora peatonaliz­ada se cerraba cada verano a la circulació­n para acoger la “playa de París”, un espacio con arena, tumbonas y duchas, que prefigura el proyecto de Hidalgo de lograr zonas de baño reales junto al Sena. Hay una verdadera demanda de ello ,como se demostró a finales de agosto en el estanque de La Villette del Distrito XIX. El Ayuntamien­to organizó una competició­n de natación, pero al día siguiente se encontró con que la ciudadanía se apropió del espacio para bañarse. Pese a la prohibició­n de baño, miles de parisinos se convocaron para bañarse a la brava. Y ganaron.

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CHARLES PLATIAU / REUTERS Una de las zonas de la margen derecha del Sena en la ciudad de París que el Ayuntamien­to quiere cerrar al tráfico

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