Una muestra esperada
Barcelona debía una exposición así a Jorge Oteiza, una gran muestra de esculturas representativa de toda su trayectoria, como la que se presenta ahora en La Pedrera. Queda ya a más de 28 años de distancia la memorable retrospectiva Propósito experimental que tuvo lugar en la antigua sede barcelonesa de la Fundació Caixa de Pensions, en el paseo de Sant Joan, de modo que la actual exposición ofrece una ocasión extraordinaria para descubrir o redescubrir la contribución de Oteiza a la escultura. En el Centre Cultural de Caixa de Girona sí pudo verse la primera retrospectiva póstuma de Oteiza, en verano de 2003, a cargo de Antonio Niebla, y también es destacable la exposición que le dedicó el Guggenheim Bilbao.
Considero que Jorge Oteiza y Eduardo Chillida son los dos escultores más importantes de la segunda mitad del siglo XX, junto con los estadounidenses James Turrell y Walter de Maria y el indobritánico Anish Kapoor, que realizaron sus mejores obras unos años más tarde. Y puede parecer extraño que un país relativamente pequeño como es Euskadi tenga ese privilegio, pero fenómenos así se han dado en distintos momentos de la historia del arte: en pintura la Holanda de Bosch, Vermeer y Rembrandt, o más tarde la Catalunya surrealista de Miró y Dalí.
A quien quiera conocer en profundidad el sentido y los procesos de realización de la obra escultórica de Oteiza le puede ayudar leer ciertos escritos del escultor y poeta vasco, y también visitar el Museo Oteiza, en Alzuza, cerca de Pamplona, donde se muestra su Laboratorio de tizas ,un conjunto de pequeños ensamblajes que es origen y matriz de su obra escultórica. Sin embargo, la selección que se presenta en La Pedrera, acompañada de un vídeo en que el escultor reflexiona sobre su obra, permite también comprenderla. En este caso, además, la poética del espacio de Oteiza dialoga con la previamente construida por Gaudí.